Capítulo 3

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Devon miró a todos lados, buscando a la chica que había traído consigo. No la encontraba.

No era la primera vez que Ryan hacía un viaje erróneo, y lo sabía. Bien se podía haber quedado en la Tierra o encerrada en un basurero cósmico entre el espacio y el tiempo. Esperó que ninguna hubiese pasado, pero...

Pum.

Algo calló de un árbol, a su derecha.

Era la chica.

-Ay -se quejó Freya, incorporándose. De pronto se dio cuenta de que no estaban delante del instituto, si no en un gran prado lleno de árboles y pequeños embalses de agua-. ¿A dónde nos has traído?

-A La Frontera -respondió simplemente el chico-. Y por si te lo preguntas, no estamos exactamente en la Tierra.

-¿Y exactamente dónde estamos? -hizo una clara entonación de la palabra.

-En una realidad paralela a la tuya. Estamos en La Frontera, ya te lo he dicho. Aquí se unen la dos realidades alternativas. Este es el punto medio. El grado cero. El lugar de descanso antes del viaje. Como quieras llamarle.

-¿Una realidad paralela? -ella sintió que se mareaba- No te ofendas, pero estás yendo muy rápido. Primero, me mandas una nota diciendo que después de las clases esperes fuera. Llegas dos horas tarde -Devon hizo una mueca al y recordar su tardanza-, y luego, me das la mano y me llevas a una especie de Star Wars. Vamos, como tú lo llamas, La Frontera.

>>Pero luego está el tema de las presentaciones. Yo sé tu nombre, pero estoy segura de que antes de que yo lo supiera, ya te habías aprendido el mío. Hace cinco minutos que nos conocemos. Me has dado la mano y, de repente, aparecemos aquí, en medio de la nada, en el lugar de descanso, como tú lo llamas. Y yo, de tonta, he ido contigo. Aunque no puedo evitar pensar que no sabía lo que hacía, tampoco me daba cuenta de qué narices pretendías hacer con mi mano. Y eso, me pasa por no estar atenta.

Cuando terminó de hablar, a Devon le pareció que más se echaba la bronca a sí misma que a él.

Hubo unos instantes de silencio, pero el chico retomó la conversación.

-Bueno, nos movemos ya -se detuvo un momento, y se giró para quedar cara a cara con la mirada gélida y azulada de Freya-. A no ser, claro... que quieras volver atrás -la chica le miró ahora con curiosidad-. Pero nunca le hablarías a nadie de esto. Bueno, tampoco te iban a creer.

-¡Ahora lo entiendo! -se dio un golpe en la frente- ¡Esto es un sueño! El más raro que he tenido hasta ahora pero... -él le pellizcó el brazo- ¡Ey! ¿A qué ha venido...? Ah -se dio cuenta, decaída, de que no era un sueño-, vale.

-Ahora, ¿sigues o retrocedes? -le preguntó Devon a Freya.

-Bueno -chasqueó la lengua-. De todos modos, ya estoy aquí, ¿no?

Devon sonrió.

***

A Freya no le gustaba el medio de transporte de su acompañante. Ni era seguro, ni era agradable. Bueno, salvo el olor a fresas.

De nuevo, se materializaron en un lugar, en la completa penumbra, que Freya desconocía.

-Devon... -lo llamó.

Nadie contestaba.

-¡Devon!

-Aquí, mujer -suspiró de pura frustración-. No me he ido de tu lado aún. Espera dos minutos.

-Date prisa con lo que sea que estés haciendo -le apremió la joven.

-Secuencia de mando activada -un láser iluminó la habitación, y pasó por encima de los dos-. Bienvenido, protector Devon. Bienvenida, acompañante del protector Devon -la voz metálica le puso los pelos de punta a Freya-. El general los espera en la zona 1, sala 74. Que tengan una buena estancia.

-Vale, ya está -dijo el chico-. ¿Me sigues?

Ella suspiró.

-Te sigo.

Quimera©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora