De un golpe abrí mis ojos sintiendo un dolor muy fuerte en mi abdomen, me incorporé en la cama; mi mano derecha estaba en mi abdomen presionándolo, como si eso ayudara a mi dolor, y mi mano izquierda me ayudaba sostenerme. Estaba más que seguro que mi rostro expresaba un gesto de dolor.
Traté de no hacer ruido para no despertar a Rafa, quien dormía a mi lado junto a la pared, tan solo junté mis dientes y hacía respiraciones muy profundas. Era un dolor persistente y agudo, e iba y venía, era desesperante. El dolor está empeorando cada vez más y llega en diferentes tiempos del día. Trato de no darle mucha importancia pero es muy difícil.
Cuando el dolor comenzó a desaparecer, mi cuerpo se relajó y tuve la oportunidad de abrir mis ojos, cuando lo hice no ví nada más que oscuridad. Solo veía la luz que provenía del reloj de la mesa de noche y lo miré.
3:26 a.m
Es muy temprano todavía. No quiero despertar a Rafa, ha estado entrenando de más las últimas semanas y queda muy cansado en las noches. También es muy temprano para tomar un baño o comer algo pero...tengo hambre.
Decidí volver a acostarme y tratar de dormir, me acomodé debajo de las sabanas y miré al techo, no había ningún tipo de ruido, todos ya han de estar dormidos y tranquilos.
Trato de dormir con todas mis fuerzas pero no puedo. Es como si el dolor me hubiera quitado el sueño y no me dejara dormir. Giré mi cuerpo hacia Rafa, quien seguía durmiendo plácidamente, y sonreí con ternura.
Al no poder dormir se me ocurrió una idea; con la ayuda de mi antebrazo izquierdo, me recargué y lo miré detenidamente, poco a poco me acerqué, y preparé mis labios...lo besé...
Pareció que correspondió el beso aunque estuviera dormido. No duró mucho así que tuve que separarme, aún con mis ojos cerrados. Para mi sorpresa, al instante, sentí otra vez aquellos labios suaves que tanto amo.
Cerré mis ojos y dejé llevarme. Su lengua se movía placenteramente alrededor de mi boca y yo no se lo negué. Pasamos así unos minutos hasta que tuvimos que separarnos por aire.
Cuando lo hicimos, noté que ya estábamos incorporados en la cama y una de sus manos estaba detrás de mi cabeza, sosteniéndome.-Pensé que estabas dormido-dije viéndolo a los ojos.
-Lo estaba, pero me gusta más realidad que mi sueño-ví esos ojos color esmeralda y esa sonrisa que casi nadie tiene la oportunidad de ver.
Ese momento fue arruinado por el dolor que había regresado a mi abdomen. No era tan fuerte como el primero pero era persistente.
-¿Qué sucede?-al instante Rafa preguntó con voz angustiada.
Volví a juntar mis dientes del dolor y cerré mis ojos con fuerza.
-No...no n...nada tranquilo, es...estoy bien-susurré con dolor, claro que no iba a creerme pero había que intentarlo, esto es tan solo un dolor. Nada más.
-¿En serio esperas que te crea?-pregunta, mientras tomo mi abdomen con mi mano, trantanod otra vez de aliviar el dolor.
-Si...-dije aún con dolor, el dolor era cada vez más fuerte pero hasta este momento era soportable.
Rafa me miraba sin saber que poder hacer, tan solo era esperar, pronto el dolor comenzó a descender y poco a poco este desapareció haciendo que mi rostro se relajara y dejara de tomar mi abdomen.
-Perdona...-dije-no quería preocuparte.
-Ni se te ocurra decir eso...vamos, acuéstate-me tomó por lo hombros me acomodó debajo de las sabanas, salió de la cama y prendió la pequeña lampara de la mesa de noche-iré por un té, tú quédate aquí, no tardaré.

ESTÁS LEYENDO
Nueva Vida
FanfictionLeo y Rafa jamas pensaron que la vida podría ser mejor, después de decirse lo que siente el uno por el otro, la vida fue de bueno en mejor. La familia no tuvo problema y lo aceptó de la forma más hermosa. Sin embargo Leo empieza a sentir extraños sí...