A la mañana siguiente, cuando el sol azotó mi cara con sus débiles rayos, y el canto de los pájaros, sumado a la insistente alarma en mi teléfono, invadió mis oídos; la angustia pareció haber disminuido.
Un nuevo día había llegado, y sinceramente se veía y sentía hermoso. No tenía deseos de pasarlo amargada, al contrario. Deseaba disfrutarlo como había hecho con pocos, al máximo.
No entendía muy bien de dónde venía tanto optimismo. Simplemente se trataba de un jueves más en mi vida, con mi clásica rutina.
A pesar de no comprenderlo, elegí pensar en que era porque, algo dentro mío; llámenlo instinto, presentimiento, o como quieran; parecía decirme que todo estaría bien, que había tomado las decisiones correctas y que debía aprovecharlas, asumirlas.
Algo brillaba dentro de mí.
En cuanto logré silenciar la música que inundaba el ambiente, con su volumen tortuoso, giré mi cuerpo ya erguido para ver el de mi amiga.
Cloe, como siempre, desde muy pequeñas, había dormido en mi cama.
La chica dejaba escapar una pierna fuera de la frazada, su labio superior estaba puesto sobre el inferior, haciéndolo más grueso, y un mechón de cabellos castaños estaba atrapado en la comisura de su boca. El resto, era un gran desastre sobre la almohada.
Ella tenía un sueño pesado. Siempre había sido así. Me costaba mucho trabajo despertarla, y también me costaba demasiado mantenerla en pie. Si Cloe no estaba dentro de un boliche con la música retumbando en su cabeza, ella perdía el conocimiento fácilmente.
Ambas necesitábamos una ducha, pero decidí que lo haría primero, y que para cuando estuviera lista, la chica entraría al baño.
Sin salir de la cama en su totalidad, me dediqué a remover su brazo repetidamente, sin lograr reacción por parte de ella. Fue entonces cuando su nombre comenzó a salir de mis labios, siendo la primera palabra que pronuncié ese día.
— ¡Cloe!— insistí, por tercera vez.
— ¡Cállate de una vez, mujer!— gruñó. Se removió entre las sábanas, y se dispuso a seguir durmiendo.
— Cloe, iré a bañarme. Por favor, te quiero despierta en cuanto salga— dije. Al menos había logrado una respuesta de su parte.
— Sí, sí, sí— dijo ella. Las palabras se amortiguaban en el cojín y las "i" sonaban más parecido a una "e", producto de su desgano al hablar.
Unos veinte minutos más tarde, salí de mi relajante ducha ya vestida y con la mitad de mi cabello desenredado, solo para ver que Cloe permanecía inconsciente sobre el colchón.
Debí haberlo imaginado, pero la ilusión que había en mí, hizo que me mantuviera esperanzada, creyendo que mi amiga haría una excepción.
— ¡CLOE!— grité, asustándola en exceso.
— ¡¿Qué tienes, maldita loca?!— chilló, sentándose en la cama bruscamente, mientras cubría sus ojos con sus manos, y las fregaba lentamente sobre sus párpados.
— Dije que te despertaras— le reproché.
— Ya estoy... ya estoy despierta.
— Ve a ducharte. Prepararé el desayuno y levantaré a Theo— le informé. La castaña asintió y comenzó a estirar su cuerpo exageradamente.
Sonreí, y me dirigí a la puerta, abriéndola y luego cerrándola tras mi paso.
En la cocina puse agua a calentarse, y fui haciendo tostadas mientras acababa de peinar mi cabello húmedo.
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Beer & Kiss | Zayn Malik |
Fanfiction"Ellos se encuentran cruzando la delgada línea de lo correcto. Desafían el control, y se entregan a los excesos. Olvidan que esto es un simple juego, y que alguien saldrá herido." ADVETENCIA! Este fanfic posee contenido sexual y lenguaje fuerte. Lee...