Tener que acostumbrarme a esta nueva vida que me esperaba, no era fácil para mí. Mis padres tenían apenas una semana de haber fallecido en un accidente automovilístico, quedé prácticamente sola, no tengo hermanos ni hermanas, soy hija única, mi familia era muy pequeña solo tenía una tía, casi nunca la veía, vive muy lejos, ahora me tenía que mudar a Kentucky con ella, eso hasta que cumpliera mi mayoría de edad, y eso no iba a ocurrir sino hasta dentro de un año.
-Crystal, creo que ya es momento de hablar_ dijo mi tía Taylor mientras estaba en el comedor. La miré expectante, pero yo sabía exactamente qué era lo que tenía que decirme_ ¿Cómo te sientes con todo esto?
-¿En realidad tengo que responder eso?_ desde la muerte de mis padres había empezado a actuar extraño, estuve alejada de la gente, la mayor parte del tiempo estaba encerrada en mi habitación
-Tienes razón. Todo esto fue tan de repente, pero como decía tu madre "las peores cosas pasan, las mejores quedan"
-¿Cuándo nos vamos a Kentucky?_ me miró algo asombrada, pero ella sabía que era más lista de lo que parecía
-Crystal, sé que no quieres este cambio, pero yo no puedo venirme a San Francisco, no puedo dejar la granja.
-Tranquila, que entiendo más de lo que crees_ Taylor me tomó las manos sonriendo débilmente dándome fuerzas, yo le sonreí por educación, la verdad quería que me dejara sola, no quería bajo ningún motivo irme de San Francisco
-Nos vamos pasado mañana ¿quieres que te ayude a empacar?
-Creo poder yo sola...
-Kentucky te va a encantar, velo como una nueva oportunidad_ Taylor salió del comedor y subí a mi habitación.
Cuando era niña siempre iba a Kentucky con mis padres, mamá y tía Taylor se habían criado en la granja que era de mis abuelos y ahora le pertenecía a Taylor. La tía Taylor era la menor, a veces parecía más una hermana que una tía, era bastante joven, sólo tenía 28 años. Antes cuando iba a la granja era tan feliz, mi papá me llevaba a montar a caballo todas las tardes, la verdad es que nunca me quería bajar. Me escapaba a veces a los establos para ver a los caballos; dejamos de visitar Lexington desde que tenía 10 años.
Tener que abandonar San Francisco era terrible para mí, tenía toda mi vida viviendo allí, tenía muchos amigos a la cual iba a extrañar y ya solo me faltaba menos de un año para graduarme en la secundaria, supongo que ahora tenía que seguir el año escolar en Lexington.
Lamuerte de mis padres fue tan desastrosa para mí, ellos iban a una conferenciade medicina en el Plaza, mi madre insistió en que los acompañara, pero laverdad es que no quería ir por alguna extraña razón, extraña porque siempreadoré ir a exposiciones de lo que fuera, foros, reuniones sociales, fiestas,siempre fui muy sociable, pero nunca fui la chica popular, simplemente se medaba estar con la gente, me gustaba investigar y estudiar cosas, papá solíadecir que iba a ser una gran periodista, pero aun con la edad que tenía y miproximidad de salir del high school, todavía no tenía fijo un rumbo el cualseguir y ahora con la muerte de mis padres, menos aún. Me sentía perdida, si nofuera por mi tía Taylor no sabría que hacer o incluso a donde ir, a pesar de noquererme ir, tenía que aceptarlo porque no tenía alternativa, no me quedaba deotra sino seguir viviendo con o sin mis padres y en otra ciudad, que en estecaso no era ciudad sino un pueblo.
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Serpentibus
FantasíaNO LEER SI NO HAS LEÍDO CIELO TIERRA E INFIERNO, CLARIDAD Y OSCURIDAD, METAMORFOSIS, RENACER Y PIDE UN DESEO. Crystal Anderson, una chica de 17 años, huérfana. Se muda a Lexington con su tía Taylor a tratar de reestablecer su vida luego de la aparat...