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Llegó el día de irme a Kentucky, la compañía de mudanzas llegó temprano para llevarse las cosas de mi habitación y el estudio, la casa se puso a la venta, y por lo que me contó mi tía, ya había varias ofertas de compra. Apenas toqué el suelo de Lexington, Blue Grass Airport me sentí extraña, pero sabía de sobra que era algo normal; mi tía Taylor siempre me sonreía dándome ánimos, ella era tan especial parecía un ángel, hermosa al igual que mi madre: cabello rojo intenso, ojos azules y brillantes como la luna, cara perfilada e impresionantemente soltera.

Uno de los capataces de la granja llegó por nosotras al aeropuerto en una camioneta Ford F-150 color amarillo. Era como de unos 30 años, bien parecido, rubio, ojos verdes aceituna

-Bienvenidas a casa..._ dijo con una gran sonrisa

-Gracias Sean...._ dije sonriendo amablemente. Sean ha trabajado en la granja desde que tenía memoria, incluso cuando la granja era de mis abuelos, para aquel entonces era el muchacho que limpiaba los potreros, recordé que tan feliz era allí, jugaba con su sobrino Liam. Todo era tan perfecto y nunca pensé regresar a Lexington bajo estas condiciones.

Llegamos a la entrada de la granja donde estaba el acostumbrado letrero que decía Granja Van Persie. La casa era de color amarillo pálido con detalles en blanco, era de 2 pisos y un porche bien amplio donde recordaba mamá y tía Taylor solían cantar con sus guitarras en compañía de algunos trabajadores de la granja en los ocasos de los sábados cuando preparábamos una barbacoa. Ambas gozaban de voces hermosas y mi tía había ganado a mi edad varios premios estatales de música country.

Sean se estacionó, mi tía y él me miraron por unos segundos, me sentí extraña ya que estaba en el medio de los dos, Sean y mi tía se bajaron de la camioneta mientras yo me quedé congelada viendo hacia la casa, en realidad tenía la mente en blanco

-¿Crystal?_ reaccioné bruscamente_ ¿No vas a bajar?_ afirme con la cabeza. Sean bajó mi equipaje con la ayuda de otro chico que era primera vez que veía.

Mi tía Taylor pasó su brazo izquierdo por sobre mis hombros y caminamos hacia las escaleras del porche de la casa cuando abrió la puerta Prue, la nana de mi tía y mi mamá, ella siempre fue tan dulce, de hecho eso era lo que emanaba, sus facciones eran tan delicadas a pesar de su contextura física, era gorda, cabello castaño claro liso, la mayoría de las veces con una trenza

-¡Bienvenida a casa Crystal...!_ dijo con una sonrisa amplia y abriéndome sus brazos para abrazarme

-Gracias Prue_ entramos a la casa y se veía tan diferente, mi tía Taylor la había remodelado, estaba de lujo. El hall estaba pintado de un color salmón claro con detalles en blanco, estaba estupefacta viendo los detalles

-¿Y qué tal? ¿Te gusta?_ me preguntó Taylor algo emocionada por saber mi respuesta

-Está increíble...

-Vayamos a tu "nueva" habitación_ recalcó nueva me suponía porque había remodelado mi vieja habitación también. Subimos las escaleras y Sean abrió la puerta de mi habitación, estaba pintada de color lila muy claro, igualmente con detalles en blanco, luces que reflejaban estrellas pequeñas en el techo, estaba más amplia que antes. La cama estaba vestida con un edredón blanco con flores mínimas de color purpura, el juego de cuarto era blanco mate deslumbrante, habían lirios en floreros alrededor del cuarto. Caminé unos pasos hacia adentro con la boca abierta admirando todo

-Creo que acertaste Taylor..._ dijo Sean dejando mis maletas al lado del closet. Caminé hasta la peinadora que era inmensa, había perfumes, cofres y del lado izquierdo había 3 portarretratos: uno tenía una foto mía montada en un caballo cuando tenía 5 años, otra con mis padres al lado del árbol de navidad y otro con mi tía Taylor y mis abuelos cuando fuimos de vacaciones a Massachusetts. Sonreí débilmente al ver estas fotos

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