Salí de mi habitación con la nota en mis manos, subí hasta el quinto piso del edificio dhampir, y arrojé la nota por debajo de la puerta de Rose. No tuve la necesidad de avisarle a la princesa Vasilissa, ya que, el señor Dashkov me había confirmado que él se encargaría de avisarles a las chicas, mientras que la guardiana Petrov se encargaría de asignar los refuerzos de guardianes, los cuales nos acompañarían en el viaje.
Estuve el resto de la tarde haciendo mis rondas por todo el campus, hasta que al fin había llegado la noche (día para los humanos). Me encaminé hacia mi habitación y tomé una ducha rápida, al salir, me enrollé una toalla alrededor de la cintura y me dirigí a el armario para buscar mi uniforme de guardián, una vez vestido, me puse un poco de loción, y tomé mi guardapolvo negro, metí mi estaca en uno de los bolsillos, tomé la pistola que guardaba en una cajita dentro del armario y salí directamente hacia el gimnasio.
Me quede esperando unos cuantos minutos sentado en la banca de madera con figuras irregulares que se encontraba afuera del gimnasio, disfrutando del clima frío y el espectacular amanecer a través de aquel majestuoso paisaje que solo Montana podía ofrecer, hasta que alguien apareció frente a mí, parecía ser un espejismo. Toda aquella admiración que había sentido hacia unos momentos, parecía ser nada, una burla en comparación a la que sentía por Roza, estaba sobrehumanamente hermosa, me dejó sin aliento, la escaneé completamente, admirando su belleza... se veía tan sexy con su uniforme de guardián, llevaba puestos unos leggins negros, una camiseta blanca y una chamarra de piel negra en conjunto con unas botas negras. Su cabello iba completamente recogido en un moño tal cual yo se lo había pedido, solté una gran sonrisa al recordar aquella vez en el gimnasio...
FLASBACK
-No quiero cortarme el pelo- explicó. Me sentí perplejo.
-No tienes por qué hacerlo. No es obligatorio-
-Todas las guardianas lo hacen, eso y exhibir sus tatuajes-
Le solté las manos me incliné hacia delante, lentamente estiré la mano para sostener uno de sus rizos y estuve retorciéndolo entorno a mis dedos por unos segundos con gesto pensativo. A ella no pareció molestarle en lo absoluto. Su cabello era tan suave y sedoso, tal cual lo había imaginado. De repente, solté su cabello un tanto sorprendido y avergonzado de lo lejos que había llegado.
-No te lo cortes- repuse broncamente. Ahora que había descubierto mis sentimientos hacia ella, tenía que ser de lo más cauteloso y no dejar que siguiesen creciendo. Y mucho menos podía dejar que ella se enterara.
-Nadie me vera los tatuajes si no lo hago-
Me paré del piso y me encaminé a la puerta, me volví hacia ella y con una sonrisa juguetona expresé:
-Recógelo más arriba-
FIN DEL FLASHBACK
Los dos seguíamos viéndonos completamente a los ojos sin articular palabra alguna. Ese recuerdo era uno de los más hermosos que había compartido con ella, justamente... en ese momento... había notado todos mis sentimientos por ella, recuerdo que después de haber salido del gimnasio me propuse que no dejaría que estos sentimientos crecieran, sin embargo, inútilmente había fallado... simplemente no podía sacarla de mi cabeza y corazón, mientras más me reprendía por esos pensamientos, más crecía mi amor por ella, sé que eso estaba mal, pero..., no podía evitarlo. De pronto, noté que un ligero rubor comenzaba a colorear sus mejillas.
-Y... entonces...- titubeó Roza con una cara angelical, y un poco abochornada.
-Vamos, seguramente ya deben estar esperándonos- me puse de pie y los dos nos dirigimos hacia el parqueadero de la academia.
