Capítulo 4

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{REITA}

-Aw... Akira.-

-Shh..- Lo calmé mientras me colocaba sobre él.

-Ah...Haa...haa.- Volvía a repetir.

Me movía sobre él, con fuerza mientras cogía ese aire que comenzaba a escasearme.

-No... No aguanto..-

-Solo un poco más.- Le sonreí.

-¡No puedo aguantar más!-

-¡Pues deja de comprarte los pantalones dos tallas menos que la tuya!- Grité mientras intentaba con todas mis fuerzas subirle aquel pantalón negro sobre la cama.

-¡Eres tú, que me engordas con todos esos dulces!- Me contestó, empujándome para que me apartara.

Me senté en el suelo, cruzando mis piernas mientras lo observaba moviendo su pelvis, subiéndose los pantalones con duros esfuerzos, resoplando.

-¡A la mierda!- Gritó, bajándoselos de un tirón, echándolo hacia el suelo.

Se quedó sentado sobre la cama, en calzoncillos, hinchando los carrillos completamente enfadado. Sus piernas blanquecinas se asomaban por la camisa azul, aun sin abrochar, comenzando a maldecir en voz baja. No pude evitar reírme con aquella imagen.

-¡No te rías baka!-

-¿Y tú eras el "machito" de la relación?, Ya claro.-

Alzó la ceja, levantándose de un salto.

-Vete a la mierda, Akira.-

Y se metió en el vestidor, rebuscando otro pantalón mientras me insultaba sin compasión. No me moví ni un centímetro, esperando a que volviera aun sabiendo que probablemente estaba llegando tarde a mi trabajo. Salió con aires malhumorados y altivos, mirándome con desprecio mientras dejaba sobre la cama un par de pantalones del mismo color que aquel que despreció contra el suelo escasos segundos antes.

-Pero abróchate al menos la camisa que vas a coger frío.-

-No me digas lo que tengo que hacer.-

Me dio la espalda, abrochándose la camisa con parsimonia. Sonreí divertido, negando con la cabeza. Me levanté del suelo, estirándome mientras silbaba, acercándome a su espalda.

-Ni se te ocurra.-

Me aguanté la risa, rodeando su cuerpo con mis brazos, dejando caer mi barbilla sobre su hombro. Intentó zafarse de mi abrazado a regañadientes mientras me insultaba.

-¿Pero por qué diablos te enfadas conmigo?- Me rejunté a su cuerpo, estrechándolo contra el mío.

-¡Porque por tu culpa estoy engordando!-

-Yo te amaría hasta si pesaras cien quilos.-

Sacudió el pantalón con fuerza sin contestarme, sin prestarme atención ni a mí ni a mi abrazo. Haciéndome carraspear. Comencé a besar su cuello con mimo, dejando sutiles besos sobre su suave piel, sintiendo su aroma por todo mi cerebro.

-Quita-

-No- Susurré, volviendo a la tarea que me había impuesto.- Hace tiempo que no...-

-Ni lo sueñes, suéltame.- Gruñó subiendo su hombro para apartarme.

Sonreí, rodeando sus brazos con los míos para que no pudiese empujarme, echándolo hacia adelante.

-¡Reita!-

-No entiendo esa manía tuya de llamarme Reita cuando te enfadas...-

-¡No cambies de tema!-

Le di la vuelta para mirarle a los ojos, dándole un sutil beso en los labios... Completamente fallido al recibir un mordisco en mi labio inferior por su parte. Abrí la boca sorprendido, mirándole alucino mientras me sonreía victorioso, echando la cabeza a un lado con chulería.

Perdóname. (2ª parte de Enséñame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora