Primera Batalla

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Allyson tragó saliva. ¿Debía estar soñando o era el afecto del alcohol? Imposible, se dijo, recién iba por la segunda copa y no se sentía en lo absoluto mareada. Entonces, debía ser su imaginación que la hacía escuchar voces, sí, eso era. Era más fácil creer en ello que pensar que el mismísimo dios furibundo de aquella mañana estaba a su lado y había escuchado de su boca que era un idiota arrogante y que la fama se le había subido a la cabeza por enojarse por unas estúpidas fotos que realmente a nadie le importaba si se parecía a él o no. Todos esos pensamientos pasaron por su cabeza en un microsegundo, pero a ella le pareció una eternidad. Giro lentamente su mirada para encontrárselo allí, tan bello e imponente que se sintió pequeñísima, como un mosquito molesto que acababa de pronunciar lo impronunciable. “Oh dios”, pensó. “Estoy muerta

-          ¿Y bien? – siguió interrogando curioso, pero sus ojos azules empezaban a adquirir reflejos dorados. ¿Quizá por la rabia?

Rayos, que debía hacer. No lo sabía, se había quedado sin palabras ante la vergüenza. Y sabía que su rostro había adquirido un curiosísimo color tomate. Sin saber exactamente qué hacer, lo primero que se le ocurrió fue extenderle la mano y presentarse.

-          Allyson, encantada – tartamudeó. El esbozo una sonrisa más bien irónica y extendió su mano.

-          Sean, un gusto – tomó su mano y la apretó suavemente, causando furor en la chica. ahora su tono de voz se volvió frio – con que tú eres la nueva adquisición de la agencia. Te encantará estar dentro.

Rayos, de la ironía había pasado a la malicia pura, ¿qué trataba de decir?

-          Es todo muy nuevo para mí. Pero me siento afortunada de haberlo logrado – respondió notando que su humor empezaba a agriarse por la ironía del muchacho.

-          No lo dudo. Richard debe estar más que contento contigo. No aprueba a cualquiera. Y Reynald tampoco – su voz empezaba a adquirir un tono malicioso que no le gustaba nada a Ally.

-          Creo que hice un buen trabajo, modestia aparte – murmuró conteniéndose y notando que su tono de voz empezaba a alzarse – me costó mucho, pero lo logré.

-          Ya lo creo. ¿Y qué hiciste para impresionar al fotógrafo más exigente del país? – levanto una ceja, aparentando estar intrigado – debió ser muy impresionante el despliegue de tu talento – ahora su voz tenía una clara mala intención, estaba sugiriendo que ella había hecho “algo” para ganar el favor de Richard.

-          De hecho, no necesité ningún trucaje – Allyson ya estaba fuera de sí  y no sabía lo que decía – y tampoco necesité armar un escándalo por unas estúpidas fotografías.

La rabia bullía en el interior de sean. Sus ojos habían tomado un tinte oscuro y parecía que iba a explotar en ese momento. Allyson estaba alarmada pero continuó a la defensiva. Es un estúpido, pensó. ¿Quién diablos se cree que es para insinuar que yo hice algo especial para impresionar al fotógrafo?  Mierda contigo Sean, no eras nada de lo que creía. Decepción pura.

-          ¡Qué demonios! – casi gritó exasperado – ¿qué diablos sabes tú de todo eso? ¡No sabes nada!

-          Lo escuche todo sin querer – se excusó ally, aparentando indiferencia mientras sorbía su bebida, cuando en realidad estaba muy asustada – armaste un escándalo por las fotos de Anna. Eso no parece ser muy profesional.

-          No me interesa tu definición de “profesional”. Eres una novata y no sabes ni siquiera donde estás metida – espetó con amargura – no sabes nada.

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