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-¿Necesitas ayuda?-Rafa pregunta entrando en la cocina.

Después de la emotiva sorpresa para nosotros (bueno, no para mi porque el pensamiento ya había cruzado por mi cabeza) decidimos comenzar a desayunar. Leo comentó que, por el vomito, preferiría no comer en este momento, a lo cual no falto el novio ya sobreprotector, que comenzara a decirle que debía comer por el bebé.

Ahora sé que en este momento la debilidad más fuerte de Leo, es su bebé. Y estoy más que seguro que Rafa no dudó en tomarlo como en un tipo de "ventaja".

-Solamente necesito que cortes la fruta para Leo.-Dije pasándole una pequeña porción de distinta fruta. Principalmente mango y sandía.

Rafa lo toma, mientas camino solo unos pasos más alejados de él para comenzar a servir el huevo en cada plato. Comienzo a pasar un poco de huevo a cada plato y luego un poco de fruta; para Donnie prevalecen las uvas, para Rafa pequeños trozos de manzana verde y, para lo que a mi es las mejores frutas en todo el universo, la naranja y la pera. La última favorita también de Rafa pero no igual que la manzana verde.

Terminando de servir el primer plato, noté que Rafa no había hecho nada y tan solo miraba al plato detenidamente. Muy detenidamente diría yo.

Termino de servir el segundo plato y lo dejo de un lado, sacudo mis manos y lo miro. No parece notar mi presencia aunque hago todo lo posible para que note mi mirada. Sin embargo, no parece detectrarlo. Entonces decido acercarme.

-Creo que cuando alguien dice "ayudar" es porque va apoyar ¿No crees?-pregunto cruzando mis brazos y mirándolo con una sonrisa que sé que es calida. Pero no se mueve, ni siquiera desvía la mirada del pequeño plato. Suspiro profundo y vuelvo a hablar.-Rafa... ¿Me escuchaste?

-¿No crees que es un porción pequeña?-habla pero no deja de mirar el plato, en cambio, lo eleva un poco más arriba de la altura de sus ojos.

-¿Qué?-entrecierro los ojos y arrugo un poco la cara con respecto a la pregunta.

-Es algo... pequeña... -parece no notar mi pregunta y no deja de observar el plato. Le da vueltas de derecha a izquierda y viceversa.

-Pero ¿De qué hablas, Rafa?-vuelvo a preguntar... lamentablemente sigue sin escucharme. O no quiere, cualquiera de las dos opciones es la correcta. Posiblemente la segunda.

Realmente no sé si en este momento me volví invisible pero así era cómo me sentía. Rafa bajó el plato, tomó uno de los cuchillos cerca de él y comenzó a cortar la fruta en pequeños trozos.

Quería decirle algo pero nada logró salir de mi boca. Ningún sonido fue producido. Creo que realmente soy invisible. Pero no me rendí.

-Rafa... -llamo, pero Rafa parece no escucharme. Vuelvo a arrugar la cara en forma de puchero y me acerco aún más.-Rafa no sé si esto es una broma tuya pero me estás asustando-No es broma-y no es divertido en ningún sentido.

Rafa no me escucha.

-Rafa es en serio, esto no es divertido, de hecho es todo lo contrario y, además, aquí el que hace las bromas soy yo. Sabes lo supersticioso que soy... deja de hacer esto. Te he estado hablando durante unos 5 minutos y parece que no me quieres responder.

...

-Perdona ¿Dijiste algo?-Rafa me mira con la mirada perdida.

Suspiro de nuevo, dejo caer mis hombros y mi cabeza cerrando los ojos, me golpeo mentalmente y doy media vuelta.

-Olvidalo.

***

-¿Cómo te sientes, Leo? Ya sabes, con todo esto... -pregunta Donnie sentándose a lado mío.

Nueva VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora