Demoníaca

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Este día, todo cambió.

Después de vencer a Dr. Ligth en una batalla, fuimos directo a la torre. Ese día algo andaba raro. Sentía una presencia oscura, indeseada. Trigon...

Lo busqué por todas partes de la ciudad pero no lo encontré. En el mundo, diferentes dimensiones pero nada.

Si no esta en la Tierra, debería estar en Azarath entonces.
O no, Arella...

Yo que me encontraba meditando, o al menos eso ellos creían, volé rápidamente a mi habitación causando un susto para mis compañeros.

Abrí la puerta, la cerré con fuerza y me senté en el suelo. No fallé en decir las palabras que me transportaron directo a Azarath. Cuando llegué note que nadie estaba en la ciudad, solo Arella. Ella se encontraba en el edificio donde conocí a la Diosa la primera vez.

Volé a lo alto, la llamé pero se adentró cada vez más al oscuro edificio.

- ¿Arella, qué está pasando aquí? -

- Raven, ya es muy tarde. Tu padre a llegado.- cuando escuché eso mi corazón se aceleró a velocidad Flash (hiper velocidad).

- No, eso es imposible. Yo soy el portal, él no puede entrar. - me desesperé. No sabía que hacer.

- ¿Raven, qué acaso no lo ves? ¡Abre tus ojos!- me tomo por los hombros y me sacudió. Al hacer eso cerré mis ojos, pero para cuando los abrí me arrepentí.

Azarath estaba lleno en llamas, puede ver a Gomator con su familia, hechos piedra. Hasta pude ver al niño, ya crecido, que salvé hace años atrás. El edificio donde nos encontramos ya no existía. Solo se encontraba puro dolor y decepción.

Se escuchó una risa a lo lejos. Trigon.

Todo esto es mi culpa, no lo detuve. La verdad es que e tenido esa sensación desde ya tres días. Siempre vencí a los villanos para saber si eran ellos, pero en realidad, era él. Trigon. Arella seguía viva pero deseaba estar muerta. Lo sabía solo por ver su cara.

- ¡¿Trigon, qué quieres de mí, por qué no me dejas sola.?!- grité con todas mis fuerzas. Él lo único que hizo fue reírse de mí.

- Raven, lo molestarás.- me tomo por el brazo con miedo de que me hiciera algo.

- No, madre -la empujé obligándola así que me soltara- ya basta de correr. Debo enfrentarlo ahora. Aunque muera en el intento.-

que moriré pero al menos así, mis amigos no saldrán heridos.

- Qué pasa Raven, por qué no abrazas a tu papi... Jajaja- se burlaba de mí, y eso le fascinaba.

- Basta ya Trigon, es hora de que te enfrente.- sale una sonora carcajada de su voz.

- En serio creés que puedes vencerme. Soy tu maestro, tu creador y lo mejor de todo, tu padre. -

- ¡No! Sé que soy mejor de lo que creés que soy.-

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora