Conozco a Colin desde que éramos niños. Siempre hemos sido muy cercanos, aunque yo lo veía con una mujer diferente cada vez. Estaba secretamente enamorada de él. A los 14 años, decidí que ya no podía guardarlo más, así que me declaré. En ese momento, él tenía 17, y, para mi sorpresa, sentía lo mismo. A partir de ahí, nos volvimos inseparables. Fue mi primer amor, mi primer todo. Hoy celebramos 5 años juntos.
Ahora, voy conduciendo hacia Central Park, donde quedamos. Según me dijo, tiene algo importante que decirme antes de que me vaya a casa a cenar.
Lo encuentro sentado en un banco, con un cigarro en la mano. Me acerco, le quito el cigarro con una sonrisa y le doy una calada bajo su mirada profunda y algo misteriosa. Su color de ojos, verde grisáceo, siempre me había fascinado. Exhalo el humo, me agacho y le doy un beso en los labios, pero, para mi sorpresa, gira la cara y me termina dando un beso en la mejilla. ¿Me acaba de hacer la cobra? Antes de que pueda preguntar, dice algo que nunca imaginé escuchar de él.
— Esto no funciona.
Me quedo paralizada, mirando lo que queda del cigarro, que lanzo a algún lado. ¿Qué acaba de decir? Mi corazón empieza a latir desbocado.
— ¿Qué? — Le pregunto, confundida, frunciendo el ceño.
Se levanta, y para poder mirarlo mejor, tengo que alzar la cabeza. Ese brillo que siempre adoré en sus ojos ya no está. Su expresión está completamente seria, y nunca lo había visto tan distante.
– Estoy cansado de fingir, de fingir que me gustas, que estoy enamorado de ti – me dice, mirándome de arriba abajo con desprecio, soltando un bufido irritado. Algo dentro de mí se quiebra. – Estoy cansado de ver cómo, día tras día, me miras como si yo fuera el amor de tu vida. No te quiero, nunca lo hice. Salir con la hija de la pareja más poderosa de América y Europa era divertido, pero ahora ya aburre. Yo nunca...
– ¡Cállate! – lo corto, mi voz dura, como si las palabras pudieran detener lo que él acaba de decir.
No quiero oír más. Sus palabras son puñales directos a mi corazón, que ahora se rompe en mil pedazos. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero lucho contra ellas, negándome a dejar que caigan.
– Solo quería romperte el corazón, y por lo visto, lo conseguí – dice con una media sonrisa, como si se sintiera satisfecho.
Mis manos aprietan con fuerza el casco de mi moto, la rabia debería arder en mí, debería golpearlo, maldecirlo, pero en lugar de eso, me siento vacía. Él jugó conmigo, se burló de mí, y aunque sé que debería estar furiosa, lo único que quiero ahora es desaparecer.
– Felicidades, cumpliste tu objetivo, eres un excelente actor – mascullo, incapaz de mirarle a la cara.
Giro sobre mis talones y comienzo a caminar rápidamente hacia la salida del parque, buscando mi moto. Necesito salir de allí, cuanto antes. Sus pasos resuenan detrás de mí, pero no me importa.
Al llegar a mi moto, veo a dos niños, de la edad de mi hermano, observándola con admiración. Es normal, es una Ducati verde y negra, bastante potente, pero ahora mismo eso no tiene importancia.
– ¡Largo! – gruño, con voz dura.
Los chicos me miran un momento, sorprendidos y algo asustados, y se alejan con la cabeza baja. Estoy a punto de subirme a la moto cuando siento su mano en mi codo. Me tira hacia atrás, impidiéndome irme.
– Estás enfadada, no puedes irte así – dice, con una preocupación que me hace reír, amarga.
No puedo creer lo hipócrita que puede ser.
– ¿Ahora te preocupas por mí? – pregunto, aún incrédula.
De un tirón me deshago de su agarre, y él gruñe en desaprobación. Eso no hace más que cabrearme aún más. Aprieto los puños, luchando por no soltarle un buen golpe.

ESTÁS LEYENDO
True Love
Romantizm¿Qué sucede cuando el hombre del que estás enamorada, tu novio, de un día para otro decide que ya no te quiere? Cuando, sin previo aviso, te dice que nunca fuiste nada para él y que lo único que buscaba era romperte el corazón, para luego irse sin m...