Sombras negras

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La respiración lentamente se apagaba. Sentado a su lado un osito de felpa viejo y arañado. Solo los científicos sabían de su existencia. Jamás debía revelarse se posición a los ajenos al conflicto. Pero los descubiertos serian rápidamente eliminados. Un experimento fallido, ese fue su nacimiento. El doctor Robbin Dawton era el encargado de vigilar. Pero solo era un borracho, se dormía constantemente pero sus compañeros no se preocupaban por asunto.

Aquel día se arrepintió de todo, el cristal roto y las pisadas húmedas no pasaron desapercibidas. Hora el sujeto C21 estaba suelto. Su pequeño cuerpo era una maquina catastrófica. El director del proyecto, morís tklonton, estaba furioso. Y mando a los hombres a buscar sin descanso. Aquellos que partieron no volvieron.

Mientras la pequeña niña del doctor Dawton paseaba con su madre, carlota, con 10 años era una niña traviesa, en el parque sus amigas hacían castillos de arena. De pronto vio una sombra entre los árboles. Con su mano extendida la invitaba a seguirla. Carlota se acercó poco a poco, pero su madre la llamo para volver a casa y la sombra desapareció.

El doctor Dawton llego a casa advirtiendo a su mujer y su hija que salieran lo mínimo a la calle, el sujeto C21 estaba suelto. Cuando terminaron de cenar la niña subió a su habitación, jugaba con sus muñecas, la ventana comenzó a abrirse, el viento imitaba silbidos escalofriantes. La sombra había vuelto. Los ojos de carlota se abrieron como platos. Un grito incito a los padres a subir a su habitación.

Pero carlota estaba perfectamente, ella sonreía de manera dulce. Ellos, calmados por fin volvieron al salón.

Todo era lo esperada. En los ojos de carlota se distinguía el mal.



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