Draco Malfoy

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¡Aparecí antes de tiempo! :D sé que dije que volvería la próxima semana, pero no pude. Tenía muchísimas ganas de escribir, así que haciendo un esfuerzo logre sacar un tiempo para hacerlo. Además, pensé que si no publicaba, podría perder la determinación de publicar cada semana, y sigo con aquella idea.

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Draco tenía miedo, podía sentir su ira por todo el lugar, tal vez le quedaban unos minutos de vida. Que sea rápido, repetía una voz en su cabeza. Que sea rápido y sin Dolor.

-Castígueme a mí, mi Lord. He sido yo el culpable de que Potter haya huido- dijo su padre.

-Si Lucius, otra vez pones en evidencia tu ineptitud. Últimamente fallas en todo, por eso debo recordarte que es lo que pasa cuando me fallas, para que no lo vuelvas a hacer.

Pudo ver como su padre entrecerró los ojos, esperando tal vez una maldición que nunca llego. Sin embargo, la atención del señor tenebroso ya no estaba en su padre, sino en él.

-Tú padre no está dando el ejemplo que debería ¿no es cierto, Draco? Pude ver en la mente de tú adorada que te negaste a reconocer a Potter, tal vez... Draco si no hubieras hecho eso, él no hubiera podido escapar. ¿Es que ya no quieres estar a mi lado, Draco?

Era incapaz de mirarlo a los ojos, simplemente estaba de pie junto a sus padres y su tía, mirando el suelo, esperando que la tortura acabara pronto.

-Debes responder cuando te pregunto- le advirtió.

Temeroso levantó la vista y notó que a pesar de estar furioso, el señor tenebroso tenía una sonrisa de satisfacción, parecía estar disfrutando de la situación.

-No, mi Lord. Por el contrario, yo quiero servirle- dijo en medio de un susurro.

Pudo sentir como intentaba entrar en su mente, pero Draco se resistía exitosamente. Su tía Bellatrix, quién era una bruja muy talentosa, le había enseñado. No obstante, ella sí que dejaba que el señor tenebroso entrara en su mente, porque en medio de su fe ciega, decía que entre ellos no había secretos.

-La vida de mortifago no es como esperabas ¿no es así? Pero no te preocupes te daré una oportunidad. Es más, te voy a enseñar. Narcisa dale tú varita a Draco.

Su madre parecía confundida, no sabía qué hacer, intercambio una mirada con su esposo, y finalmente le dio la varita a su hijo.

A Draco le temblaban las manos, apenas podía sostenerla.

Lo que paso después, fue bastante rápido. Voldemort, fingió enseñarle un par de hechizos, hasta que se detuvo en uno que parecía darle mucha satisfacción. Era lo que él llamaba la marca del traidor.

-Pero tienes una oportunidad, Draco. Tienes que demostrarme que estás conmigo.

Voldemort, ordenó a Bellatrix traer a uno de los carroñeros que hace unos minutos, Draco había llevado al patio de la mansión.

-Mátalo- le ordenó con una sonrisa- Si el muere, no habrá castigo. Es muy sencillo Draco.

Su tía Bellatrix empezó a lanzar gritos de euforia.

-Puedo hacerlo yo, mi Lord- intervinó su padre.

Voldemort se negó por completo, porque él debía aprender.

Draco entro al borde de la desesperación. Nunca había asesinado a alguien. Alzó su varita, y señalo a aquel hombre que rogaba por su vida, pero ninguna palabra pudo salir de su boca. Tiró la varita y empezó a llorar.

Los demonios de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora