Capitulo 2

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Ya hace media hora que habiamos aterrizado en Rumania. Ahora íbamos en un auto a quien sabe donde. Yo sólo me dedicaba a ver por la venta y a acariciar a Choqui.
Poco a poco nos íbamos alejando de la ciudad, cogimos un camino apedrado y para nada transitado, ya no se veía nada todo era bosque.
Después de un rato vi luces de lo que seguro era una mansión. Cada vez que nos acercábamos me di cuenta que no lo era si no que un castillo estaba un poco remodelado no era el típico castillo que había visto en películas.

-¿Allí es donde vamos? -pregunte.
- Si -respondió Mathias.

Me quede callada. Llegamos y Casia abrió mi puerta, baje del auto y me indicaron que los siguiera. Choqui estaba inquieta en mis brazos, no entendía el porque.

Entramos al castillo y estaba rodeado de personas vestidas de negro como Mathias y Casia, el castillo era enorme me llevaron por un pasillo hasta llegar a las escaleras yo los seguía maravillada por todo lo que me rodeaba, todo era lujo desde lo más pequeño hasta lo más grande.
Habian cuadros antiguos muy hermosos estaban enmarcados con oro, gracias a esto mis nervios desaparecieron un poco.

-Esta es su habitación- mire a Mathias saliendo de mis pensamientos.

Abrió la puerta y me pidio que pasara. La habitación era enorme, pero no tenia ni una sola decoración pero lo que si tenía eran cortinas y alfombras en tonos oscuros.

-Bueno señorita aquí se tiene que quedar. Espere que en un momento llegara alguien, para que hable con usted. -asentí.

No me quedaba mas opción me senté en un gran sofá con Choqui en mis brazos.
Minutos después tocaron la puerta y alguien entró era mi tía no lo pensé dos veces y me abalance a sus brazos sin desprenderme.

-Tia Lorena - susurré sin dejar de abrazarla.
-Elenna- murmuro dejándome de abrazar.

Me separé de ella y la observé seguía igual que antes no tenía ni un sola arruga llevaba un vestido negro que le llegaba hasta los tobillos su cabello ondulado hermoso como siempre y sus ojos... Sus ojos era azules, un azul profundo tenia ojeras, su piel estaba pálida y fría como la de Mathias y Casia.

- ¿Fuiste tu quien me mando a ver?- pregunte con una sonrisa enorme.
-No - contesto friamente.
-¿Entonces quién?
- Ven- dijo tomando mi mano y llevando junto a ella al sofá. Pero antes tienes que escuchar atentamente- me dijo.
- Antes que nada tienes que saber lo que soy, así asimilarás mas rápido y sabrás que sera de tu vida desde ahora- la mire más confundida aun.

- ¿Qué? No entiendo...

Ella soltó mi mano y respiro profundo. Saco una navaja no se de donde, era muy extraña no era igual a las que había visto antes era muy grande y demasiado filosa. Levanto su mano y corto su muñeca provocando un corte profundo, pegue un grito y rápidamente tape mi boca, cogí su mano para revisarla pero la herida ya no estaba. Su muñeca estaba intacta, completamente sana.

-¿Como? - pregunte incrédula.
-Soy un vampiro - dijo mirándome.

Abrí muchos los ojos. No podía creer lo que me estaba diciendo como era posible que la persona que me había cuidado unos meses, que acogió cuando mis padres ya no querían saber de mí era un vampiro. Como podía ser eso posible.

- Eso no es cierto- dije casi gritando.
-Si que lo es Elenna - dijo tranquila como que si nada pasaba.
-No ellos no existen tía- lo dije más para convencerme a mi que a ella.
-Si existen Elenna que no viste lo que paso con mi muñeca- me lo dijo gritando.
-Y si existen que es lo que hago aquí? Entonces
- Estas aquí porque seras esposa del gobernador de mi especie.

La mire como si lo que estaba diciendo eran puros disparates ¿casarme con un VAMPIRO? no ni loca eso nunca iba a suceder.

- No y no... No pienso hacer esa estupidez.
-Ya no tienes opción Elenna- dijo poniéndose de pie - El te ha elegido.

La mire negándome a creer lo que decía. Yo no me quería casar aún.

-¿Porque a mi? ¿Que tengo yo? Si hay miles de mujeres- dije con desesperación ya no quería seguir aquí.
-El te ha elegido a ti desde siempre tú tienes lo que él más adora, tu aroma lo atrae, lo vuelve loco por así decirlo, por eso el quiere hacerte su esposa.
-No me casare con él, es mi última palabra y vete de aquí no te quiero volver a ver.
-Debes hacerlo Elenna. Ya no hay vuelta atrás.
-Que te vayas, no te quiero escuchar más - dije ahogándome en llanto.
-No digas eso. Yo te quiero mi niña. Se acercó para secar mis lágrimas.
-Si me quisieras me sacaríais de aquí, hazlo por favor - dije otra vez llorando.
-Si solo pienso en sacarte de aquí me matan a mi y al que me ayuda - dijo triste.
- Pero hay más mujeres... Yo no
... Cerré mi boca sin saber que más decir.
-Pero entiendelo el ha estado esperando por ti.
-No... No entiendo. Y no quiero entenderlo.
-El nunca permitió que un hombre se acercara a ti para que no te causaran daño y él mismo me alejó de ti para cuidarte.
-¿Qué? - pregunte.

Ahora lo entiendo todo, siempre hubo un vampiro detrás de mi... Es por eso que ningún hombre se fijaba en mi porque el se encargaba de alejarlos. También en algunos noches pasadas vi a un hombre observarme pero fingí que no pasaba nada porque todo pudo haber sido producto de mi imaginación. Pero ahora todo concuerda. Mi tía iba a decir algo pero se quedo callada y salió sin decir mas nada.

Después de un rato tocaron mi puerta. La abrieron y era Mathias.

- El gobernador quiere verla - lo mire arrorizada.
-No... Por favor inventa algo no quiero. Le suplique.
-Vamos señorita... No le hará daño. No le hagamos esperar se enojara.
-Esta bien- dije con un nudo en la garganta.
-Mathias me guió por un largo pasillo muy oscuro. Se paró en una gran puerta, la abrió y me dijo que pasara.
- No por favor has algo - le volví a suplicar.
-No puedo hacer nada señorita.
-Entonces no me dejes sola. - le mire suplicante.
-Yo no puedo entrar como ya le dije el no le hará daño.

No quería entrar. En ese momento quería salir corriendo algo me decía que esto no iba a salir nada bien. Volvió el mismo miedo que tenia antes pero ahora con mas intensidad. No sabia con lo que me iba a encontrar en esa habitación.

-Vamos vaya... El gobernador no es un hombre paciente señorita- murmuro.

Lo mire por ultima vez, pero entre a la habitación ya no quería hacerlo esperar me habían dicho tanto que no era paciente. Observe un poco era un despacho muy amplio con muchos libros me gusto. Había un hombre cerca del escritorio frente a la estantería me daba la espalda.

Era alto, cabello corto y negro, su cuerpo estaba bien trabajado se notaba a simple vista. Vestía completamente de negro. Mi pulso se aceleró cuando se dio la vuelta.
No se escuchaba ni un ruido en el despacho solo el bombear de mi corazón acelerado parecia un tambor frenético amenazando que se iba a salir en cualquier momento.
Cuando vi su rostro, el transmitía miedo, tenia una mirada tan penetrante y fría. Tenia el rostro de un hombre de 28 años, como algunos dicen, que los ojos son la puerta del alma pero en él no se encontraba abierta esa puerta para ver más allá.
Una sonrisa malévola apareció en su rostro. Pero tenia que admitir que era totalmente hermoso.
-Elenna...- susurro mi nombre como si fuese una dulce melodía para él.

Sin darme cuenta lo tenia en frente de mi. Un pequeño gritito se escapó de mis labios por la sorpresa ya que sin permiso me...

ALMAS GEMELAS (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora