Draco abrió los ojos de golpe y en lugar de encontrarse con la conocida oscuridad de su celda, un fuerte resplandor lo invadió y lo obligo a parpadear varias veces. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, noto la presencia de unos grandes ojos marrones que lo observaban con expectación. Esos ojos pertenecían a una joven de pelo castaño, largo y enmarañado, que le resultaba excesivamente familiar. Un momento, esa chica era... ¡Granger! Definitivamente, los dementores habían logrado llevarlo a la locura, o lo más probable es que estuviera en una especie de pesadilla, de las peores, por cierto.
- ¿Cómo te sientes?- pregunto aquella Granger.
Draco la ignoro e intento levantarse, pero no lo logro al sentir un punzante dolor que le empezó a recorrer todo el cuerpo. Ignorándolo, observo a su alrededor y grande fue su sorpresa al notar que no estaba en su celda, parecía estar en una especie de hospital. Basándose en el insoportable dolor que sentía, no podía estar en una pesadilla, así que era confirmado, Draco Malfoy había enloquecido. Esta era la única posibilidad viable, ya que no existía ninguna otra opción razonable para que él estuviera en un hospital con Granger.
- Voy a ir por un sanador- anunció la joven, visiblemente preocupada.
Después de unos minutos, unas voces afuera, interrumpieron los frondosos pensamientos de Draco.
- ¡El necesita algo para el dolor! No lo puede dejar así- reclamo la voz de Granger.
- No puedo hacer nada, el tratamiento para el dolor no es cubierto por el ministerio para personas con el status del señor Malfoy. Además, él estará bien, un poco de dolor no le va mal después de lo que hizo.
Segundos después, una enojada Hermione abrió la puerta con estruendo y se sentó en una silla que estaba al lado de la cama. Mientras tanto Draco meditaba lo que acababa de oír y las palabras del que suponía era un sanador, retumbaban una y otra vez en su cabeza.
- Esto no es una pesadilla, ni tampoco es obra de mi locura- afirmó para sí mismo, mientras recordaba a un auror golpeándolo salvajemente y a él cayendo en un profundo sueño.
- ¿Cómo te sientes?- pregunto ella tímidamente alzando la vista. ¿Acaso Granger no sabia preguntar otra cosa, cuya respuesta era de por sí obvia?
- ¿Qué hago aquí?- interpelo, haciendo caso omiso a la estupidez de la chica.
- Estabas gravemente herido, por lo que te trasladaron a San Mungo.
Eso no tenia sentido ¿Desde cuando los aurores se preocupaban por su salud? Estaba seguro que ellos estarían felices, sí él estuviera en estos momentos tres metros bajo tierra. Por el momento, se conformo con preguntar la siguiente gran inquietud que tenia.
- ¿Y tú que haces aquí?
- Yo... estaba de visita en Askaban y... vi como estabas, entonces pedí que te trajeran a San Mungo.
Draco Bufo.
- No hay forma de que tú...- dijo mirándola con desprecio- hubieras podido convencer a esos aurores.
- Bueno... Harry ayudo.
- Como siempre San Potter, metiendo las narices donde no le incumbe.
- ¡Deja de ser tan idiota Malfoy! Al menos finge un poco de agradecimiento, esta es ya la tercera vez que él te salva la vida.
- Yo no necesito la ayuda de nadie y menos de él.
- Si claro, se nota.- En ese momento toda la compasión que había sentido por Malfoy se desvaneció por completo- Además, todo es tú culpa, ni el ni yo hubiéramos tenido que ayudarte, si no hubieras sido tan tonto de andarte golpeando.
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Los demonios de mi vida
RomanceDraco Malfoy es condenado a purgar una pena de por vida en Azkaban. Luego de cinco años, una inesperada visita cambia el rumbo de su vida y extraños acontecimientos cargados de secretos, traiciones y amores empiezan a revelarse. Nada es lo que parec...