Vuelta a casa

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La decisión tomada por Harry no había sido para nada fácil. Volver a Londres significaba renunciar a todo lo conseguido en París. La mudanza significaba dejar atrás un sitio que para él era todo y volver a un lugar que ya no significaba nada.

Volver a Londres significaba dejar sus empresas en manos de alguien que no era él. Para esto Harry confió en su gran amigo Liam James Payne. El señor Payne era un joven de 30 años de familia inglesa y esto le influía en su carácter y su disciplina. Con su metro ochenta de altura y su corte militar Liam era un hombre que imponía respeto, bueno a todo el mundo menos a Harry quien continuamente se reía de su forma de ver la vida. Liam estaba obsesionado por el trabajo y Harry sabía que no había un hombre mejor que él para dirigir las empresas Styles-Tomlinson. Sus empresas era un problema que ya tenía solucionado, pero no era el único problema que tenía.

El segundo problema era dejar a Luca en París. Luca era su guapo novio modelo al que conoció en una sesión de fotografía de una de las empresas de publicidad que dirigía. El modelo italiano había llamado la atención de Harry en cuanto lo vio pero el empresario no pretendía nada más que pasar un buen rato al lado del chico. Sin embargo, Luca era un modelo importante y muy persuasivo y, aunque no quería nada serio con él, Harry también tuvo en cuenta las ventajas que tendría salir con el otro hombre. Harry sabía que saliendo con Luca Belli los rumores que acusaban a ciertos miembros de sus empresas como homófobos se disiparían. Harry nunca había entendido porque todo el mundo pensaba que Liam era homófobo, puede que fuera porque era un ex militar de carácter serio y autoritario. Pero Harry conocía partes de Liam que demostraban que Payne no sentía ningún odio a los gays, pero Liam no le dejaba contarlas. Otra ventaja de salir con un chico famoso era atraer publicidad hacia su negocio y con ello un aumento de ingresos. La última gran ventaja era la compañía y, sobre todo, el sexo. Harry disfrutaba mucho en compañía de su bello novio tanto fuera de casa como en la soledad de su dormitorio. Definitivamente los días serían diferentes sin Luca, su habitación estaría más fría y Harry no estaba seguro de amar lo suficiente al otro hombre como para no poner remedio a su soledad.

Pero para Harry había todavía un gran problema más, un problema que le daba grandes dolores de cabeza y que iba a acabar con su estabilidad física y mental si no lograba solucionarlo. Ese problema era su hermana Gemma y sus sobrinos mellizos de 9 años Arabella y Luke. Sus sobrinos estaban en una edad en la que no razonaban con nadie y en las que ignoraban completamente el principio de autoridad. Ninguno de los dos pequeños quería moverse de París y mucho menos para ir a un país donde no tuvieran un resort de Disney. Pero convencer a los pequeños demonios hubiera sido fácil si la cabezona de Gemma no hubiese puesto resistencia. Gemma tenía ahora 27 años y tras unos años de estar encerrada en casa había empezado a salir y a divertirse y tenía miedo de perder todo eso si volvía a Inglaterra. Pero el pequeño de los Styles no estaba dispuesto a abandonar su país sin su familia por lo cual se unió a su madre Anne para convencer a Gemma y a los mellizos. Harry mintió a Gemma ligeramente diciéndole que era la última voluntad de su padre y a los mellizos les sobornó con llevarles a miles de lugares que cualquier niño de 9 años amaría. Incluso con todos los sobornos tardó más de una semana en convencerles de que volver a su viejo hogar no sería mala idea, aunque eso ni él lo tenía claro.

Una vez solucionado el tema de trabajo y familia, solo quedaba hacer pucheros a Luca y decirle que se visitarían a menudo y que todo saldría bien entre ellos aunque esto era otra cosa que Harry tampoco tenía muy clara.

Harry mandó a Liam a Londres a buscar una bonita casa donde todos pudieran vivir juntos y que tuviera un apartamento adosado donde el pudiera ir cuando necesitara intimidad. Liam hizo un trabajo magnifico a pesar de que en Londres tuvo problemas con un irreverente chico moreno plagado de tatuajes que parecía puesto allí solo para molestarle. A la vuelta Harry solo agradeció a su amigo y se carcajeó de lo irritado que parecía acordándose todo el rato del molesto chico inglés.

Harry mandó empaquetar algunas cosas valiosas, a pesar de que tenía pensado ir a comprar todas las cosas de lujo posibles hasta que su tarjeta temblara. Mandó reservar el jet privado de la empresa para poder viajar de manera más cómoda y se dirigió a despedirse de sus amigos.

La despedida con Liam no fue dura, o si lo fue ninguno de los dos lo reconocería, simplemente se limitaron a darse un fuerte abrazo y Harry bromeó sobre como su amigo debería ir a visitarle a él o al chico de tatuajes que le vendió la casa.

Sin embargo, la despedida de Luca fue mucho más difícil, el modelo hizo un gran berrinche y Harry tuvo que llevarle a cenar y después follarle duro para que dejara de quejarse.

Por suerte o por desgracia por fin llegó el gran día en el cual los Styles volvían de nuevo a su hogar. Todos montaron en el jet y Harry se dirigió a la cabina privada a tumbarse en la cama. Se quitó los zapatos y la americana y se quedó en una camisa blanca y un par de apretados pantalones negros. Conectó su Ipod con el sistema de reproducción privado de la habitación y pulsó el aleatorio. Se tumbó en la cama mirando al cielo y apoyó su cabeza en sus brazos, cerró los ojos y se dispuso a relajarse escuchando la música. Pero no pudo relajarse cuando su móvil le jugó una mala pasada reproduciendo esa canción que no había abandonado ninguno de sus teléfonos desde hace 10 años, la canción que aún le revolvía el estómago, esa canción que le recordaba a él, que le recordaba la pérdida más dolorosa de su adolescencia, Louis Tomlinson.


* Everybody hurts * (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora