Parte 4

31.1K 467 20
                                    

Volviendo al tema, terminamos de tomar café y el español fue a mi pieza a revisar los cables. Ahí puso una cara media rara y me dijo que los cables habían sido cortados. Le dije 'ah, quizá fue una amiga media loca que tengo' (y eso que los corté casi con los dientes, simulando ser un raton, pa que me dijera "oye tenis ratones" y despues me ayudara a fumigar, pero no resultó". Me arregló los cables mientras yo le metía conversa, pensando al mismo tiempo 'ya po weón, párate, empelótame y hazme cagar' pero nada, el español culiao terminó, le pagué y se fue.
Cuando salió de mi depto me sentí súper mal, súper weona. Qué mas esperaba, después de todo? Si le decía la verdad no iba a sacar nada, o quizá sí, no sé, pero cabía la posibilidad de que me mandara a la mierda... en el fondo, lo más probable es que si me tiraba me mandara a ala mierda igual. El español se veía un tipo correcto, no me imaginaba que se cagara a la polola conmigo.
Decidí olvidarme del asunto. Pico, era la weá.
Seguí mi vida como si nada. Empecé a ir a un taller de comunicación y me hice un pequeño grupo de amigos. Pasaron como 2 semanas, hasta que un día me llamó el español. Me preguntó cómo me iba con los cables, si había estado todo bien, y yo pal pico po weón, no me lo esperaba. Después me preguntó si podíamos salir a tomarnos un café.
Nos juntamos y empezó a hablarme de su vida y bla bla y al final, me había citado por una wea muy idiota. Me dijo que había peleado con su polola, que la weona tenia una personalidad rara, que se enojaba con facilidad y me pidió consejos, que como yo era chilena y era la unica chilena que conocia aparte de su polola, si le podia ayudar y la weá. Igual me dio lata pero me meti por el recto mi cara de culo y le sonreí como la kenita larraín y empecé a darle sabios consejos, mientras para mis adentros pensaba "español chuchesumare, me friendzoneó". Después hicimos calabaza calabaza y me fui pateando la perra al taller de la universidad.
En el taller de comunicación me hice amiga de un tipo, pongámosle Ibizo (porque era de Ibiza), y tenía toda la onda. Me recordaba caleta a Marcio de casado con hijos y era muy bueno pa la talla. Pensé, 'enamorate de este culiao, te tiene ganas, y asi te dejai de webear con el español' y empecé a coquetearle al Ibizo y el me tiraba los palos de vuelta. Estuve así como una semana con el Ibizo puro webeando hasta que el español volvió a llamarme.
Me invitó a salir y yo la tonta weona acepté. Pero, para mi sorpresa, no era para hablarme de su mina. Empezó a hablarme de su infancia y no se qué weás, y fuimos a la disco. Le pregunté entonces si su polola no se enojaba con que saliera a bailar con otras minas y él me dijo que no estaba haciendo nada malo, además estaban distanciados. Bailamos, lo pasamos la zorra, y yo ahi supe que lo amaba. Nunca olviden chicos y chicas, que un gran amor que nunca tuvo un punto final, será un amor para el resto de sus vidas. Y así me pasó, lo amaba, cuáticamente, amaba su ser, su existencia, sus rulos castaño claro, sus ojos risueños, su espalda grande, sus pelos en el pesho, todo, estaba loca, loca por el, loca por la weá que estaba haciendo, loca de ganas de gritarle quién era yo, loca loca loca.
Volví a mi depto con una sonrisa cuática. Si bien mis sueños porno no se habían cumplido (ni un piquito me dio el español), yo sabía que algo le pasaba conmigo. O en volá tenía fijación por las chilenas, quién sabe. Salimos un par de veces más, siempre en buena onda y nunca pasó nada.
Un día una de las minas de mi grupo de comunicación estaba de cumple. Me caía la zorra, de hecho yo la metí en ese grupo, así que decidí regalarle unos aritos de oro. Fui a la joyería donde trabajaba el español, con toda al esperanza de que me hiciera un descuento, y no saben ná. Entré a la tienda con el mejor de los carachos cuando veo a una rucia con el poto caído ahí parada, discutiendo en voz baja con mi español. La Javiera culiá. Retrocedí como los autos de Cars esperando pasar piola pero el español me miró y la culiá se dio vuelta, y ardió troya.
-ASÍ QUE CON ESTA ME ESTAS PONIENDO LOS CUERNOS? QUÉ TE DIJO? QUE COÑO TE INVENTO DE MI? (se juraba española, algo asi como ivan zamorano argentino).
Puse mi mejor cara de Impaktada. El español trató de calmarla pero el dueño de la tienda nos pidió que nos fuéramos a hacer show afuera. Yo no quería show ni afuera ni adentro y salí cascando más rápido que Usain Bolt detrás de un pan.
Llegué a mi depto tensa como la bolocco en sesión de botox. Necesitaba distraerme. Como que en mi mente no cabía la media zorra que había quedado. ¿La weona le habría contado la verdad? Me quedaba claro que la mina era de esas pololas psycho killer, pero, ¿llegaría a contarle todo? ¿se atrevería? ¿o esa era mi misión en esta vida? ¿dispara usted o disparo yo?
Llamé al Ibizo y lo invité a mi depto, con todas las intenciones cochinas de una mente perversa. Pero al final terminamos jugando Zelda en mi wii. Me sirvió salvar a Hyrule para despejar la mente. Al final, había concluido que el español era un cacho. O no, el español no, la polola era un cacho, y yo no quería dramas. Además, pa qué? Si en septiembre terminaba mi postgrado y volvería a chilito... para qué calentarme la cabeza gratuitamente?
Igual al otro día quería puro llamar a Máximo Décimo Meridio. Quería saber qué cagá había quedado. Quería contarle que yo era su Lucila, su princesa Zelda, su mina del latinchat. Ya a esa altura me daba igual que me tomara por loca culiá. Lo había sido, lo merecí en su tiempo. Pero era mi autoestima, y eso era tema del pasado, eso ya no podía dañarme nunca más.
Esa vez lo llamé yo. Le dije que si podíamos juntarnos en el café de siempre y me dijo que sí altiro, no puso ni un pero. Llegué, y esa vez ya no me arreglé como antes. No me puse los dos kilos de base ni el litro de rimel en las pestañas. Es más, no me eché ni desodorante. No me importaba mucho.
-Estás guapa- fue lo primero que me dijo. Pensé que me estaba webeando, pero lo dijo serio. Sin exagerar, con cuea me había peinado. Igual, no dije nada, así que él agregó: -He cortado con Javiera.
La noticia no me hizo muchas cosquillas. Creo que el ánimo no estaba en son de romanticismo, pa mi era como un funeral. Yo había ido a ese lugar a contarlo todo y a que me trataran de psicopáta culiá, y que me mandaran a la chucha, y a, al fin, ponerle punto final al asunto. Lo necesitaba. Si no terminaba con eso ese día, no podría hacerlo nunca.
-Necesito contarte algo, algo súper serio. Y yo sé que te vas a enojar ene, pero no importa. Solo quiero soltarlo y ya.
El español me miró con una cara implacablemente serena. Le dio un sorbo a su café como en la mejor película gringa y me dijo:
-Hace un par de años, cuando Javiera vino a españa, tuve una idea. Buscar su supuesto nombre falso en facebook. ¿Cómo olvidarlo? Un apellido tan raro. Y me saliste tú. Y miré las cosas a las que habías dado like, y tus comentarios, y me di cuenta de que eras tú, pero Javiera ya estaba acá, y yo ya la amaba, así que hice como si jamás hubiera realizado esa búsqueda y me lo callé. Seguí con Javiera y fui feliz, con altos y bajos. Pero vivir sabiendo que había algo malsano de fondo no fue agradable, y poco a poco las cosas se deterioraron. Y ese día que te vi en la joyería, supe que su rostro me era familiar, muy familiar. Llegué a mi piso esa noche y volvi a buscarte en facebook, y supe que eras tú.
(No estoy escribiendo textuaaaal la weá, pero así fue. Yo mientras tanto escuchaba con cara de Impaktada).
-O sea, que ya sabis... todo?
-Cuéntamelo tú.
Y entonces le conté todo, le dije que yo era fea, muy fea, gorda, espinilluda, que me hacían bullying por eso, y para desquitarme con el mundo yo le hacía bullying al resto, pero por internet, y que lo conocí... y todo lo que ustedes ya saben. Me corrían las lágrimas mientras le contaba. Decidí no guardarme nada, le conté que yo rompí los cables de mi pieza, que necesitaba contarlo, que le mentí cuando le dije que era ingeniera comercial (si le decia que era electrica, no podia explicar no saber arreglar cables), que tenía miedo, que era una weá sin sentido, que qué chucha hacíamos los dos ahí, hablando esas cosas... le pedi perdon y entonces lo miré a los ojos y caché que le corría una lágrima por su cara de guagua crecida. Ahí me largué a llorar no más, tenía muchas cosas guardadas en el corazón, y el se paró y me abrazó, y nos abrazamos por minutos que parecieron años...
No les voy a decir "y vivieron felices para siempre" porque no es así. O quizá sí. No sé. ¿Lo amo? Sí. ¿Me ama? No sé. Estamos saliendo, eso es verdad. Como amigos... aunque me regala rosas y me dice que conmigo su vida se ha llenado de colores, y puras weás que estoy segura que le copia a Alex Ubago.
La Javiera se fue de su depto, y él no quiere saber más de ella. Poco a poco hemos unido cabos juntos y la ha pillado en miles de mentiras. Weona perra.
Ahora creo en el karma, y creo en disney xD
Esta es mi historia chiquillos, es cuática, y es real. No ha terminado todavía, quién sabe si más adelante se me ocurre contarles como ha ido todo? Gracias por leerme, me puse mamona. La mando por inbox porque así los admins conocen mi identidá (mentira, pa que esta vez no se demoren dos meses en subirla).

Pepi la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora