Jane Doe (Parte 1)

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Robar un carrito de supermercado definitivamente no había sido parte del plan, pero Melody tenía cierta tendencia a improvisar en las peores situaciones. Estaba bastante segura que eso terminaría en un desastre mientras intentaba ganar más velocidad al impulsarse con sus pies. El skateboarding nunca había sido lo suyo, al haber crecido sin preocuparse por riesgos carecía de cualquier sentido de equilibrio en ese campo. Montar un carrito de supermercado en una calle empinada cuesta abajo tampoco ayudaba. Ella soltó un grito eufórico, el peligro siempre la emocionaba hasta el punto que otros cuestionaban su cordura. Solo era una chica sin consciencia de tal cosa como el riesgo.

Luego de lo que habían sido las últimas semanas, un poco de emoción era más que bienvenida, aunque ella podía escuchar en el silencio de la noche los fuertes pasos de los agentes persiguiéndola y sabía que estaban armados. No dispararían. A esas alturas ya sabían que era un error dispararle a la chica rubia y con estilo rebelde, ponerla en peligro equivalía a activar su poder y la teletransportación la hacía imposible de atrapar. Ellos no querían perderla, tampoco podían eliminarla, y su frustración no hacía nada más que provocar la risa de la joven.

Miró a la chica inconsciente en el carrito, nada más que otra víctima en ese cruel y crudo mundo. Era más alta y desgarbada, con un cuerpo que lucía tan frágil como el de una avecilla. O tal vez Melody estaba demasiado acostumbrada a su propio cuerpo que cargaba años de jiu-jitsu encima. Los agentes también podrían haber tenido a esa chica muriendo de hambre, quién sabía cuánto tiempo había estado en su disposición. Sonaba a algo que ellos harían. Apenas la había visto, Melody no había pensado al momento de cogerla y huir del recinto con ella. El transporte era un plus, la joven era demasiado grande para poder cargarla sin dificultad en medio de una persecución y había preferido ahorrar energías para más tarde si un viaje más distante era necesario.

Ahora mismo, la exaltación de la persecución era mucho mejor que haber huido en un parpadeo a un lugar seguro. Eso y que le encantaba reírse de ellos. Se lo merecían por lo que hacían, por robar personas y arruinar familias, por considerarlos objetos y experimentar con ellos. Sin contar que Melody tenía demasiada frustración acumulada de días pasados como para no desquitarse con algo. Se burlaba sin piedad de los agentes. ¡Que se atrevieran a dispararle para ver qué sucedería! Debía ser más frustrante para ellos, un blanco fácil y visible en una calle vacía a las tres de la mañana. Y no podían hacer nada.

Melody dejó que la inclinación de la calle hiciera lo suyo con el movimiento mientras mantenía la cabeza en alto y aullaba al sentir el viento en su cabello. Se había desviado tanto del plan, Nate estaría tan furioso, lo cual solo la alegraba más ya que él se lo tenía merecido después de lo que habían sido los últimos días. La había irritado tanto en una ocasión, que ella lo había dejado en medio del desierto de Nevada y se había molestado en ir a buscarlo dos horas después. Debería haberse quedado en el motel, a él solo le hubiera tomado ocho horas a pie regresar. Pero la lástima le había ganado, así que en vez de dejarlo a su suerte Melody había ido a buscarlo para traerlo de regreso. Nate no había hecho más que encerrarse en el baño para poder quitarse toda al tierra de encima, y ambos se habían ignorado por lo que había durado esa estadía.

En todos los meses que llevaban viajando juntos, posiblemente estaban pasando su peor momento. Casi parecían estúpidos al seguir juntos a pesar de la mala relación que estaban teniendo, la vida se resumía a ignorarse mutuamente o discutir. Pero ella no daría el brazo a torcer, no había modo alguno en el mundo en que Melody Hart sería vencida por el mal carácter de Nathaniel Devang y siquiera considerara el regresar a New York a la casa de su padre. Y no había modo alguno en que Nathaniel Devang se dejara sobrepasar por Melody Hart al punto de considerar el aprovecharse de su poder para deshacerse de ella.

El carrito tembló al pasar sobre una piedra y ella logró estabilizarlo a duras penas. Su corazón latía demasiado fuerte, su sangre corría cada vez con más energía. Los agentes no podrían alcanzarla a tal velocidad, aun cuando la calle volvió a terreno plano. Ella divisó la figura de Nate en el cruce acordado incluso antes de poder estar lo suficientemente cerca para reconocerlo. Sabía que era él, su parte nunca se desviaba del plan y Melody había tardado lo suficiente para que saliera a esperarla bajo la noche en vez de en algún sitio seguro.

Reyes y Reinas del bajo mundo (Elysium #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora