Michael

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 - Vamos - me tendió una mano desde lo alto de aquella valla de alambre. para ayudarme a pasarla.

No me puedo creer que esté un viernes por la noche entrando a una casa abandonada guiada por el estúpido de mi mejor amigo. Bufé y la acepté.

- A la de tres. Una...dos...¡tres! - dijimos los dos mientras él tiraba de mi y yo me impulsaba desde una caja de plástico que habíamos encontrado. Por suerte, no se rompió, y con un poco de esfuerzo logramos que la subiera y luego la bajara.

Ahora sería la escena en la que caería, él me agarraría de la cintura afirmándome a su anatomía, con nuestros rostros demasiado juntos, nos miraríamos a los ojos y luego a los labios, y nos besaríamos. Pero no, al bajar me pie quedó encajado en uno de los gujeros y, por ende, terminé boca abajo, con el rostro demasiado pegado al suelo. ¿He dicho alguna vez que la suerte me acompaña?

Michael intentaba contener la risa, pero al final acabó en el suelo riéndose fuertemente mientras se abrazaba el abdomen.

- ¡Ehhh!¡Cállate, nos descubrirán!¡Y sácame de aquí! - gritaba a la vez que intentaba salir de aquella situación.

- Vale - se levantó y me ayudó mientras seguía riéndose. Cabrón.

Cuando al fin pude pisar el suelo, erguí la cabeza y puse mi espalda recta, tratando de hacerme la 'digna'. El subnormal de mi mejor amigo tenía su típica mirada de 'te voy a hacer bullying con esto hasta que muera' puesta en mi. Le golpeé en el hombro caminé hacia patio trasero de aquella casa mientras lo escuchaba quejarse.

Una vez allí comencé a quitarme la ropa, quedando así en biquini, observando por el rabillo del ojo como Michael ya estaba dentro de la piscina. Dejé mi ropa en la mesa de plástico que había allí y salí corriendo hacia la piscina para luego saltar. El agua estaba a una temperatura perfecta.

Antes de que me diera tiempo de salir a flote, Michael me había agarrado por la cintura pegándome a él.

- Zoe, tengo que decirte algo - asentí.- No soy romántico y lo sabes, como también sabes que no me gustan los clichés y que todo lo que te diría a continuación ya lo sabes. Así, que voy directo al grano, te quiero, y por eso ¿me podrías complacer siendo mi novia? - Me quedé seria por unos segundos mientras la diosa en mi interior estaba dando saltos de alegría.

- ¿A qué estabas esperando? - Mikey murmuró algo como 'eh', pero yo ya le había agarrado el rostro con mis dos manos y lo estaba besando.

- Supongo que esto es un sí. - Dijo al separarnos, disminuyendo la distancia entre nuestros cuerpos con sus brazos.

- Quizás - reí y lo volví a besar. 


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