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Daniel se fue a Inglaterra tres días después de nuestra despedida. Su ausencia no fue un golpe duro y solo me provocaba una agradable nostalgia que salía a flote mas que nada cuando estaba con mis amigos. Ellos lo entendían y sé que Dave estaba internamente agradecido al cielo por mi fuerte actitud.

Pero cuando estaba sola una inquietante sensación de vació se cernía sobre mi pecho y me encerraba en algo parecido a la desesperación. Este aspecto negativo, por supuesto, se debía a Justin y al haber cortado todo tipo de contacto con él.

No estaba cometiendo un error, no tenía dudas de eso. Lo que me molestaba era que las últimas semanas nos habíamos acercado mucho y todo se cortó de manera abrupta. No nos habíamos visto tanto en realidad, pero mi teléfono ahora estaba muy callado sin él y tuve que borrar su numero para no caer en la tentación que me provocaba verlo en mi agenda.

El viernes llegó y nos encontró caminando hacía el edificio de recepción para buscar las notas de nuestros exámenes finales.

-¡Deberíamos salir para festejar esto!

Sugirió Grace, mientras entrabamos y nos colocábamos en una fila.

El ultimo tiempo en West Spring había sido el mejor en lo que a diversión respecta. Los días libres en el campus son mas interesantes de lo que se puede imaginar. Pero en ese momento fuimos conscientes de que todo había acabado. Nuestras calificaciones estaban computadas en la recepción y marcarían el final del año escolar. El lunes nos marcharíamos a casa.

Imprimieron nuestras hojas y las aceptamos nerviosos.

Aprobé. 

Aprobé todas las materias que cursé este año y al descubrirlo no pude evitar sonreír satisfecha. Mi alegría se expandió cuando Dave me mostró sus notas y eran incluso mejores que las mías. Los dos nos abstuvimos de festejar hasta que pudiéramos ver el resultado de Grace. Ella estaba mirando su hoja con la boca entreabierta.

-¿Qué tal?

Inquirí.

Mi amiga me miró y una sonrisa curvó sus labios.

-¡He aprobado un par de ellas! No pude con todas pero, en serio no esperaba poder con ninguna.

Explicó, riendo con alegría.

Los tres acordamos en que, definitivamente, debíamos salir a festejar eso.

En la tarde, fuimos a jugar al billar un rato y después atacamos con hambre unas hamburguesas. Dave y yo ya hubiésemos dado por terminado nuestro festejo, pero Grace tuvo la maravillosa idea de conocer el Casino. No existía nada que me interesara menos que eso, pero no podíamos negarnos frente a la entusiasmada petición de nuestra amiga. Ella se merecía algo de descanso emocional.

Llegamos al lugar, por supuesto no era nada lujoso, pero las mesas de juegos y las maquinas electrónicas eran suficientes para atraer a las personas.

Mi mejor amigo y yo nos sentamos en una mesa y dejamos que Grace explorara los alrededores a su antojo. Buscamos algo para beber en las cartas.

-Siento que me estoy embriagando solo de leer esto.

Comentó Dave, a lo que yo reí.

-Busquemos algo flojo. No quiero pasar mi ultimo fin de semana aquí con resaca.

Avisé.

-Hablas como si nos fuéramos a otro planeta. Driven no está tan lejos.

Se burló.

-Yo lo siento lejos.

Murmuré.

Fruncí el ceño cuando él le indicó a la camarera que quería un Margarita de Chocolate Blanco. Dave y tequila son dos cosas que yo no me atrevería a juntar si de mí dependiera. Yo solo pedí un vaso de licor de durazno, presintiendo que en la vuelta al campus tendría que estar arrastrando a mi amigo.

Mas tarde, él no iba por la mitad de su vaso que ya había sido tomado por la verborragia. Hablaba rápido, gesticulaba con sus manos y reía como si estuviera contando la mas divertida anécdota cuando en realidad me estaba explicando su ensayo de filosofía. Mientras lo veía, no podía parar de divertirme.

Pero eso cesó cuando, al fin terminado su cóctel, empezó a verse somnoliento y agotado.

Busqué con la mirada a Grace entre la multitud de personas, lista para irme al apartamento, pero no había rastros de ella.

-Hola.

Una chica se acercó a nosotros sonriendo, llevando a un hombre mayor con ella.

-Hola.

Devolví el saludo con cautela, sin saber quienes eran.

-Soy Leila ¿me recuerdas? Soy amiga de Justin.

Al oír la ultima palabra, la cabeza de Dave, que había estado apoyada sobre la mesa, se levantó con rapidez y se dirigió a la recién llegada.

-Oh, si.

Dije nerviosa.

-Él es mi padre. Quien no debería estar aquí.

Lo presentó, mirando a su progenitor con reproche.

Él se rascó la nuca nervioso antes de mirarme y sonreír.

-Los vicios son un poco duros de abandonar. Solo tuve una pequeña recaída esta noche.

Confesó con timidez.

Me puse a desear con todas mis fuerzas que se fueran de una vez, pero entonces las siguientes palabras del hombre se ganaron mi atención:

-Tu amigo es una joya.

Miré a Dave para saber a lo que se refería. Esperaba encontrarlo mirándome con curiosidad o, si había logrado entender la situación, con enojo. Pero no. Se había quedado dormido sobre la mesa, con la boca abierta y roncando sonoramente. 

El alivio sacó un suspiro de mi.

-Si que lo es.

Respondí, esta vez relajada, dirigiendo mi atención de nuevo a ellos.

-Me refiero a Daniel Kraus.

Aclaró el hombre, que también miraba divertido a Dave.

Mis ojos se entrecerraron por la confusión.

-Disculpe ¿usted conoce a Daniel?

-¡Por supuesto! Soy el representante deportivo que le consiguió un contrato en el exterior. La primera vez que lo vi jugar supe que iba a llegar lejos.

La incredulidad debió ser muy evidente en mi cara, porque Leila añadió:

-Justin dijo que tenías un amigo futbolista que era muy bueno y le mostró el vídeo de su juego a mi padre. Los dos estuvieron de acuerdo en el hecho de que debía ser contratado para un club grande.

Mi mandíbula cayó hacía abajo, sin importarme cuan extraña debía verme, tenía que dejar salir mi sorpresa.

¡¿QUE JUSTIN HIZO QUE?!


Bieber is Back - Tatteana Pedernera


Bieber is BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora