Capítulo 2

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{Ruki}..

2.

Miré el reloj de mi muñeca observando que Akira, obviamente, seguía trabajando. No me apetecía en absoluto volver a la soledad de mi casa. Me había acostumbrado a su presencia, al sonido de su risa alegre y realmente sin él, la casa se me venía encima. Decidí al momento visitarlo a la cafetería, sentarme tranquilamente en una mesa y leer los expedientes mientras tomaba un café caliente y humeante. Sin darle más vueltas al asunto me encaminé hacia la cafetería, con una sonrisa en la cara.

Los malditos expedientes a medida que andaba se me hacían más pesados en mis brazos. "Puto Kamenashi" Pensé, pero al instante me acordé del incómodo momento que acontenció por la mañana. Frunciendo el ceño. Seguramente habría sido sin querer o algo por el estilo. Kamenashi llevaba años con Tanaka y realmente se les veía felices juntos. O eso querían aparentar.

A los minutos ya estaba visualizando la cafetería donde trabajaba Akira pero al mismo tiempo empezaba a odiar el no tener un medio de transporte. Tendría que sacar el carnet tarde más o tarde menos. Por mucho que me pesase. De repente lo vi, tomando nota a unas señoras que se habían acomodado en la terraza. Él las sonreía educadamente, asintiendo con la cabeza mientras tomaba nota. No pude evitar sonreír en aquel instante. Verle así de feliz después de tanto tiempo era lo que más me llenaba después de todo. Al fin trabajaba y él mismo se sentía realizado. Justo cuando se había metido dentro del local para preparar lo que aquellas señoras le habían pedido yo acababa de llegar, sentándome en una de las mesas vacías, posando los expedientes sobre la mesa y el maletín en el suelo. Rebusqué en mi chaquetón el paquete de tabaco, extrayendo de él un cigarro y me lo encendí. Esperándole.

En cuanto abrí el primer expediente, su voz resonó en mi oído.

-¿Qué le sirvo?-

Sin mirarle sonreí de medio lado. Giré levemente mi cabeza y lo miré a los ojos.

-A ti, desnudo y sobre la mesa.-

-Oh- Se sorprendió, acabando por reírse. -No, en serio. ¿Quieres algo?-

Su sonrojo era más que evidente y las señoras, comenzaba a cuchichear sobre nosotros. Las miré con recelo, casi obligándolas a que apartaran sus asquerosas miradas.

-Café solo en vaso grande, necesito despertarme.-

-¿Con hielo?-

Mire a mí alrededor con mofa, observando los escaparates de las tiendas y de la propia cafetería heladas por el frío.

-¿Tu qué crees?-

Me sonrió divertido, asintiendo.

-Lo capto lo capto, ¿Algo más?-

Alce la ceja con una sonrisa de pillería.

-Sorpréndeme.-

En cuanto la palabra salió de mis labios, se metió dentro del local como alma que lleva el diablo, arrancándome una risa. Las señoras seguían mirándome y acabaron por sacarme de quicio.

-¿Me hago una foto de recuerdo y os la firmo?-

Las señoras se giraron al instante, pero sus cuchicheos eran quizás más fuertes que antes. Puse mis ojos en blanco y seguí con el expediente que ni siquiera me había parado en leer de quien era. Abrí los ojos como platos al saber que tenía en mis manos el expediente de Kai. Inconscientemente, tragué saliva. Un nudo del tamaño de una pelota de beisbol se me formó en la garganta, notando como mi frente comenzaba a sudar. Lo abrí con parsimonia, pensando en las pésimas notas que tendría o algo por el estilo. O algún parte por mala conducta pero... Me sorprendió gratamente no haber encontrado nada de eso. Notables altos, buena conducta.. Totalmente limpio e impecable. No podía salir de mi asombro y algo dentro de mí se tranquilizó, acabando por suspirar sobre aquellos papeles.

Perdóname. (2ª parte de Enséñame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora