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Jamie y Liam entraron en la casa de Louis. Ella lo miró haciendo una mueca.
-No quieren que nos quedemos todo el mes solos en casa.-explicó Liam aunque no dijo por qué.
-Jamie, subí. Ya sabes que cuarto podes elegir. -dijo él.- El último del pasillo. Necesito hablar con tu hermano.
Jamie subió en silencio con su pequeña mochila y entró en la habitación que Louis le había indicado, entonces supo por qué lo había hecho.
Harry dormía boca abajo con el torso desnudo. Ella se quedó prendida de sus tatuajes y su imagen.
Sin ser consciente de ello, se acercó y deslizó sus dedos sobre los músculos del chico.
-Jamie...-susurró él y ella retiró su mano para luego notar que él aún dormía. La había mencionado en sueños.
La chica se acostó a su lado y lo observó removerse con suavidad.
-¿Jamie?-preguntó con voz ronca, confundido. Entrecerró los ojos y le pasó el brazo sobre la cintura, atrayéndola hacia él.- ¿Qué haces acá? ¿Pasó algo?
-Mamá y papá quieren que nos quedemos con Louis mientras no están. No confían en Liam.
-Yo tampoco. -dijo él.
-Louis me dijo que me quedara en este cuarto.
-No te preocupes. Yo...
-No quiero que te vayas.-murmuró ella.- Quedate conmigo. Nadie va a saberlo.
-Jamie...-empezó y las lágrimas comenzaron a recorrer las mejillas de ella.- ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? Decime qué pasa.
-Liam se cortó. -musitó ella.- Él... Se cortó y...
El chico se colocó sobre ella y le secó las lágrimas. Recorrió sus facciones con los dedos y besó su frente mientras ella reprimía sus sollozos.
-Va a estar bien. Vamos a solucionarlo juntos, lo prometo. Jamie, podemos ayudarlo. No llores, mi vida.
Jamie lo rodeó con sus brazos y los sollozos escaparon de sus labios. Harry dejó que su cuerpo cayera sobre el de ella y la besó con suavidad.
-Va a estar bien. Vamos a encontrar la manera, juntos.-dijo sobre sus labios.- Lo prometo.
-No te vayas.-suplicó con pánico.- No te vayas, por favor.
-Le pegaste.-escuchó que gritaba Louis.
Jamie se encogió bajo el cuerpo del chico de los ojos verdes. Él la besó cada vez mas intensamente, dejándola ahogarse en sus besos para olvidar los gritos. Sus brazos se cerraron alrededor de ella, debía controlarse, no quería asustarla, pero no pudo evitarlo y se presionó mas contra ella, mientras acariciaba la piel de su cintura con delicadeza y añoranza. A ella no pareció importarle y entonces supo que no era virgen, que ya había estado con Malik, que él la había besado y la había acariciado como solo él quería tener derecho a hacerlo.
Un quejido salió de los labios de ella y notó que estaba haciéndole daño. Se apartó y observó su cintura enrojecida. La rozó con sus yemas y Jamie le colocó ambos dedos bajo el mentón.
-No importa. -susurró.
-A mi me importa. -le cortó él.- Tengo que irme.
-Harry....
Pero era tarde, el chico ya había salido por la ventana y ella se encontró sola en esa habitación desconocida.
Escuchó como la puerta se cerraba de golpe y salió del cuarto. Louis le señaló la puerta del baño con la cabeza y ella se aproximó.
-Liam...-llamó ella.
-Andate.-le cortó su hermano con furia. Ella notó que lloraba, lo conocía demasiado bien.
-No.
-Jamie, dejame solo. -gritó y las lágrimas volvieron a caer por las mejillas de ella.
-Vení acá. -dijo Louis con suavidad, tomándola por los hombros.- No llores.
Liam cerró su puño alrededor de la navaja y miró la puerta. La escuchó sollozar bajito y quiso abrir, pero no podía hacerlo, la sangre caía al suelo desde su brazo y no quería que su hermanita lo viera así.
-Por favor, Jamie.-pidió Louis y Liam escuchó sus pasos, seguía lastimándola.

Louis besó su frente y la sentó en sus piernas, intentando calmarla. Jamie se veía diminuta y el chico frunció el ceño al sentirla caliente.
-¿Tomaste tu medicina hoy? -preguntó y ella negó mientras se ocultaba en su pecho.
-Liam lo olvidó.
-Jamie... Dios, todo es muy complicado. Necesitas darte un baño y meterte en la cama. No quiero que esa fiebre suba.
Ella negó y él la tomó, poniéndose de pie. Caminó hasta la puerta del baño y llamó de manera insistente.
-Salí del baño que tengo que darle una ducha a tu hermana. Rápido. -ordenó y la puerta se abrió.- Fijate en lo que haces. No podes olvidar su medicina. Esto va más allá de vos.
Pasó a su lado y abrió el agua. Liam la miró unos largos segundos. El cabello castaño le caía por delante de los hombros, largo y suavemente enrulado. Sus ojos grises, lucían aturdidos, cargados de dolor y lágrimas. La piel blanca no parecía nada saludable y no había sonrisa que adornara sus labios.
Quiso acercarse a ella para secar la humedad de sus mejillas pero cayó y todo se volvió absolutamente negro. Ya no podía verla a ella ni a Louis ni al baño. Solo había un inmenso negro que se le antojaba tan melancólico como abrumador. Entonces supo que caía, se hundía en un hoyo y se apartaba de ella, otra vez.


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