capítulo 3:Primera comida...provocaciones

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La habitación parecía un acorazado, imposible de entrar e imposible de salir, las ventanas cerradas improbables de abrir. Corría de un lado a otro de la inmensidad del cuarto, atrapada comenzaba a angustiarme, no quería estar allí-¿porque me pasaba esto a mí?... ¿qué me arreglara y me vistiera?-jamás le haría caso a ese hombre, que me retenía contra mi voluntad sin consultarme destruyendo mis sueños. Desconsolada, con frío y como si estuviera en una cárcel volví a la cama y por mi rostro, brotaron lágrimas sin remedio.

A los pocos minutos escuchó la puerta, él había regresado, más asustada aún y en último intento de salvar mi vida salí de las sábanas y me dirigí a la puerta todo lo rápido que me dieron mis pies, sin resultado ninguno pues choqué con el cuerpo fornido y musculoso de Kai, que olía a miel y a césped recién cortado.

Levanté la vista y vi como me miraba con furia, serio…pero con un brillo de deseo en los ojos. Me agarró por el brazo y me tiró de nuevo a la cama,  -no me hizo daño- y se dirigió al armario.

-Te dije que te vistieras y te arreglaras, parece que no quieres comer, vístete-y me tendió unos vaqueros y una camiseta blanca del enorme armario- ponte esto, es de tu talla-pero yo ni me moví, me senté en la cama, con los brazos y las piernas cruzadas, no pensaba obedecerle, lo odiaba con cada fibra de mi ser.

-No quieres vestirte entonces-me dijo sentándose en la cama y agarrándome el brazo- muy bien, ya que estás en ropa interior y no quieres ropa, eso significa que quieres hacer otras cosas-y sin tiempo a reaccionar se abalanzó sobre mí y me puso debajo de él, aprisionándome contra la cama, con su poderoso cuerpo encima de mí.

Me sujetó las muñecas con sus manos, por encima de mi cabeza y comenzó a besarme el cuello. Al ver que no me movía siguió un reguero de besos,  acercándose a mis pechos, en ese momento de descuido, soltó mis manos y yo alargando la mía le di una sonora bofetada en la cara, haciendo que está del impulso se girara hacia el otro lado.

El furioso, se apartó de mi, y volvió al armario, se puso encima de mí de nuevo y sujetándome, esta vez la piernas con las suyas y  las manos, no pudiendo mover,vi una cinta de tela negra colgado de sus manos. Me cogió las muñecas y me ató las dos manos, me resistí todo lo que pude, pero era imposible me tenía completamente aprisionada con su fornido cuerpo.

- Ya que no puedes estarte quieta, con esto no podrás moverte mucho y disfrutaremos de una cena tranquila- me levantó de la cama por los brazos y me condujo a una puerta que no había visto antes, cogió una llave, abrió la puerta y ante nosotros apareció una mesa negra decorada con manteles, copa y un jarrón con rosas rojas en el medio.

“Ya que no quieres vestirte, comerás de esta manera-suéltame, no tienes derecho a tratarme de esta manera, te odio, quiero mi vida, suéltame- Oh…no querida, mientras estés aquí conmigo acatarás mis órdenes,  solamente se hace lo que yo digo, sino lo haces te castigaré, es así de simple, sólo que no lo haré sin que me lo pidas, tú misma lo harás- lo miré furiosa”

-Jamás te pediré una cosa así, nunca… sólo seré una sombra de lo que era, jamás te pediré nunca nada, suéltame, suéltame, quiero mi vida- se puso al lado mía y agarrándome la barbilla, me obligó a mirarlo- escúchame bien, no hago ahora que me supliques y me digas que te haga mía, porque sé que necesitas comer y descansar, así que cállate de una vez o te ataré a la cama, y no me importara que chilles o patalees…siéntate y comeremos- decidí callarme, si esa era la cuestión jamás lo iba conseguir y cuando se cansara de no provocarme nada, me marcharía de este espantoso lugar.

Unos hombres, aparecieron vestidos de camareros de repente antes nosotros, trajeron vino, y los primeros platos. Como primero ensalada mediterránea, esos hombres me miraban pues solamente llevaba mi sujetador de encaje negro y las bragas a juego.

♥Secuestrada por Amor♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora