Primer día

959 151 68
                                    

Día uno

Ocho de la mañana. Michael no había podido pegar un ojo en toda la noche.

El primer paso había sido dado y ya no podía retractarse. Había cumplido con pedirle a Luke un poco de su preciado tiempo y, hasta el momento, había salido bien.

Ahora solamente quedaba fingir.

¿Podría aguantar una semana así? ¿Fingiendo que todo estaba bien, que ellos estaban bien? Lo dudaba, Michael no era de las personas que se callaban las cosas y Luke, bueno, el simplemente actuaba sin importarle el resto.

¿Había sido una buena decisión? Jamás lo sabría.

El más bajo sintió al rubio moverse entre las sábanas, se había despertado. Le intento sonreír como si nada hubiese pasado, pero era difícil, era difícil mentirse a sí mismo y mentirle a Luke.

¿Qué podían hacer?

— Buenos días, Michael. —saludó el rubio, acercando su cuerpo al del más pequeño, en un abrazo cálido.

Sonríe, Michael, solo son unos días.

— ¿Hace cuánto despertaste? —preguntó. Era bastante obvio que el mayor llevaba al menos una hora despierto.

— No creo estar seguro, hace no mucho... —contestó Michael escondiendo su cabeza en el cuello del mayor, respirando ese olor tan característico de él, al cual se declaraba totalmente adicto.

Tampoco era tan complicado fingir. Al fin y al cabo era lo que venían haciendo desde hace meses. Fingir que todo estaba bien después de gritarse mil y un barbaridades.

— Michael, me haces cosquillas. —susurró con una sonrisa en los labios, Michael rio juguetonamente y el rubio se contagió de su sonrisa.

Definitivamente era mucho mejor despertar al lado de su teñido que al lado de algún compañero de universidad. Y es que ni siquiera podía compararse.

El mayor se subió sobre Luke y le sonrió dulcemente, para luego acercarse a él y comenzar a proporcionar pequeños besitos por todo su rostro. Al rubio se le hacía muy tierno que Michael conservara aquella costumbre, pues lo hacía desde siempre.

Como cuando eran unos inexpertos adolescentes y Luke se sentía mal después de alguna pelea con sus padres, Michael se sentaba sobre sus piernas y besaba todo su rostro para hacerlo sentir mejor.

Siempre funcionaba.

— ¿Cuáles son los planes para hoy? —preguntó, abrazando al más alto por el cuello. Luke posó sus manos en la cinturita de Michael y lo acercó más a su cuerpo, sintiéndose bien.

Se sentía bien estar así.

— Primero deberíamos ir a comer... —contestó, trazando líneas por la lechosa piel del pelirosa, Michael sonrió y se bajó del menor, para pasar por el baño antes de preparar el desayuno.

— ¿Qué esperas? —le preguntó el más bajo, desde la puerta del baño— Ya muévete.

Luke rodó los ojos con gracia, Michael no había perdido la manía de mandar a los demás.

When you were sixteen ━ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora