Viviendo como muggle

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Hola, aquí vuelvo yo más pronto de lo que habia hecho antes xD y es que sus comentarios me motivaron. Muchas gracias por seguir esta historia después de todo el tiempo que tenia sin publicar.

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-¿Dónde estamos?

-En la casa de mis padres. Están en un crucero por el caribe.

Se encontraban en la sala, que contaba con un sofá de color crema, dirigido hacia una especie de caja con espejo; la decoración consistía básicamente en estantes con fotos y porcelanas delicadas. Qué diría su padre si supiera que estaba en una casa muggle. Seguro se estaría retorciendo en la tumba. Sin embargo, era una ventaja, seguro podría escabullirse por una ventana e incluso por la puerta, los muggles no debían tomarse muchas molestias de seguridad; pero tendría que aturdirla o…

-Tenemos que hablar- anunció Hermione, sacándolo de sus pensamientos. Con la mirada prácticamente le ordenó que se sentara en el sofá. Ella se quedó de pie frente a la chimenea.

-Hoy he quebrantado un centenar de leyes mágicas…- empezó con desesperación. Camino de un lado a otro, apuntándolo con la varita de vez en cuando. Sin duda aunque parecía distraída, estaba atenta a cualquier posible ataque de Draco- podría haber muerto e incluso ¡ser despedida!

-Claro, que terrible que te hubiesen despedido- ironizó Draco.

-Oh, casi lo olvidaba- continuó, haciéndole caso omiso- ¡Expelliarmus!

La varita de Draco salió volando y atravesó la habitación hasta llegar a las manos de Hermione.

-¡Oye!- protestó él- Hubieras podido pedírmela de buena manera.

-Y tú seguramente me la habrías dado sin destruir la casa primero.

Draco rodó los ojos, se las tendría que arreglar para escapar sin necesidad de la varita.

-Por qué no empezamos esta conversación con que me digas qué es lo que quieres de mí- se aventuró él, también tenía muchas dudas.

-Yo no quiero nada de ti.

-Claro, Hermione la insufrible sabelotodo, ejemplo a seguir de todo el mundo mágico, rompió un montón de leyes para sacar al más temido asesino después de…- dudó un poco- ya sabes quién, solo para ayudar.

-Te iban a dar el beso, y yo no sabía que más hacer.

-¿y a ti que te importa si me dan el beso o no?

-Es un destino horrible que nadie lo merece. Además están pasando cosas muy extrañas- dijo esto último en tono misterioso, llamando el interés de Draco- En primer lugar, tú ya habías sido juzgado y todo mundo sabe que no se puede juzgar dos veces sobre el mismo hecho…

-No empieces con tu catedra de derecho mágico. Ve al grano- espetó Draco.

-¿Cuándo te leyeron la sentencia te dijeron por qué delitos te condenaban?

-Pues no preste mucha atención para ser honestos, la voz de Potter aburre, solo me llamo la atención la parte del beso.

-En tú expediente dice básicamente qué fue por delitos graves que atentan contra la seguridad mágica, pero no especifica cuáles.

-Y el punto es…

-La comunidad mágica se molestó bastante con que te llevaran a San Mungo.

-Bueno sí, no le caigo muy a todo el mundo últimamente.

Los demonios de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora