Capítulo 11

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-Chicos, tenéis que levantaros ya, que si no llegaremos tarde al aeropuerto- dice mi madre apareciendo por la puerta de mi habitación.

Todos murmuramos y nos estiramos. Cuando conseguimos levantarnos, bajamos a desayunar perezosamente.

-¿Qué os pasa chicos? ¿No estáis emocionados por el viaje?

-Estamos cansados- digo mirando mi vaso de Nesquik, a lo que los demás asienten.

-Pues venga, ¡a levantar esos ánimos, que nos vamos a Nueva York!- exclama emocionada mi madre.

Una vez nos hemos espabilado un poco, subimos arriba y hacemos turnos para ir a la ducha. El primero en hacerlo es Dani, mientras los demás nos preparamos la ropa para hoy y recogemos los colchones. Cuando ya nos hemos duchado todos, cogemos nuestras maletas y bajamos al piso de abajo.

-Dejad el equipaje aquí- dice mi madre señalando la entrada, a lo que todos obedecemos.- Subid arriba y comprobad que no os dejáis nada, anda. Mientras, nosotros vamos guardando las maletas en el coche.

(...)

Estamos en el aeropuerto, esperando a que nos llamen para embarcar en el avión.

-Mamá, voy a comprar algo para comer, ¿vale?-digo a lo que mi madre asiente.-Jesús, ¿te vienes?

Él se levanta y coge mi mano para dirigirnos a las máquinas expendedoras que hay al lado del servicio. Una vez nos hemos alejado un poco, Jesús me agarra de la cintura y me da un beso. Mis padres saben que estamos juntos, pero mi novio me conoce de sobra y sabe que me da vergüenza besarme con él delante de mi familia. Una vez hemos comprado unas barritas de chocolate, volvemos donde están los demás, encontrándonos con Dani y Marina haciéndose una foto.

-¡Eh, yo también quiero!- se queja Jesús divertido acercándose a ellos. Tira de mi mano, de la que sigue agarrado, obligándome a sentarme a su lado, para que yo también salga en la foto.

-¡No, no! Que tengo una cara de dormida...-digo tapándome la cara con la mano.

-Anda, anda, no seas tonta. ¡Si tú estás siempre guapísima!-exclama Jesús.

Marina y Dani miran la escena divertidos. Al final termino accediendo y nos hacemos la foto.

(...)

-El vuelo con destino a Nueva York, Estados Unidos, está a punto de despegar. Por favor, embarquen y ocupen sus asientos. Gracias- dice una voz por megafonía.

-Vamos- dice mi padre cogiendo su maleta y levántandose para dirigirse al mostrador de la puerta de embarque. Los demás le seguimos.

-Buenos días- dice sonriente la azafata, estirando la mano para coger las tarjetas de embarque que le está dando mi padre.

Las pasa por un detector que genera una luz verde, dándonos a entender que está todo correcto.

-Aquí tiene- dice entregándoselas otra vez a mi padre.- Que tengan un buen viaje- otra vez esa sonrisa. Vaya, me pregunto cómo harán las azafatas para parecer siempre tan felices. ¿También hay que estudiar para eso?

Tras pasar por al lado del mostrador, nos adentramos en el largo pasillo que nos conduce al avión.

-¡Dani, para de empujarme!- río divertida, repitiendo la acción de mi amigo y estampándole contra el cristal.

-¡Niños, estaos quietos!- bromea mi hermano.

Nosotros nos reímos y proseguimos el camino haciendo tonterías.

Cuando entramos en el avión, otras tres azafatas nos reciben sonrientes.

-Haber, los asientos son: filas 8 y 9 A y B y fila 21 A, B y C.- dice mi madre mirando los billetes.- Sentaos vosotros cuatro en las filas 8 y 9,- dice mirándonos a los gemelos, Marina y a mi- y nosotros tres nos sentamos en la 21.

Por qué me enamoré de ti{Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora