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La habitación quedó vacía. Jamie entró con paso tambaleante y el cabello mojado. Liam la sostuvo y la sentó en la cama. Cepillo su cabello y luego la hizo acostarse.
-Si me necesitas, llamame.-dijo y aseguró la ventana.- Cuando estés mejor vamos a volver a dormir juntos. Te amo, ¿si?
Harry vio como la puerta se cerraba y salió de debajo de la cama, topándose con unos ojos grises sorprendidos. Acunó el rostro de la chica entre sus manos y la besó con suavidad.
-Harry...-susurró ella pero él le cortó.
-No. No hables. Estaba acá. Te hace mal. No te lastimes.-volvió a besarla mientras las lágrimas resbalaban por su rostro.- Te amo. ¿Si? Te amo. Y vas a estar bien. Yo te lo prometo.
Jamie se movió a un lado y él se acostó a su lado, rodeándola con ambos brazos. La chica se llevó la mano al pecho y le mostró la cadena.
-Conservala.-pidió él.- Así sé que vas a llevarme con vos siempre.
Jamie lo besó con suavidad y se hundió en su pecho luego. Quería quedarse allí toda la vida, junto a él.
Entonces vio al Harry que la golpeaba, el que no le daba por anticipado la paga, el que jamás la trataba bien y del cual estaba enamorada.
-Te amo.-murmuró y sintió como sus brazos se tensaban.
Abrió los ojos y vio el haz de luz, alguien había entrado en la habitación.
-¿Jamie?-preguntó Geoff y ella volteó, entrelazando sus dedos a los de Harry.- ¿Qué pasa acá?
-Vine a verla. -dijo Harry y su voz tembló con suavidad, cosa que jamás sucedía.
-¿Lo amas?-ella asintió.-¿Y Zayn? -ella se pegó más a Harry con lágrimas en los ojos.-¿Tu hermano sabe esto?-ella volvió a negar.
-Por favor. -suplicó ella.
-Cuidala mucho de sus pesadillas. -dijo Geoff.- Yo no voy a decirlo. Si vos estás bien, si esto te hace feliz, entonces no voy a decirlo.
-Gracias. -dijo Harry.
-Duerman.-dijo el hombre, y acarició la cabeza de su hija.- Yo me ocupo de Liam.
La puerta se cerró y Harry la hizo voltear, frunciendo el ceño.
-¿Qué pasa?¿Por qué tu papá no me sacó de acá? ¿Por qué...?
-No saben qué tengo.-musitó ella y se frotó la garganta.- Dicen que ningún análisis dio bien.
-Vas a estar bien.-dijo Harry y le acarició las mejillas.- Solo... No hables más. No te lastimes. No... No te va a pasar nada.-murmuró y la voz se le quebró.- Yo te prometo que voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que estés bien.- Jamie lo besó con suavidad.- Solo no digas nada, dormí. Hay que dormir hoy que podemos hacerlo. Estamos juntos. Es una locura. Y te amo. Sos mi vida. Te amo muchísimo.
Jamie se acomodó sobre el pecho de él y el chico le besó la cabeza. Sabía que cuando ella hacía eso era porque no se dormiría tan fácil y era momento de que él le contara algo.
-¿Sabes? Cuando tenía doce años, me gustaba una chica de mi salón. La invité al cine y le di un beso. Al día siguiente empapeló la escuela poniendo muchas cosas sobre mi. Dijo que besaba mal, que la había tocado y muchas cosas que eran mentira. Su hermano estaba en el último año y creyó al pie de la letra las mentiras de ella. Terminé en el hospital ese día. Juré nunca más volver a enamorarme ni a dejar que me pusieran una mano encima. Me cambié de escuela y me convertí en un chico malo. Hasta que llegaste. -la miró y ella igual, con una suave sonrisa.- No estoy orgulloso de nada en mi vida, salvo de tenerte conmigo. Lo supe cuando te vi por primera vez y quise alejarte. Pero ya era tarde, te había visto y eso bastaba para que no pudiera dejarte ir. Me hechizaste.
Jamie lo besó con suavidad y volvió a acurrucarse contra él, dispuesta a dormir. Harry rió con suavidad y la presionó contra su cuerpo.
Ambos se durmieron al poco tiempo. Harry se sentía bien al tenerla en brazos y ella llevaba días sin poder dormir la noche entera.
Cuando Liam despertó y entró al cuarto de Jamie, la encontró junto a su padre. Este tenía el termómetro en la mano y sonreía.
-Creo que alguien se está recuperando.-dijo y le besó la mejilla. Miró a Liam y exclamó.- Ya no hay fiebre, mareos ni sueño. Solo le molesta un poco la garganta.
El chico se sentó junto a ella y le besó la frente. Estaba bastante dormido pero ella no lo notó y tomó su falta de interés y palabras como un enojo.
-¿Liam?-susurró. Geoff vio como la sonrisa desaparecía del rostro de ella.
-Solo tiene sueño. -dijo con rapidez su padre y le tomó la mano.- No se enojó.
-¿Creíste que me había enojado?-preguntó él, tras un bostezo. Ella asintió.- No me enojé.-exclamó tirándose a su lado y rodeándola con sus brazos efusivamente.- Te amo mucho, mi vida. Hoy vamos a poder salir juntos. ¿Queres? Si, claro que queres.
-Ya está despierto.-rió Geoff y ella igual, mientras lo rodeaba con brazos y piernas.
-No me enojé.-repitió él más suave.- Nunca me enojaría con vos, princesita.


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