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Despierto de nuevo con el dolor en mi abdomen. No puede ser, ahora el dolor es mucho más fuerte de lo que pensé.

No me quiero mover, el dolor es muy intenso y penetrante. Viene y se va. Rafa fue a calentar el té de manzanilla que ya tenía en la mesa de noche por el primer dolor, no me dejó tomarlo frió. La verdad espero que el dolor pueda reducirse y dejarme descansar.

Sostengo mi abdomen y lo presiono con fuerza esperando que desaparezca el dolor, pero no lo hace. Aparte del dolor, tengo muchas nauseas. Esto no puede ser peor.

De pronto siento un reflujo en mi estomago que sube por mi garganta, no creía tener las fuerzas ni la capacidad de moverme y sostenerme de pie pero, con velocidad, me levanto de la cama y corro fuera del cuarto directo hacia el baño.

Cierro la puerta detrás de mi, me arrodillo a la altura del baño y empiezo a vomitar. Es un sensación de asco mezclado con satisfacción; asco por parte de que odio vomitar pero satisfacción por parte de que el dolor comienza a desaparecer.

Siento como un mano se posa en la parte superior de mi caparazón.

-Tranquilo, hermano-por un momento realmente pensé que era Rafa pero a voz pertenecía a solo un persona que no creía que estuviera despierto a esta hora.

Cuando terminé, dí respiraciones profundas tratando de calmar mi respiración. Cuando lo logro, comienzo a hablar:

-Mikey...-susurro-gracias pero realmente no pensé que fueras tú.

-Bueno, yo tampoco me lo creería si fuera tú pero, creo que por obvias razones no lo soy, así que si, soy yo. Tu gran e increíble hermano menor, Miguel Angel-dí una pequeña risa.

Él tiene razón, no lo esperaba a esta hora de la mañana, normalmente él es el último en despertar. Ahora me pregunto qué es lo que hace a estas horas de la mañana.

Mikey tomó mi mano y mi codo, ayudándome a levantar y encaminarme hacia el lavabo para lavar mi boca y quitar ese horrible olor de ella. Lo odio.

-Tal vez te estás preguntando qué es lo que hago a estas horas de la mañana. Sé más que nada que esto es extraño y si, lo entiendo, normalmente soy el último en despertar, incluso son algunos minutos antes del entrenamiento. Pero este día simplemente me desperté temprano. No te preocupes no fueron ustedes...bueno en parte, escuchaba mucho movimiento en la casa, así que fue en parte-él me relataba mientras metía y sacaba agua de mi boca, poco a poco el sabor comenzó a desaparecer-entonces te escuché aquí en el baño. ¿Te encuentras bien?

Saqué de me boca lo último de agua antes de tomar la toalla de al lado y comenzar a secar mi boca. Asentí para no dejar a Mikey con la duda.

-Ya veo...entonces me estás diciendo que vomitar es normal ¿verdad?-él más que nadie sabe usar el sarcasmo.

-No-dí una última pasada a mi boca con la toalla y la acomodé en su lugar-pero solamente te estoy diciendo que estoy bien.

-Ahhh ya...

-Bueno sabes lo que quiero decir, Mikey.

Mikey rió y salimos del baño hacia el cuarto que comparto con Rafa. Mikey estuvo a mi lado todo el tiempo.

Abrí la puerta y Mikey me siguió por detrás cerrando la puerta. Me regresé a mi cama dejándome caer en ella boca-abajo, después de vomitar, el dolor pareció desaparecer. Mikey se sentó en la orilla de la cama, recargándose con una mano mientras que la otra estaba descansando en sus piernas.

-¿Qué te ocurre, Leo?

-Creeme que también me gustaría saber a mi; desde en la madrugada he tenido dolores en el abdomen, podría decirse que fuertes y luego el vomito ahora...no tengo ni la más mínima idea

Nueva VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora