Capítulo 5

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Me despierta un ruido proveniente del piso de abajo. Miro la hora: las nueve y diez. Me levanto y voy al baño a lavarme la cara. Acto seguido bajo las escaleras y entro en la cocina.
-¡¿Pero qué...?!-exclamo.-Mario, ¿se puede saber qué haces a las 09:15 de la mañana de un domingo empapado de agua?-pregunto a mi hermano, que se encuentra preparándose unas tostadas tan tranquilo.-¿No te valía con lavarte la cara como las personas normales o qué?
-Es una larga historia...-empieza a decir Mario.
-Pues tengo toda la mañana-digo sentándome en una silla de la cocina.-Bueno, en realidad he quedado con Jesús a las 11, pero todavía queda bastante para eso, así que sí, tengo tiempo-digo sonriendo.
-Eres una petarda-me dice mi hermano riendo.

(...)

-¿En serio hizo eso?-pregunta Jesús riendo-Está loco-dice negando con la cabeza.
-¿Me lo dices o me lo cuentas?-digo riendo yo también.
Vamos andando camino a la piscina cubierta. Ambos llevamos una mochila para guardar nuestras cosas, aunque yo ya llevo el bañador puesto. Cuando llegamos, pagamos la entrada y nos adentramos en los vestuarios. Luego guardamos nuestras cosas en una taquilla, y vamos a la piscina.
-¡No, no, no! ¡Jesús para!-río al ver que Jesús corre hacia mí. Intento huir, pero ya es demasiado tarde y Jesús me coge en brazos y se tira al agua. De repente se nos acerca el socorrista enfadado.
-¿No habéis visto ese cartel? Pone que está prohibido tirarse desde el bordillo-dice con el ceño fruncido.
-¿Y desde dónde quiere que entremos si no?-dice Jesús riendo. El socorrista se va, no sin antes echarnos una mirada de reproche.
-¡Tienes suerte de que estemos en un sitio público, que si no ya te habría matado!-digo riendo.
-Me quieres demasiado como para hacer eso-dice creído.
-¿Lo comprobamos?-digo acercándome a él. Pero antes de que pueda hacerle nada, noto sus labios sobre los míos y sonrío inconscientemente.

(...)

-¿Te lo has pasado bien?-me pregunta Jesús.
-Bueno, quitando el que me hayas tirado al agua, que haya venido el socorrista a regañarnos dos veces, y que hayan terminado echándonos de la piscina, sí, genial-digo riendo. Caminamos cogidos de la mano hasta llegar a la calle de Jesús.
-¿Quieres quedarte a comer?-me pregunta. -Claro, voy a llamar a mi madre para avisarle.
Tras hacer la llamada entramos en su casa y saludo a su familia, con la que ya tengo mucha confianza. Nos sentamos todos a la mesa, y comemos tortilla de patata.
-Oye ____, dile a tu madre que se pase a tomar algo por aquí cuando quiera-dice Eva.
-Claro-respondo-pero últimamente está un poco liada con lo de la inmobiliaria, así que no creo que tenga mucho tiempo. Tras terminar de comer, recogemos la mesa y subimos a la habitación de Jesús y Dani.
-¿Me dejáis un cargador para el móvil porfa? Esque me queda muy poca batería-digo.
-Claro, aquí tienes-dice Dani tendiéndomelo.-Puedes enchufarlo ahí-comenta señalando un enchufe que hay en la pared. Me levanto de la cama de Jesús, donde estaba sentada, y pongo a cargar el móvil.
-Vamos a echarnos una foto-dice Jesús cogiendo su móvil. Nos sentamos los tres en la cama de Dani.
Yo salgo sacando la lengua, Jesús sale dándome un beso en la mejilla y Dani sale haciendo el tonto.
-¡Sonreíd!-dice Jesús, preparado para la siguiente foto.
Todos obedecemos, y Jesús saca la foto.
-Pásamelas luego cariño- le digo a Jesús.
-Y a mí- dice Dani.
-No, a tí no-dice Jesús sacándole la lengua.
Dani le lanza un cojín.

Por qué me enamoré de ti{Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora