Capítulo 47

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Cuando llegamos, Ivan me ayudó a bajar las compras. Por mas que toque claxon, Joseph no salió. Era muy extraño, abrí la puerta de la casa y todo estaba en completo silencio, revise nuestra habitación y nada. ¿Dónde estará?
-Mamá ¿puedo poner esto aqui?-Asentí. Tomé mi móvil y le marqué pero la cobertura no estaba muy bien. Ni siquiera sonaba, solo se escuchaba a lo último un "Pi" Ivan entró a su habitación y después salió con un libro de colorear. Por lo menos me tenía que haber dejado una nota para avisarme que no iba a estar aquí. Mientras que mi hijo coloreaba, yo comencé a guardar todo lo que había comprado. Cuando terminé que vi todo lleno, me sentí satisfecha y preparé un jugó natural de china.
-Aquí tienes tesoro-Ivan lo aceptó y me regaló una sonrisa. Me senté en el sofá y observé lo que pintaba. Era un perro muy grande por cierto. Lo estaba haciendo bien, no se salía de la línea y eso me sorprendió. A su edad los niños se pasaban de más y a lo último el dibujo quedaba pintado algo raro. Ivan lo estaba haciendo muy bien.-Lo haces bien
-¿De verdad mamá?-Tomó de su jugó y después lo levantó -Gracias, esta rico
-No hay de que
-¿Dónde esta papa?-Me preguntó, esa pregunta... Yo también quería saber la respuesta.
-Tiene que estar caminando por los alrededores, ¿te dijo adónde iba?-Ladeo la cabeza, cuando lleguemos a la casa tenía que llevarlo a una barbería. Su cabello estaba muy largo.
-¿Iremos a la fiesta?-La fiesta... Pero es que el no aparecía y tenía que decirle. Que hermoso momento para salir sin avisar Joseph.
-Esperaremos a papa-Vi el reloj que estaba en la cocina y ya iban a ser las 6. Comenzó a llover fuerte, y me apresuré para cerrar las ventanas que Joseph había dejado abiertas. Cayó un trueno y me sobresalte.
-Te has asustado mamá...-Reia Ivan, llevé mi mano al pecho y le sonreí.
-Sii, lo he hecho-Me senté junto a el, y lo abracé.
-No tengas miedo, papa ya regresara-Suspire y bese su cabeza. Eso esperaba.
No entiendo como pudo hacer esto, ¿qué le pesaba dejar una nota? No, decidió salir asi sin decir nada. La lluvia no paraba y ya eran las 7pm. Le marque varias veces pero nunca contestó, es que ni siquiera salían las llamadas. Siempre decía "Pi" y se caía. Ivan estaba acostado en el sofá mirando el techo, me había preguntando varias veces donde estaba su papa y que si iríamos a la fiesta. Irnos a la fiesta para mi estaba siendo la mejor opción en estos momentos. No quería quedarme tanto tiempo aquí sola con mi hijo, pero también no quería que Joseph llegará y no nos encontrará aquí y que se vuelva como loco buscándonos.
-Una nota... El no lo hizo pero no pagaré con la misma moneda-Tome un bolígrafo y un papel, le escribí que estaríamos en una fiesta y en donde sería. También le explique el porque fui a la fiesta, esperó que lo entienda y no se enoje, aunque dudó que lo haga.-Ivan a cambiarnos, iremos a la fiesta
-¿Sin papa?
-Sin papa-El niño se levantó del sofá sonriendo y corrió a su habitacion, yo lo segui.
*****
Conduciendo a una velocidad moderada ya que cuando la carretera esta mojada se hace mucho más peligrosa, Ivan estaba detrás y escuchabamos una canción de "Go Diego Go" que el había decidido poner. Lo había vestido con un jeans negro y una camisa de cuadro azul con blanca, yo en cambio tenía un vestido rojo vino no tan ceñido, con tirantes y tenia una correa fina en la cintura. Me llegaba por encima de la rodilla y me hacia ver una mujer sofisticada. Una mujer sensual pero que se hace respetar. De accesorios tenía un collar de piedras, y el cabello suelto con un maquillaje ligero. Espero no ir tan arreglada.
-Ya hemos llegado-Martinica. Soné el claxon y las puertas comenzaron abrirse, el esposo de esta chiquia tenía dinero. Entre y al frente tenía una casa de dos niveles muy grande, varios vehículos estaban estacionados en cualquier sitio del hermoso jardín que se podía apreciar de esta casa. No había orden por lo visto, tenía una enorme fuente en medio que era de una mujer que de su jarra salía el agua para caer abajo. Me estacioné mejor que todos los demás que estaban parqueados como locos y tomé la mano de mi hijo, que esta fiesta no sea de jovencitos borrachos o drogándose. Ya pasé por esa etapa.
Toqué la puerta para nada, porque detrás de esta se escuchaba una música muy fuerte. Opté por abrir y no me había equivocado, habían muchos jóvenes aquí. Esto no era para mi, cuando me di la vuelta sobre mis talones, me tomaron del brazo.
-¡Hola!-Exclamó la anfitriona Ámbar
-Hola
-Llegas tarde, ven, este lado es de los jóvenes, te llevaré adonde pertenecemos-Oh "Pertenecemos" abrió una puerta grande y entramos a un a salón enorme en donde habían personas adultas, adulta de la tercera edad como quien dice. En este lado se escuchaba una música clásica, dos ancianos jugaban ajedrez, un grupo de mujeres de tercera edad y una chica como de mi edad formaron como una especie de grupo para hablar. En una barra estaba un hombre atendiendo los pedidos que le hacían, me guiño un ojo y aparte la vista. Soy casada tarado, y ni pasa de 20 años. Le gustan las mayores-Todos son muy amables, Lamar, cariño, ¿dónde estas?-Buscó con la mirada supongo que a su esposo, la música cesó y vi como un hombre alto moreno cabello negro como la noche, puso un Jazz. Ámbar se acercó a la figura y lo abrazó por detrás cariñosamente. Que lindos, tomó su mano y lo trajo hacia donde mi.
-Mamá ire a ver como juegan ajedrez-Asenti.
-Si, no te me pierdas de vista, ¿si?-Ivan asintio. Le di un beso en la mejilla y lo deje ir, cuando me levanté ya Ámbar estaba aqui con su marido. Este hombre era extraño, tenía unos ojos café oscuro muy oscuros como su cabello que pensabas que podía ver hasta el fondo de tu alma.
-Este es mi esposo Lamar, Lamar, ella es Alexandra-Nos dimos la mano, y la tenía fría, sudada.
-Mucho gusto-Le sonreí y miré a Ámbar que tenía una sonrisa de muñeca.
-Viniste sola, ¿y tu esposo?-Joseph... ¿Dónde andarás?
-Lo he dejado en la casa, no se siente muy bien-Despues de que se inventaron las mentirás, nadie queda mal. Lamar me examinaba como su fuera un bicho raro, tenía un saco blanco con una camisa negra y un pantalón fino también blanco. No lo negaré, era un hombre muy lindo y fino pero era raro... Raro en el sentido que te ponía los pelos de punta con tan solo mirarlo fijamente.
-Cariño ese es su hijo, el de alla-No volteó a ver a Ivan, sino que se quedo con su mirada puesta en mi. Me moví incómoda, y Ámbar lo notó.-Están de vacaciones aquí
-¿Y le ha gustado hasta entonces?
-Si, todo es muy lindo y tranquilo. Por cierto tienen una hermosa casa-Ambar se le pegó del brazo a su hombre aceptando el cumplido. El se quedó igual de serio.
-¿Gusta algo de tomar?-Preguntó con tu grave voz.
-No gracias, ire a ver también el juego de ajedrez-Que mejor me siento ahora que me alejé de ese hombre, Ivan me sonrió cuando llegue a su lado. El juego casi finalizaba, mire hacia atrás y cruce mirada con ese hombre. Ya Ámbar no estaba a su lado, se tomaba un vino y por encima de la copa me veía. Baje la vista, y tomé la mano de Ivan. Ya no me sentía cómoda en este lugar, y tenía un presentimiento extraño.

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