Capítulo 3

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{Reita}

-Bienvenido a casa.- Dijo mientras se acercaba a mi Takanori con su rostro completamente descompuesto.

Fruncí el ceño preocupado mientras rozaba con mis labios los suyos, como una pequeña muestra de cariño al llegar. Llevé mis labios a su oreja, hablando entre susurros.

-¿Qué pasa?-

En ese momento la puerta de la habitación de Yuta se abrió, saliendo él y Kouyou a la puerta. Kou me sonreía mientras hacía una pequeña reverencia. En cambio mi hijo me miraba apretando la mandíbula.

-Bienvenido Akira.-

Le sonreí y me acerqué a ellos, pasando mi brazo alrededor del cuello del ya no tanto, "pequeño Uru".

-Pero mira que guapo estás Kouyou.-

Yuta me observaba detenidamente, hasta que acabó por reírse con mofa.

-¿También te lo vas a tirar?-

Taka se quedó quieto detrás de mí, dándome pequeñas palmaditas en la espalda a modo de ánimo. Pero en ningún momento me sentí ofendido. Observé una pequeña y curiosa mancha blanquecina sobre su camiseta, sonriendo con malicia.

-Eso ya lo acabas de hacer tú.-

Kou abrió los ojos como platos, escuché pequeñas risitas de Taka a mi espalda mientras que mi pequeño se cruzaba de brazos. A medida que pasaban los segundos el rostro de Kou se iba enrojeciendo, acabando por ocultar su rostro con un mechón de su castaño pelo.

Negué con la cabeza sonriendo, abriendo mis brazos a la misma nada.

-Me encantan esos recibimientos.- Me giré hacia Ruki, sonriéndole. -¿Qué hay para cenar?-

Ignoré por completo a Yutaka, no le iba a dar lo que quería. No estaba dispuesto a seguirle el juego. Agarré la pequeña mano de Takanori y me lo llevé a la cocina, cerrando la puerta mientras apoyaba mi espalda sobre ella. Suspirando. Cerré los ojos con fuerza, notando al instante los brazos de Ruki abrazándome. Lo estrujé contra mi cuerpo, besando su coronilla con mimo.

-Estoy bien.-

-Mientes.-

-Estoy bien cuando estoy contigo.-

-Eso es verdad.-

Sonreímos y le besé con dulzura, acabando por morder su labio inferior con pillería.

-Dame de comer o te comeré sin compasión.-

Me sonrió con pillería, acercándose a mí. Se paró a la altura de mis labios, relamiéndose.

-Co-me-me.- Susurró tornando su voz sensual.

Ultrajé su boca sin más dilación, buscando su lengua como si de agua se tratase en medio del desierto. Devorándolo, quitándole cualquier rastro de aire. Unos golpes en la puerta cortaron el beso, sorprendiéndonos.

-¿Vamos a cenar algún día?- La voz de Yuta se abrió paso detrás de la puerta.

-¿Se te pasó la tontería o vienes a por más?-

Se quedó en silencio por unos segundos.

-Se me pasará cuando deje de ver a ese.-

Solté una carcajada mientras me separaba de Taka, abriendo la puerta para acercándome a mi hijo con decisión.

-A mi dormitorio.- Frunció el ceño, pasándole mil cosas por la cabeza.- Ahora.-

Salió dirigiéndose al dormitorio sin mediar palabra. Salí detrás de él, parándome un segundo. Me asomé de nuevo a la cocina y le mostré la sonrisa quizás más tranquilizadora que sabía.

Perdóname. (2ª parte de Enséñame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora