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Lu Han siente las yemas de sus dedos palpitar ante la posibilidad de una pieza maestra. Después de la explosión de emociones y el lanzamiento de confeti interno que viene con heridas, el quiere, necesita poner todos sus sentimientos en un lienzo, para atraerlo en pinceladas y líneas de lápiz, así para que cada persona que lo mirara pudiera sentir la pasión y la calidez del primer amor.

Él no es alguien que hable mucho, pero en su camino al aula murmura ideas para sí mismo y las apunta en una libreta mental. Tan pronto como toma asiento comienza a garabatear en sus brazos, nuevas capas del tinta fresca cubriendo las que están desvaneciéndose debajo, una escritura ilegible combinada con un garabato ocasional. Lu Han no levanta la mirada cuando el profesor entra al salón y no parpadea cuando va a presentar a un nuevo alumno, pero cuando escucha la voz del corredor su cabeza se levanta rápidamente.

—Me llamo Sehun. Espero llevarme bien con todos, así que por favor cuiden de mí.

El profesor dice algo y señala el lugar vacío frente a Lu Han, pero él no está escuchando nada. Su atención ahora está en la curva de los labios de Sehun cuando se fruncen, y la imperceptible curva de su nariz, en sus pequeños ojos que desaparecen debajo de una maraña de cabellos castaños. Sehun camina con confianza, con los hombros en alto como si supiera que alguien está escudriñando cada uno de sus movimientos con un ojo artístico. Los primeros tres botones de su uniforme están sueltos sobre su lisa y pálida piel, y su nuez de Adán sobresale y se mueve ligeramente cuando carraspea.

Cuando Lu Han regresa a la realidad, Sehun está junto de él.

—¿Podrías mover tus cosas? — Parece que es la tercera vez que lo pregunta, por la arruga que se forma entre sus cejas.

Lu Han quita su mochila del lugar de Sehun y se voltea hacia la ventana que esta junto de él, con un rubor que corre hasta su cuello. Uno de sus compañeros de clase le susurra algo a otro. Desde donde se sienta, Lu Han vislumbra al profesor suspirando y frotándose las sienes antes de tomar asistencia. Él tiene el deseo de sacar el dibujo en el que estaba trabajando y agregarle un expresión al corredor, pero no ha captado todos los detalles de su sujeto aún. Él se pregunta si algún día podrá conocer todos los rincones y grietas del cuerpo de Sehun, para capturar su esencia en un retrato bidimensional.

La siguiente hora se la pasa mirando la parte trasera de la cabeza de Sehun. Lu Han se marea viendo la luz del sol jugar con su cabello, convirtiendo las sombras cafés en borgoñas y cobre. En algún punto Sehun mira hacia la ventana y Lu Han cuenta las pecas dispersas como estrellas a través de sus mejillas. Después cambia su mirada hacia el labio inferior del chico, estirando su mano para tocarlo pero deteniéndose antes de revelar su afecto a la clase de tercero.

Las horas que pasan después de eso las gasta intentando reprimir sus sentimientos y calmando a su corazón. En la hora del almuerzo Sehun ya ha hecho amigos y se sienta con un grupo de cuatro chicos. Lu Han se queda en la esquina, masticando un caramelo de regaliz y poniendo los toques finales a su tarea de arte. Esta consciente de que las puntas de sus orejas se han quedado permanentemente rojizas, pero está agradecido por la oportunidad. Esta cerca de quien le gusta y puede estudiar a su sujeto tanto como deseé desde el quinto asiento de la última fila junto a la ventana, protegida por cortinas que frecuentemente golpean su cara cuando el viento sopla. Para Lu Han eso es suficiente. El no necesita hacer saber su amor ciego, todo lo que él necesita es hacer arte.




Lienzos en Blanco 🌹HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora