Sexto día

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Día seis.

Sábado. Michael no entendía cómo el tiempo transcurría tan rápido. Habían pasado tantas cosas en los últimos días que tenía miedo de lo que quedaba.

Mucho miedo.

— Salgamos. —propuso Luke. Eran cerca de las tres de la tarde y estaban sin hacer absolutamente nada. Solo echados en el sillón, disfrutando de la compañía del otro. Ignorando lo que sucedía realmente.

— ¿Dónde? —preguntó dubitativo.

Michael apenas podía moverse. Se sentía tan cansado, y no solo físicamente hablando, sino que mental. Su mente era su mayor tortura por las noches. 

Y es que en su lugar, ¿quién no estaría así?

— Es sorpresa. —Michael enarcó una ceja— Por favor...

Y Michael hizo lo que mejor sabía hacer, dejarse llevar por Luke.

Luego de algunas horas manejando por parte del rubio, llegaron a una aislada playa. Tenían suerte de que el clima se hubiese puesto de su parte y no estuviese lloviendo torrencialmente. Al llegar el sol estaba escondiéndose y la brisa movía las prendas de ambos chicos. Michael tenía los ojos vendados, por lo cual no tenía ni idea de donde se encontraban, pero se estaba haciendo una idea al sentir la brisa marina darle contra el rostro.

Luke guío a Michael hacía la blanca arena para sentarlo en ella. Estaba asustado, Luke temblaba causando que Michael lo hiciera también. El teñido podía sentir la arena bajo sus pies, podía sentir el frío aire de la playa y eso lo confundía más, porque solo podía tratarse de un lugar.

— Luke ¿qué hacemos en una playa? —preguntó, a la vez que Luke se deshacía del nudo que ataba el pañuelo a sus ojos. Una vez con los ojos descubiertos, pudo apreciar el lugar.

Esa playa, tan conocida y especial para ambos.

— L-Luke, ¿qué hacemos a-aquí? —volvió a preguntar con la voz temblando, quería llorar.

En esa playa prometieron amarse tantas veces.

— Aquí, hace cinco años, te pedí que fueras mi novio... ¿lo recuerdas?

Michael no quería que Luke siguiera, no quería escucharlo.

No se sentía capaz de escucharlo.

— He hecho las cosas tan mal contigo, bebé... —soltó con una risa irónica— He sido el mayor idiota de la faz de la tierra por no valorarte, por no apreciarte...

Y el pelinegro ya no escuchaba con claridad lo que el menor decía.

Luke no sabía lo que ocurría con Michael, sin embargo, sabía que se trataba de algo... importante. Ese día, ese jueves, por primera vez en su vida, técnicamente segunda, sintió miedo de perder a Michael. Fue ahí cuando se dio cuenta de que no aguantaría ni un solo día sin él.

Y quería estar con él para siempre.

— Quiero que sepas que siempre estaré contigo, en las buenas y en las malas, nunca te dejaré solo. Hemos pasado por muchas cosas juntos, he vivido contigo los momentos más importantes de toda mi vida y... la verdad es que soy muy afortunado al tener a alguien como tú. Alguien único y especial, alguien maravilloso y me quiero recordártelo todos los días de tu vida. Mike, quiero pasar el resto de mi vida contigo si tú me permites.

Luke soltó las manos del teñido para sacar una pequeña caja de madera, poniéndola frente a sus ojos, para así volver a entrelazar una de sus manos con la del mayor.

— Por eso quería preguntarte si... ¿te gustaría casarte casarte conmigo?

No. Ese era el primer pensamiento que llenaba a Michael ante la propuesta.

No podía. ¿Cierto? Definitivamente no podía ser tan injusto con alguien que había sido tan importante en su vida. Luke no merecía eso.

Pero estaba enamorado, nadie podía culparlo.

Michael llevó ambas manos hacia sus labios, tratando de asimilar lo que Luke le había propuesto. Sus ojos se aguaron, sin poder evitarlo, y comenzó a sollozar. En esos momentos no sabía si era por la emoción que le llenaba, la rabia, alegría, miedo... o quizá era todo junto.

El rubio abrazó a Michael, quien dejó que las lágrimas cayeran en el hombro de Luke. Una tras otra, sin poder parar. No podía reaccionar, no sabía qué hacer.

— Perdón... no sabía que ibas a reaccionar a-

— Sí. —le interrumpió Michael— Acepto, Luke.

Luke se separó de Michael y lo miró fijamente. Sus azules ojos desprendían felicidad, mientras que los de Michael, apesar de estar felíz, lucían apagados, vacíos. El más alto acercó su rostro al rostro de Michael y lo besó lentamente, tratando de transmitirle toda su felicidad en aquel beso.

Esa noche, como tantas otras, Michael no durmió.

Estaba pensando en que este año termino el colegio. Yep, random fact and no one cares, pero estoy en shock.

Btw, el próximo es el último capítulo, así que prepare yourself.

Si hay un error es culpa de la hora 10-4.

When you were sixteen ━ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora