Observandote

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Ally corría furiosa hacia el estacionamiento. Había sido un pésimo día, lamentablemente no podía esconder su vergüenza de ella misma, por más que quisiera. Se sentía observada, expuesta...pero de que habría que avergonzarse? sabía que su profesión implicaba hacer ciertas cosas que no le agradarían del todo, algunos cambios, pero nada excesivo, nada excesivo como que alguien la tocara de esa manera. Y había sido él, precisamente él, de quien no deseaba estar ni un poquito cerca. Sin embargo había sentido como su sangre tomaba el punto de ebullición cuando había sentido las manos de sean rodeando su cuerpo. No había mucho a lo cual resistirse, el hombre estaba como para comérselo. Pero era la arrogancia personificada. Y eso era frustrante y contradictorio para ella. Por momentos parecía bajar la guardia, pero nunca podría saberlo a ciencia cierta.

Algo no andaba bien, él había desaprovechado una oportunidad para intimidarla. Ally se preguntaba por qué no habría intentado hacerlo, esa era el momento perfecto: ella avergonzada y semidesnuda. Él en clara posición de ventaja. Quizá estuviera esperando otra oportunidad para lucirse, en todo caso habría que estar alerta.

Pobre ally, empezaba a ponerse paranoica, pero no era para menos, la conversación con Kate le había confirmado que el deporte favorito de Sean era espantar a las modelos de la agencia. “vaya que tipo tan extraño, cualquier otro estaría intentando seducirlas, este se dedica a asustarlas”, pensó ally. Quizá la fama se le había subido a la cabeza. Quizá era gay y le molestaba tener mujeres a su alrededor. Ally soltó una risita “si, quizá fuera eso”  - por un momento esa idea se fijó en su mente. A ella le parecía que esa hipótesis era la que mejor encajaba, probablemente era un misógino gay. ¿Eso existe? Bueno supongo que para este hombre sí. Quizá haya que verlo en su elemento. Probablemente se siente más cómodo en compañía de los chicos- ally soltó otra risita – ya habrá otra oportunidad para comprobarlo.

Una sonrisa cómplice se dibujó en su rostro. Se sentía asignada a una misión de espionaje importantísima: confirmar las preferencias de Sean. Aunque para ella estaban muy claras, ya tenía la conclusión anticipada sobre el comportamiento pedante de Sean hacia las chicas. Pero seguía sin comprender algo: el hecho que se esforzara por arruinarles el trabajo: y eso que tiene que ver con que sea gay? – Arrugo la frente intentando atar cabos – raro, muy raro. Voy a descubrirlo o dejaré de llamarme Allyson. “ve cambiándote de nombre chica, porque creo que no lo descubrirás”, susurró una vocecita dentro de su mente. Allyson sonrió ampliamente y se dirigió con calma hacia su coche. El malestar de la sesión fotográfica había desaparecido de repente, al final habría más oportunidades y debía estar preparada para hacerlo sin incomodarse. Si, así todo iría mejor y sin complicaciones.

Dirigió la vista hacia el sitio donde se encontraba aparcado su coche. Era una antigüedad decente, regalada por su padre para su cumpleaños de hace algunos años atrás. Lo miró con ternura y sonrió, esperaba cambiarlo pronto. Si todo iba bien en la agencia podría obtener uno completamente nuevo y moderno. Se sintió feliz, ya esperaba que llegara ese día, siempre y cuando participara en campañas importantes y Sean no lograra arruinarle la estancia allí…frunció el ceño. No lo dejaría. Antes se enfrascaría en una batalla campal contra él. Por supuesto que sí.

En el momento se dio cuenta que estaba pensando en Sean más de lo que debería. Tonta ally – se dijo – olvídate de ese idiota. Ya tendrás mucho tiempo para ver su horrible cara. ¿Horrible? No tenía nada de eso. El pobre era demasiado atractivo para su gusto. Para el gusto de cualquiera.

Solo es eso al final, un molde vacío - Allyson hizo una mueca de desagrado -  no hay nada más después de ese rostro. O quizá sí, solo tenía que detenerse a observar.

Apartó estos últimos pensamientos de su mente y abrió la puerta del coche.

Alzó la vista instintivamente al sentir que alguien la miraba. Se topó con los dos luceros azules que eran los ojos de Sean. La miraba serio, pero con un destello de diversión en los ojos. Parecía estar analizando algún espécimen raro en lugar de la chica tan atractiva que lo contemplaba estática en medio del estacionamiento. Se quedaron así por unos segundos que a ella le parecieron años. Ally no pudo sostener la mirada por más tiempo y la desvió hacia otro lado. Se miró las manos nerviosa., murmuró algo para sí y entró en el auto. Sean apartó la vista esbozando su media sonrisa característica y continuo su camino. Ella se quedó descolocada ante ese breve encuentro; se sentía nerviosa, desnuda otra vez; como si con esa mirada quisiera expresar muchísimas más cosas de las que se habían dicho hasta el momento. Pero ¿qué tiene ese hombre? – Refunfuñó para sí – parece furioso en un momento, al otro divertido ¿qué diablos pasa con él? Confundida aún por la intensa mirada que le había dirigido el muchacho, se puso en marcha e intentó una vez más no pensar mucho en ello.

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