Capítulo 2

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Mis manos se deslizaron suavemente sobre la espalda de Taylor mientras la besaba, ella estaba sobre mí y me besaba como si no hubiera un mañana. Traté de enfocarme en lo que estábamos haciendo aunque para mí no significara mucho; simplemente ella me había pedido que lo intentáramos nuevamente y me vi obligado a aceptar su propuesta. Taylor no me era fiel y yo tampoco a ella, era un acuerdo mutuo al que habíamos llegado. Sin compromisos.

Taylor sacó mi camiseta rápidamente y yo la de ella mientras seguíamos besándonos, y de pronto lo escuchamos: alguien lloraba desconsoladamente. ¿Cómo era eso posible? No había nadie en casa. Ví a Taylor palidecer y lentamente alejarse de mí para sentarse en el sofá con los ojos muy abiertos. Yo me levanté y me coloqué nuevamente mi camiseta, mientras trataba de agudizar mi oído para saber de dónde provenía.

-Harry, creo que el llanto proviene de allá- dijo Taylor mientras señalaba un pequeño ducto que estaba al lado del gran librero que había en la sala.

Me acerqué y comprobé que Taylor tenía razón. ¿Qué estaba pasando aquí?

-¿Hacia donde va ese ducto?- preguntó Taylor curiosa.

-¿Te gustaría averiguarlo?- le pregunté con una sonrisa traviesa en mi rostro- ¡Vamos!

Esta mansión era enorme y la parte más antigua de la casa había estado cerrada por mucho tiempo y ahora estaba en remodelación. Los trabajadores tenían su propia entrada por otro lugar, así que descarté la posibilidad de que fuera alguno de ellos. Caminamos por los largos pasillos y en unos minutos nos topamos con una gran escalera cuya entrada estaba totalmente cerrada. Taylor dio un respingo cuando el llanto se volvió más lastimero y desesperado.

-¿Estás asustada?- la molesté mientras me reía.

-¡Claro que no!- respondió molesta - ¡Continuemos!

Subimos las viejas escaleras con cuidado e inspeccionamos toda la entrada buscando un agujero para pasar al otro lado.

-¡Aquí!- llamé a Taylor.

Ambos nos escabullimos por el agujero y divisamos un largo y oscuro pasillo con muchas puertas de madera viejas. El llanto se escuchaba más cerca y entonces me dí cuenta de que era el llanto de una chica. ¿Qué hacía una chica en este lugar?  Iniciamos nuestro camino por el pasillo y revisamos cada cuarto, hasta que me encontré con una puerta al final del pasillo que estaba cerrada y bloqueada con un viejo mueble. Esto era cada vez más extraño...

Taylor estaba asustada aunque lo negara, así que se limitó a quedarse detrás mío y a unos metros de distancia. Moví el mueble que bloqueaba la puerta y busqué la cuchilla que siempre llevaba conmigo. Forcé la cerradura y tomé un respiro mientras pateaba la puerta con fuerza y entraba a la habitación. Estaba oscuro y lo único que escuché fue un grito ahogado y una figura escondiéndose en una esquina.

-Por favor, no me hagas daño- suplicó la voz de una chica y sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escucharla.

-No te haré daño- dije suavemente- solamente prenderé la luz.

Busqué el interruptor mientras la escuchaba sollozando por lo bajo. Cuando la luz iluminó la habitación, abrí mis ojos ante la escena. Había un viejo y sucio colchón en una esquina con una delgada cobija llena de huecos; tres botellas de agua vacías y algunos paquetes de barras energéticas arrugados en el suelo. Un viejo y amarillo inodoro estaba en otra esquina. Y frente a mí, encogida ante mi presencia y temblando de miedo estaba una chica. Una preciosa chica...unos preciosos ojos color chocolate...

La observé por unos segundos: estaba pálida, delgada y evidentemente muy sucia. ¿Cómo podía verse linda igualmente? Alejé esos pensamientos masculinos de mi mente y di unos cuantos pasos hacia ella, en respuesta ella se alejó de mí.

Locked in (Harry Styles) PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora