Jane Doe (Parte 2)

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Y, a pesar de todo, Melody quiso que Nate hiciera algo. Que la delatara o lo negara, porque entonces ella no tendría que tomar la decisión. Salvo que Nate era todo, menos alguien capaz de forzarla a algo que ella no deseara. ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué no respondía como siempre? Estaba esperando que lo hiciera, que le confirmara a Rocket lo que creía, pero él bien podría no haber escuchado nada por como no se inmutó mientras Melody se encontraba al borde de un ataque de pánico. ¿Y cómo negarse cuando una vida dependía de ella?

—¿No hay otra opción? —preguntó ella.

—No si quieres que sobreviva —respondió Rocket—. Y tiene que ser cuanto antes.

—Acaba de hacer un viaje muy largo, quitarle sangre podría ponerla en un estado igual de peligroso que esta chica —comentó Nate sin mirarlas.

Rocket sonrió con diversión ante el desafío antes de acercarse a Melody y poner sus manos en su cabeza. Ella se quedó quieta mientras veía a la chica pelirroja cerrar los ojos y concentrarse. Le había tomado varios intentos llegar a comprender del todo su poder, teniendo una inteligencia superior al promedio como un mentalista pero siendo capaz de tantear un poco del futuro como un vidente. Rocket estaba a medio camino de ambos, sintiendo probabilidades en futuros que de algún modo deducía posibles.

—Eres donante universal, pequeña cobarde —dijo ella sonriendo al soltarla—. Y puedes estarte tranquilo Devang, no hay riesgo grave para su salud. Pero de nuevo, ustedes trajeron a esta chica aquí así que es su asunto qué hacer.

—Quiero salvarla —susurró Melody intentando controlar su miedo.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Nate y ella sacudió su cabeza.

—¿Dolerá?

Lo haría, aun cuando el pánico la tuviera al borde de un ataque, y él lo sabía. Se aferró con fuerza al borde de la mesada cuando Nate se acercó y cerró fuertemente los ojos a causa del miedo. Realmente quería hacer algo, era en parte responsable de la situación por haber actuado sin pensar al coger a esa chica. ¿Y si moverla tan solo había empeorado su ya delicado estado? Jamás había sido su intención matarla, pero casi gritó al escuchar el ruido del plástico cuando Nate abrió una aguja nueva. Odiaba los hospitales, odiaba tener que someterse a cosas así y odiaba las agujas.

No pudo evitarlo. En cuanto Nate tocó su brazo, soltó un grito y sintió el suave golpe en su espalda al aparecer al otro lado de la cocina. Su cuerpo temblaba involuntariamente y las lágrimas quemaban en sus ojos. No podía. No podía y una persona moriría por su cobardía. ¿Qué clase de cruel burla era ser una donante universal con fobia a las agujas? Sintió las náuseas por haber usado su poder con tan poca energía, pero no podía controlarlo y nunca lo haría mientras tuviera miedo. ¿Qué estaba mal en ella? No debería temerle a algo tan tonto. Sus amigos habían tenido vidas más duras, y no lloraban por una aguja.

Apenas se atrevió a mirar a Nate cuando él se acercó y se acuclilló frente a ella. Rocket y Alex tuvieron el cuidado de fingir ignorarlos mientras Melody se sentía diminuta y patética. Deseó tener la serenidad de Nate, en todo ese tiempo nunca lo había visto mostrar miedo alguno sin importar cuál fuera la situación. Él siempre lucía tan calmado y seguro de sí mismo, que ella a veces no podía evitar admirarlo en ese sentido. Era tranquilizador entonces verlo así. Ansiaba deslizar las manos por su piel para tocar sus tatuajes sin estar segura de cuándo eso había comenzado a ser relajante para ella o cómo. Deseaba su cercanía, porque si él estaba presente entonces las cosas estaban bien.

—No tienes que hacer nada —dijo Nate.

—Ella morirá de otro modo.

—Sí —admitió él—. Pero no es tu responsabilidad.

Reyes y Reinas del bajo mundo (Elysium #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora