Capítulo 4: Desayuno caliente

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Olivia:

Estaba apoyada sobre una almohada calentita, y suave. La cabeza me iba a explotar, pero cuanto más cerca estaba de ese calor, mejor me sentía. Era como si fuese una especie de droga o anestesia que hacía que todo el dolor se fuese. Había bebido mucho ayer, y bueno mi cabeza parecía una bomba de relojería. Intento indagar por mi subconsciente en busca de recuerdos de la noche anterior, pero todo esta borroso y no veo nada con claridad, solo flashbacks desordenados. Recordando la fiesta de anoche me acuerdo del surfista, y de Jax, soy yo o estaba actuando celoso. No sé todo es muy confuso, sigo avanzando durante la noche y me acuerdo de la escena del baño, noto que aun estando medio inconsciente mis mejillas se sonrojan al recordar lo que le dije ayer a Jackson.

Me estoy despertando y para evitar tal atrocidad, muevo mi mejilla a lo largo del calor, frotando hasta que encuentro la posición perfecta. Noto como mi almohada se sacude casi imperceptiblemente, pero noto una especie de vibración. Froto más mi mejilla para ver qué es lo que causa esa especie de movimiento, y la vuelvo a notar solo que esta vez seguida de una risa.

Abro los ojos poco a poco, giro la cabeza y me encuentro con el mismo rostro con el que sueño algunas noches al acostarme.

-Buenos días, nena- susurra mientras le observo. Me cuesta un poco procesar la información dado que me doy cuenta de que esta sin camiseta. Por notar, también empieza a notar que solo llevo una camiseta y unas braguitas, que nuestras piernas están entrelazadas debajo de las sabanas, y que tiene los brazos detrás de la cabeza haciendo que su pecho empiece a hacerme pensar en distintas formas de comer chocolate. -

-Umm... hola- mi voz sale estrangulada de mi garganta, por lo que me la aclaro y susurro:- Buenos días.

-¿Qué tal has dormido? Tengo que decirte Ol, que pegas muchas patadas cuando duermes.- me dice riendo, (uff que risa más sexy, OLIVIA céntrate). Lo de las patadas pues sí, para que negarlo, doy muchas me lo han dicho muuuchas veces.

-Sí, lo siento por eso, pero es una costumbre.- digo mientras me sonrojo, me siento en la cama y le digo:- Yo he dormido bien, ¿tú?

-Yo genial- me guiña un ojo y sonríe muy alegre, de qué se reirá tanto. Se empieza a levantar de la cama y yo me quedo ahí sentada como una idiota mirando su cuerpo perfecto de Adonis- Te voy a preparar el desayuno, que seguro que tu cabeza está a punto de explotar.- en cuanto acaba la frase su cara cambia y frunce el ceño. Pero sacude la cabeza como para quitarse una idea de la cabeza.

-Gracias por el recordatorio- digo mientras que hago una mueca.

Oigo como él ríe bajito y sale de la habitación con la camiseta en la mano, no creo que tenga prisa por ponérsela. Me levanto y voy corriendo al baño después de coger ropa limpia. Cierro la puerta con cuidado y me miro en el espejo. Estoy igual, nada ha cambiado, bueno si mi cara da asco y tengo una estúpida sonrisa en la boca. Me toco la cara, y me giro, cuando me apoyo en la pila del baño, el flashback de la noche anterior en el baño me choca.

Noto como me coge del culo y aprieta, pasa sus manos a lo largo de mis piernas y me alza como si no pasase nada. Acerco mi cara a su cuello, y muerdo. Oigo como gruñe y en ese momento inspiro su fragancia a masculino y a hombre que me llega tan adentro que tengo ganas de que esta noche no acabe.

Por dios, solo de recordarlo me han entrado escalofríos y mis mejillas están rojas como unos tomates. Pero literal que en estos momentos me parezco a Heidi con sus mofletes rojos. Después de respirar unas cuantas veces y ver que el sonrojo no baja decido darme una ducha.

Cuando por fin salgo del baño, me encuentro a Jackson en la cocina de espaldas a mí. Me acerco y me siento en una de las sillas de la barra de la cocina y toso exageradamente para que note mi presencia. Él se da la vuelta y sonríe con toda la dentadura haciendo que le salgan dos hoyuelos supercomestibles.

¿Quién da más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora