Capitulo 3

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- ¿Qué? - ¿Accidente? Ladee la cabeza varias veces tratando de no expresar lo inquietada que estaba físicamente. Es que esto no podía ser cierto, entonces si estoy muerta, ¿Qué hago aqui?

- Si, falleció en un accidente... - No no, es que esto no podía ser cierto. Necesito Dios mio que me haga despertar de esta pesadilla. Fui bajando hasta llegar al suelo lentamente sin separar mi espalda de la pared, rodee mis piernas y comencé a llorar escondiendo mi cara entre mis manos - Alexandra

- No me llames así, por favor... - Dije entre sollozos. Tenía que comunicarme con mis padres, si realmente estaba muerta, ¿Cómo ellos estarían? ¿Cómo debían sentirse? Era su única hija, debía hacer algo. El doctor se arrodilló ante mí pero sin tocarme, solo podía sentir su respiración relajada y escuchar mis propios llantos.

- Ese es tu nombre, así te conocemos todos - Limpié mi nariz con el dorso de mi mano y lo miré fijamente con rabia. Si que pensaba que era su esposo, tenía esperanza de que realmente ella estuviera aqui, pero no. Sus ojos color miel brillaban, en su frente varios flecos de su cabello caían sobre su frente y tenía la boca semiabierta con sus labios húmedos.

- Tu esposa Alexandra no esta aquí - Mi respuesta lo desalentó y antes de que pudiera pronunciar otra palabra, me levanté del suelo saliendo del walking. Ya no quería continuar escuchando a nadie.

- Tu eres sí eres mi esposa. Las primeras semanas pueden ser confusas - Decía tras de mi, pensé en lo que me costo avanzar hasta la cama en 10 pasos, el dio solo 4 por sus largas piernas.

- No. Es cierto que las primeras semanas pueden serlo pero recuerdo las cosas muy claras. - No podía dejar que me convenciera de la mentira que estaba viviendo en estos momentos, aunque externamente era otra persona en mi interior gritaba Adriana por todos lados. No tenía hijos, no estaba casada, no tenía una hermana, no tenía una casa. Nada de esto era mio.

- ¿Recuerdas cuando te chocaron? - Intenté recordar pero ladee la cabeza tomando la ruta de respuesta fácil y evasiva. Crucé mis brazos por encima de mis pechos nuevamente al sentir el roce de la tela rozar mis pezones, la habitación estaba muy fría ¡Maldición! ¿Donde podía regular la temperatura de esta casa? No quería mostrarme vulnerable sexualmente delante del doctor ni que malinterpretara las cosas.

Cerré los ojos palpando su perfume, lo sentía tan cerca, al igual que el calor que de repente comencé a sentir. Tenía que romper con esto.

- Quiero... -  Me acerqué más a la cama para romper lo que fuera que se había sentido hacía apenas segundos, cuando estuve lo suficientemente cerca, me voltee. Llevaba unos vaqueros beige corte slim con cinturilla ajustada y un poco holgados en la pierna con dobladillos con una camisa azul enrollada hacia atrás en sus antebrazos - ... ir a mi lápida si de verdad estoy muerta.

Esto estaba de locos.

- Alexa... - Respiro hondo enterrando sus dedos en el cuero cabello con frustración - Ahora mismo no puedo, tengo que regresar a trabajar y de verdad espero que no estés jugando Alexandra si estas ahí.

- Tu esposa vuelvo y te repito que no esta aquí. Es que, ¿No puedes entenderlo? - ¿Qué tan difícil era esto? Más que para mi no tenía comparación, esto era poco para como me sentía realmente aparte de los dolores en mi cuerpo.

- A tu dime, ¿Cómo puedo entender que mi esposa este 6 meses en coma y cuando despierta me dice que se llama Adriana y qué es otra persona? - Formulaba sus preguntas mientras paseaba por la habitación de un extremo a otro para después terminar acercándose a mi - ¿Cómo puedo entender eso? ¿Cómo lo entenderá tu familia? Vamos respóndeme

Silencio de mi parte. Solo me repetía que no se podía comparar porque era algo cierto, se supone que yo, Adriana esta muerta. Quisiera escuchar algo que fuera mas grave que eso.

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