Dices que quieres, ¿pero realmente quieres huir? Tu gran escape, sí. ¿Pero a dónde vas? Siempre estás corriendo de vuelta a mí para decir que se ha terminado. Así que mírame a los ojos, ¿hay alguien ahí del todo? ¿Hay alguien ahí del todo? Sé que no estoy soñando.
•••
El primer día suele ser el más emocionante y complicado de todos. Camila lo sabía bien.
Nueva ciudad, nueva casa y nueva escuela. No estaba enojada, era un gran logro realmente que ella estuvo deseando. Años de esfuerzos habían valido la pena: el sueño de reabrir la empresa de su padre la tenía entre ceja y ceja, no perdería cada pequeña beca que le pudieran dar para que sus estudios fueran mejores, para que sus bases fueran mejores.
Cuando el despertador le atormentó, no se enojó. Más bien corrió para salir lo más rápido posible con su pequeña hermana.
Observó su figura en el espejo, orgullosa de su uniforme nuevo. Se hizo una coleta rápida y bajó las escaleras de la gran casa.
—¡Sofi, hora de irnos! —le dijo sonriente viendo a su hermana, aún un poco adormilada.
—Tengo miedo, Cami... —susurró la pequeña. —¿Y si no hago amigos?
—Eres la niña más genial de este mundo, harás grandes amigos. —respondió Camila dándole un pequeño beso en la frente. —Vamos, antes de que mamá despierte.
Ambas salieron de la mano alegres. Tantos años de tiempos difíciles, estaban cambiando por cosas mejores. Camila había dado lo mejor de sí en su escuela cuando anunciaron que solo un alumno obtendría la oportunidad de cambiarse a una de las escuelas más prestigiosas del país, junto el hospedaje, trabajo para su representante y, para mejorar todo, darle la opción a que su pequeña hermana de estudiar en el mismo lugar.
Querer es poder. Camila se lo probó a sí misma.
•••
Lauren odiaba escuchar el despertador, más cuando había pasado dos meses durmiendo tranquilamente en su enorme cama. Sin embargo, algo que Lauren odiaba más que el despertador eran los gritos de su madre diciendo que se debía levantar.
—Podría fingir estar enferma —pensó medio dormida.
—¡Lauren, tienes que ir al colegio! —su madre abrió la puerta sin permiso alguno, gritando en su habitación y quitándole sus suaves y cómodas cobijas.
—Me siento mal...
—¡No caeré en tus jueguitos, señorita! —gritó más fuerte. —¡Levántate ya!
De mala gana, utilizó todas sus fuerzas para salir de su paraíso personal y conseguir su uniforme, el cual consistía en una odiosa falda negra y una camisa blanca. Revolvió su pelo y tomó su mochila, sin siquiera asegurarse de que había al menos un lápiz y un cuaderno.
Observó su reflejo y sonrío "satisfecha". En sus ojos ya no había felicidad, solo un vacío profundo y triste. Decidió salir de su casa sin siquiera despedirse. Aunque sus amigas eran geniales y las quería, no le daban la alegría y vida que necesitaba para seguir adelante.
Lauren debería aprender que las cosas cambian en un abrir y cerrar de ojos.
•••
Camila intentó no brincar de los nervios y la emoción se sentía. Recién había dejado a la pequeña Sofía en su edificio de primaria; no muy lejos de ahí, estaba la edificación de bachiller.
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Hey, Juliet. [Camren] |Pausada|
Fanfiction"Romeo y Julieta es muy triste... es más como si tú fueras Julieta y yo Cenicienta."