Inspeccioné la hora en mi celular para encontrarme con que llevábamos diez minutos de retraso. Miré con irritación a Dave que estaba revisando, otra vez, el capó de su nuevo auto.
-¡Dave! Has limpiado la cagada de la paloma, ya no hay mugre ahí. Déjalo y entremos.
Lo reté, señalando la entrada del centro comercial.
Él me miró con la diversión brillando en sus ojos y le dio dos palmadas al coche.
-Esto es lo único bueno que ha hecho mi padre por mí.
Explicó.
-Sé que tu padre es un desaparecido parcial en tu vida, pero no veo el punto de que te regale un vehículo si de todas formas ¡vamos a llegar tarde a donde pretendamos ir!
Repuse.
Mi amigo suspiró con pesadumbre cuando lo aparte del auto de un tirón y lo arrastré a las puertas de vidrio. Las cruzamos y divisamos a Crystal esperándonos en un banco de la entrada. Se levantó de un salto al vernos y corrió hacía nosotros, abrazándonos.
-¡Los extrañé!
Chilló.
-Nosotros a ti.
Se separó y me observó de pies a cabeza.
-Michi, estás mas linda de lo que recordaba. El aire de tu ciudad te sienta bien. Quisiera decir lo mismo de este lugar.
Se quejó.
Estábamos en la ciudad de nuestra amiga y si, no era nada como Driven. Era un lugar mucho mas céntrico y comercial, pero seguramente estaría lleno de diversión.
Nos dirigimos a un bar y pedimos una buena dosis de café antes de empezar a caminar por el sitio. Crystal tardaba mas de quince minutos en cada vidriera y, para ser sincera, Dave y yo nos estábamos aburriendo.
También quisimos planear un encuentro vacacional con Grace pero ella le había contado sobre aquel tema a sus padres y, a pesar de que ellos ahora estaban dolidos y preocupados, fue lo mejor que ella pudo haber hecho. Ellos ahora le estaban aplicando a su hija normas severas y cautelosas que iba a ayudarlos a todos. Aunque yo la extrañara.
Crystal hizo que nos detuviéramos en otra vidriera, pero esta vez no intercambie una mirada de cómplice tortura con Dave porque un vestido logró llamar mi atención.
-Es hermoso.
Jadeé, acercándome al vidrio.
Se trataba de una belleza color blanco que imitaba el estilo de los setenta con detalles dorados modernos.
-¿Michi Mileston está babeando por un vestido? Tengo que twittear esto.
Se burló Dave.
-¡Pruébatelo Michi!
Me pidió Crystal, empujándome dentro de la tienda.
Una hora después estábamos, al fin, sentados en una mesa del patio de comidas con nuestros pedidos frente a nosotros.
-Tengo mi propio dinero Dave, no tenías que pagarlo.
Repetí, refiriéndome al vestido en una bolsa que reposaba en la silla a mi lado.
-Es un regalo especial antes de que la buena vida acabe. Ya llevamos mes y medio en Driven y en dos semanas arrancamos con el papeleo de la residencia y las materias en West Spring.
Comentó.
-Gracias por recordármelo.
Mascullé y pude escuchar que Crystal murmuraba algo parecido.
-Además, necesitas algo decente para la fiesta del próximo fin de semana.
Agregó, llevándose a la boca un poco de ensalada.
-¿Qué fiesta?
Inquirí con recelo, temiendo la disparatada respuesta de mi mejor amigo.
-El encuentro de todos los graduados de nuestra promoción en Driven.
Explicó.
-¿En serio? Encuentro con nuestros compañeros de secundaria ¿Ese tipo de cosas no se hacen cuando uno tiene cuarenta años?
Pregunté divertida, pero me agradaba la idea de ver a mis viejos amigos, puesto a que no nos habíamos encontrado mucho este verano.
Después de comer, nos despedimos de nuestra amiga y subimos al auto de Dave para volver a Driven. Enchufé mi reproductor al estéreo para que pudiéramos deleitarnos con mi excelente gusto musical (que en su mayoría se trataba solo de Bon Jovi) hasta que una infiltrada canción empezó a sonar y Dave estuvo a punto de frenar en seco cuando la escuchó.
-¿En serio Michi? ¿One Direction?
Me acusó.
-Estaba aburrida, quería música nueva en mi tarjeta de memoria.
Me defendí.
-Creo que si hubiese sabido esto antes, te hubiese dejado allí con Crystal para que se pongan al día sobre el peinado nuevo de Zayn Styles.
Bromeó.
-¡No! Maldición, Dave. Si algún día hago algo como eso, ata una cuerda con la que pueda ahorcarme.
Pedí con exageración.
Pero no habían pasado tres minutos que ya estábamos tarareando la canción, así que Dave la puso nuevamente y empezamos a bailar en nuestros asientos siguiendo el ritmo de la canción con nuestras voces elevadas cantando "na, na, na, na..."
Lo mejor de tener amigos desde la infancia es que con ellos nunca creces.
Mi teléfono vibró repetidas veces en mi bolsillo y cuando lo chequeé descubrí un numero desconocido en la pantalla. Bajé el volumen del estéreo para poder escuchar a quien estaba del otro lado de la línea.
-Hola.
Saludé.
-Hola amor. Soy Justin. He salido y me olvidé el móvil en casa. Quería preguntarte si querías...
Se interrumpió a sí mismo y quedó en silencio.
-¿Sigues ahí?
Hablé, para saber si no se había cortado.
-¿Estás escuchando One Direction?
En su voz percibí una risa contenida.
-¡No!
Contesté rápidamente y apagué el aparato que emitía el sonido.
Demasiado tarde. Él estalló en carcajadas antes de que pudiera excusarme.
-Ay Chelle...
Exclamó, una vez que se calmó.
Mi mejor amigo, quien aun conducía, me miró y el pensamiento de que hubiese reconocido la voz de Justin me espantó, así que volví a encender la música, tratando de no demostrar mis nervios y deseando que no fuera tarde para eso al menos.
-Quería preguntarte si querías salir a algún lado hoy.
Continuó Justin.
-Claro ¿A dónde?
Pregunté, dirigiendo mi vista a la ventana.
-Eso es una sorpresa. Te espero en mi casa a las siete.
Avisó.
Bieber is Back - Tatteana Pedernera
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Bieber is Back
Teen FictionAcusado de homicidio, Justin Bieber se dio a la fuga, dejando sin aviso previo las pocas cosas que tenía en la ciudad, entre ellas a su novia. Dos años después, Michelle Mileston al fin tiene una vida normal: asiste a la universidad, se divierte c...