Capítulo 11

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Kukai se arrimó a un lado de la calle y apagó el motor de auto. Agarró la mochila de su hermano y pudo ver que aquel animalito aún se movía. Abrió la mochila con cuidado y miró en el interior... Una voz de chica llegó hasta sus oídos:

- Alex, ¿ya llegamos? Estoy muy... - Tomohisa dejó de hablar al ver que quien había abierto la mochila no era su amigo - Por dios...

Kukai no podía creer lo que veía. Era imposible que existiera una persona de ese tamaño y mucho menos probable que se encontrara en aquel lugar. Kukai quiso agarrar a Tomo, quien se encogió de miedo. Pero antes de que pudiera hacer nada, la mochila le fue arrebatada de sus manos, con la dulce chica de 5cm de estatura en ella.

- ¿Qué creés que estas haciendo con mi mochila? - dijo Alex, mirando a su hermano furioso
- Es que... Vi algo que se movía y yo... - ¿qué se podría decir en un momento como ese? - De todas formas... - dijo Kukai, poniéndose serio - ¿qué es eso?
- No es "eso", es "ella" - respondo Alex aún mas enojado - Y no voy a decirte nada, ella ya a pasado por mucho, no permitiré que le pase nada más.

Kukai se lo quedó mirando sorprendido y, sin nada más que decir sobre el tema, volvió a encender el auto y manejó camino al hotel.

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Alex esperaba en el Hall del hotel a que su hermano los registrara. Estaba sumamente preocupado por lo que pasaría a continuación. Tal vez Kukai lo hubiera dejado tranquilo en el auto, pero era imposible que no le valla a hacer preguntas en la habitación del hotel...
Al cabo de unos minutos, Kukai se apareció frente a Alex con unas llaves.

- Toma - le dijo -, ve a la habitación tú sólo. Iré en un rato, tengo algo que hacer.

Y luego de eso, se marchó. Alex no dijo nada, simplemente se fijo que habitación era en la llave y fue a ella. El viaje había sido sorprendentemente largo: había durado de la mañana hasta la tarde, tirando a la noche. No recordaba que el viaje de ida hubiera sido tan largo.
En fin, Alex apretó un botón y el ascensor llegó en cuestión de segundos. El chico subió en él hasta el piso 7 y, cuándo bajo, dobló a su derecha e incrustó la llave en la tercera puerta a su izquierda, la cual tenía el número 405 pintado en su madera.
Entró a la habitación y pudo contemplar lo maravillosa y cara que era. Apenas entrabas tenias el baño, que era muy grande; luego, si seguías caminando, encontrarías dos camas matrimoniales con una mesita de luz de promedio. Frente a las dos camas había un Plasma de 32 pulgadas y justo al lado una heladerita con bebidas. Por último, al fondo de la habitación había unos ventanales que daban a una balcón.
Mirando pero sin tocar, Alex entró en el cuarto. Cerró la puerta nuevamente y se sentó en la cama matrimonial que estaba más al fondo. Hasta aquel momento no había dejado de pensar en Tomo, quien seguramente estaría acurrucada y muy asustada en un rincón de su mochila...

- Oye, Tomo... - dijo Alex en un susurro - Mi hermano ya no esta, puedes estar tranquila...

Mientras decía eso, Alex iba abriendo la mochila. Una vez del todo abierta, la chica salió del bolso directo hacia Alex, abrazándose a su mano como podía. Tomohisa dejó caer varias lágrimas que reflejaban la desesperación y miedo que había sentído. Alex, sin saber muy bien que decir, se limitó a acariciarle la cabellera con dulzura.
Entre los sollozos, Alex pudo escuchar: Estoy muy cansada... ¿Podemos dormir? Él, que también estaba cansado, asintió. Levantó a Tomo en sus manos y abrió la cama. Se metió dentro sin cambiarse y apoyó a Tomo en la otra almohada. Ella se había quedado dormida en sus manos. Alex agarró el control de la televisión y la encendió. Estuvo cambiando de canales constantemente como por una hora hasta que le entró el sueño. Apagó la televisión, cerró los ojos y se dispuso a dormir... Cuando ya se estaba durmiendo, Alex escuchó la voz de su pequeña amiga.

- Alex... ¿Estas despierto?
- Mmmm... ¿Qué pasa? - respondió con lo ojos aún cerrados
- Tengo frío... - Alex abrió un poco los ojos y vio que Tomo se estaba abrazando a sí misma

Alex le tendió una mano y le sonrió, indicándole que se recostara en ella. Tomo se acercó con un poco de vacilación y puso un pie en la suave piel de la mano de su amigo. Luego de que Tomo ya estuviera completamente acostada en su mano, Alex cerró un poco los dedos alrededor de ella para darle más calor. Al cabo de unos minutos, los dos cayeron en los brazos de Morfeo...

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Las cortinas opacas colgadas en el ventanal no estaban bien cerradas, por lo que los rayos del sol entraban con facilidad, bañando la habitación de luz. Aquella luz le daba en la cara a Alex, que se estaba despertando por la misma. Fue abriendo sus ojos celeste cielo lentamente, para poder acostumbrarse.
Tomo aún dormía en su mano, hecha una pelotita. Alex miró a ambos la dos de la habitación y pudo ver a su hermano, Kukai, dormido en la cama a su derecha. Ah, cierto. He venido con él..., pensó Alex. Lo miró con rencor y un tanto de sed de venganza, y aunque pudo suprimir la segunda con facilidad, la primera fue imposible de desaparecer. Si Kukai le daba una buena razón por la cual no había podido ir al funeral de su madre y lo había dejado en un orfanato, tal vez y sólo tal vez, lo perdonaría. Pero eso no significaba que iría a vivir con él ni mucho menos. No sabía si, después de contarle sus razones, podría perdonarlo. Una herida no se cura de un día para el otro...
Alex se levantó, dejando a Tomo sobre su almohada, y buscó en su mochila algo para comer, pero no tenía nada. Su pansa rugió, rogando por comida.

- ¿Tienes hambre? - le preguntó Kukai a su hermano menor desde la cama
- No... - respondió este frío. En ese momento, su pansa rugió fuerte, haciendo que Alex se sonroje
- Jajaja, vamos a comer...

Dicho eso, ambos hermanos se vistieron y calsaron para poder bajar a desayunar.

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Antes de subir nuevamente a la habitación, Alex agarró algunas cosas para darle a Tomohisa, quien seguramente ya se habría despertado. Subió con su hermano al ascensor y apretó el botón que indicaba el siete.

- ¿Quien es esa chica? - preguntó Kukai repentinamente, sobresaltando a Alex
- ... - no había nada que quisiera decir... Más bien que pudiera, los nervios lo estaban matando
- Alexander, contestame - dijo Kukai, diciendo por primera vez en muchos años el nombre completo de su hermano - Esto no es un juego, ¿de donde sacaste a la chica?
- ¿No puedo explicartelo con ella presente? - preguntó Alex en tono suplicante

Después de dudar un poco, Kukai aceptó...

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Holas!!!! Cuanto tiempo, lo siento. Pero no tenía inspiración, pero de la nada, ayer a la noche se vino esta idea a la cabeza y ahora ya tengo el pie para el otro capítulo!!! Yaaaaayyy!!!!
Espero que me hayan hecho caso y hayan buscado mi otra historia. Si es así, ojalá le guste.
Besos!!!
XOXOXOXOXOXO

Del Tamaño de una Hoja (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora