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¿Había sido inteligente decirle a Crystal lo que sentía por ella? Eso le dio más drama a la situación. Asaliah me ayudó a recoger mis cosas con un agradecido silencio. ¿Que se supone que haría ahora? ¿Salvar el mundo? ¿Luego qué?¿Seguir con mi vida normal? Era un estúpido brujo y mi madre era un demonio, salvar al mundo implicaba matarla. Era hora de irse antes que llegara mi tío Sean y me detuviera o empezara a hacer preguntas que no quería responder.

-Vamos_ le dije a Asaliah. Al bajar las escaleras allí estaba mi tío, esperándonos, es como si supiera lo que planeábamos

-¿A dónde vas?_ me preguntó, estaba inexpresivo. En todo este asunto no me había detenido a pensar en él

-Tengo que salir de la ciudad_ dije terminando de bajar las escaleras, halé a Asaliah por la mano para apresurar el momento

-Ya lo sabes_ voltee a verlo. ¿Él también era parte de esto?

<<Cálmate y escúchalo>>

Dijo la voz de Asaliah en mi cabeza

-¿Que sabes tú de esto, tío Sean?

-Todo Liam

-¿Eres brujo?

-No_ de cierta forma esto me calmó

-¿Todo el tiempo supiste todo esto y me lo ocultaste?

-¿Era una buena idea contártelo?_ tenía razón

-En la situación en la que estamos ahora... si, era una buena idea

-Si te refieres a tu madre, se supone que ella había muerto. ¿Qué probabilidades hay que un ser humano se convierta en demonio?_ hizo una pausa_ y si es por Crystal, no me correspondía a mi contártelo

-Parece que esa es la excusa perfecta_ abrí la puerta

-¿Crees que para mí fue fácil ver a tu madre morir? Murió ante mis ojos y los de tu padre. Peter sufrió mucho por tu madre, decidió contarte otra historia, eras un maldito niño Liam. No todo se trata que te ocultaron una verdad. Muchos sufrimos por ello. Peter después que creciste un poco decidió unirse a los Marines, murió en Irak como un estúpido héroe ¡y aquí estoy yo! Cuidando de ti, porque no me importa que seas un brujo, tu padre y yo decidimos que esto no lo desarrollarías. Taylor me ayudó contigo cuando me quedé sólo, así que no las satanices por ser diferentes a los demás_ sólo lo miré, mi tío era el más "normal" en todo esto, él no tenía culpas, pero decidí ignorar esto, tenía que mantenerlo lejos por su propio bien. Terminé de abrir la puerta y salimos de la casa, tomé mi caballo con Asaliah sentada a mis espaldas y salimos galopando por la carretera de asfalto. Sólo sentía la brisa en mi cara y el sonido que producía el choque de las herraduras de Bob contra el asfalto. Cabalgamos hasta Georgetown, ciertas personas nos miraban al pasar. Nos detuvimos en frente de un motel del centro del pueblo

-Creo que hasta aquí te acompaño. Debo hacer cosas arriba_ dijo Asaliah

-Puedes quedarte conmigo

-No creo que sea correcto. Además, necesitas tiempo a solas para pensar con tranquilidad_ estaba sonrojada, la hacía ver linda_ si me necesitas, sólo llámame, vendré en seguida_ hizo una pausa_ tengo que averiguar que han planeado Miguel y Gabriel con respecto a lo de tu madre_ asentí con la cabeza. Entré al motel dándole la espalda. Vino una brisa repentina fuerte acompañado de un aleteo. Voltee y ya Asaliah ya no estaba.

¿Que debía hacer ahora? ¿Esperar instrucciones de los ángeles? ¿Y si sus instrucciones eran matar a Crystal y su familia? ¿Iba a ser capaz de hacerlo sin chistar? No lo creo. El rostro de Crystal era la imagen más permanente en mi cerebro. Me estaba desesperando, caminaba dentro de la habitación como león encerrado en una jaula

<<Cálmate...>>

Escuché la voz de Asaliah en mi cabeza. Miré al techo y resoplé. Tomé mi abrigo y salí del motel, ya había oscurecido, necesitaba respirar aire fresco, quizás comer algo grasiento. Fui hacia la 460 y me adentré en un restaurante modesto. Me senté en la barra y pedí una hamburguesa con extra de bacon y queso. Estaba bastante concurrido el lugar. En un televisor a mi derecha estaba el noticiero, hablaban de personas desaparecidas, dichas personas habían presentado cambios de conducta y desordenes de personalidad. Hecho curioso que se había llevado a cabo en todo el estado de Kentucky en los últimos días. Por alguna razón eso me dio mala espina, mi cerebro asoció las desapariciones con posesiones demoniacas. Sonó mi celular, era Collin, lo dejé repicar sin respuesta. Dejó de sonar. Comía mientras veía las noticias sin parpadear. Volvió a repicar, ésta vez era mi tío, decidí ignorarlo también, traté de concentrarme en las noticias una vez más, pero por alguna extraña razón se me quitó el apetito. Pagué la cuenta y salí del restaurante, afuera hacia un frio infernal, caminé a paso lento por las calles, una brisa arrolladora nos sacudió a todos los que caminábamos en el exterior, miré hacia el cielo y las nubes se estaban formando para una tormenta, relampagueaba. La gente en las calles comenzó a correr, yo apresuré el paso antes que comenzara a llover, tropecé con un sujeto

-Disculpe..._ fue entonces cuando lo vi a los ojos, su mirada era oscura. Me pareció verlo sonreír

-Has sido bastante escurridizo

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué crees que hago aquí? Es hora de irnos, no tengo tiempo que perder

-Yo no voy contigo a ninguna parte

-¡Oh sí! Si lo harás_ retrocedí unos cuantos pasos. Escuché de su boca un susurro, no podía identificar que decía, era otra lengua. Mi cabeza sintió que le encajaban cientos de clavos. Caí al suelo retorciéndome del dolor. Me tomó por el brazo y me levantó sin mucho esfuerzo y me arrastró por un callejón, todo se nubló hasta que todo se volvió oscuro.

SerpentibusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora