— ¿Cómo sabes mi nombre? — Dije volviéndome.
—Está en tu camisa. — Dijo con el típico tono de borracho, encogiéndose de hombros tomando otra vez de su refresco.
Cierto que tonta.
Era incómodo limpiar con él ahí. Me seguía con sus ojos a donde yo fuera y a veces decía cosas en voz baja que yo no entendía.
Cuando terminé de limpiar todo, la cabeza de él estaba apoyada en sus brazos de nuevo. Un suspiro salio de mi con frustración. Esta noche se estaba haciendo realmente larga.
—Oye...— Dije moviendo su brazo. Pero no se movió. Lo moví de nuevo. Pero nada. Debía sacarlo, no podía dejarlo adentro. Tomé las llaves, me puse mi abrigo y me paré frente a él. Puse una mano bajo sus hombros y lo levanté. Era mucho más alto que yo y pesaba muchísimo. Caminé a duras penas hacia la puerta y lo deje en las sillas que estaban afuera, mientras yo cerraba las puertas con llave.
Su cabeza caía sobre uno de sus hombros hacia atrás. Y sus ojos estaban cerrados. Respiraba tranquilamente, al menos eso me daba una señal de que estaba vivo.
Ahora que lo veía bien, era joven, podía tener veinte o veintiuno, tenía los rasgos fuertes y su mandíbula estaba muy bien marcada. Vestía con unos botines negros al igual que su pantalón, traía una camiseta blanca y jacket de cuero negra encima.
Ya quería irme a mi casa y dormir. Pero algo me retenía.
No me importa. No lo conozco se puede quedar ahí dormido hasta mañana. Nada le va a pasar. Dije en mi mente para creérmelo.
Di media vuelta decidida a tomar un taxi para ir a casa... Pero yo no era así. No podía dejarlo ahí, medio muerto, a las tres y media de la madrugada. Y no es que estuviéramos en una parte muy peligrosa de la ciudad. Pero uno nunca sabe. Di media vuelta de nuevo y me senté junto a él. Ni siquiera sabía su nombre.
—Soy una estúpida. ¿Y ahora qué hago?— Dije en refunfuños.
Una idea se me vino a la cabeza. Empecé a buscar su billetera en alguno de sus bolsillos. Hasta que la encontré en la parte trasera de su pantalón.
Cuando finalmente la tuve en mis manos la abrí. Una tarjeta de crédito fue lo primero que saqué de uno de los compartimentos, saque otro de los pedazos de plástico encontrándome con su licencia de conducir. Una foto de él con cara seria se encontraba en la parte superior. Y debajo de ésta estaba su nombre "Noah Wilson" No venía su dirección pero si su fecha de nacimiento. 14 de octubre, 1994. Tenía razón, tiene veintiuno. Se revolvió incómodo en el asiento soltando un suspiro al final.
¿Qué hago, qué hago, qué hago, qué hago?
Una idea brillo en mi cabeza. Si tenía licencia. Debía de tener carro o al menos eso creía. Busqué en sus bolsillos hasta encontrar una llave en el bolsillo de la jacket. ¡Bieeeeeeeeen! Sonreí con suficiencia, yo no tenía licencia todavía, pero sabía manejar. Podía ir a casa dejarlo dormir en el sofá y dejarlo ahí hasta mañana, él se iría por la mañana y asunto resuelto.
Oprimí el botón para quitar los seguros de carro y un modelo muy nuevo de un Jeep negro sonó un poco más abajo en la calle.
Caminé hasta el carro y abrí la puerta, me senté en el sitio del conductor e introduje la llave en la abertura. El motor sonó y ubique el carro frente al bar de modo que la puerta del pasajero quedara frente a Noah. Abrí la puerta del pasajero y caminé hasta su lado preguntándome como lo iba a subir al carro, era un 4x4 lo que significaba que era un poco alto. Él era mucho más grande que yo, más alto y grande. Tomando uno de sus brazos y poniéndolo sobre mis hombros lo empuje con mi peso hacia adelante logrando que se pusiera en pie. Y con pasos lentos logre meterlo al carro de la misma manera. Conduje tranquilamente hasta mi apartamento. Amaba ese carro y sí lo estaba ayudando, mínimo iba a disfrutarlo un poquito.
Dejé el carro en la acera del frente. Abrí la puerta y lo bajé pero tratando de cerrar la puerta, lo cual parecía misión imposible tratando de sostenerlo, Noah cayó al suelo. Un quejido proveniente del piso me dijo que ya estaba despierto, y que le había dolido el golpe, una pequeña risa salió de mi.
—Lo siento. — Dije tratando de levantarlo. Ya consciente fue más fácil levantarlo. Su brazo se deslizó por mi cintura, causando escalofríos. Susurros inentendibles salían por su boca.
—Yo solo estaba jugando. No lo decía en serio, lo siento. — Dijo un poco más claramente. Aunque no entendía a qué se refería.
—Tranquilo. Ya vas a dormir. —Le dije tratando de tranquilizarlo.
Abrí la puerta dejando ver el interior del apartamento, vivía en un apartamento sola, por la universidad y eso. No era muy grande pero me bastaba, tenía una sala con un sofá para dos personas y dos individuales. Una mesa de comedor y seguido una cocina, solo tenía un baño y un cuarto, pero para mí era más que suficiente.
Deje a Noah en el sillón. Traté de acomodarlo lo mejor que pude. Puse bajo su cabeza un almohadón y coloqué sus piernas estiradas, que se salían por un poquito. Se revolvió incómodo diciendo palabras sin sentido. Dio una vuelta para acomodarse y antes de poder detenerlo estaba en el piso.
—Creo que esto no va a funcionar. — Dije para mí misma. Lo levanté del suelo, de nuevo, y me dirigí hacia mi habitación y lo tire, no tan suavemente, en mi cama. Agh, solo yo hago esto. Traigo a mi casa a un completo extraño y lo acuesto en mi cama.
Un sonido de exasperación salió de mi boca. Al menos ya antes había dormido en sillón y no era tan incómodo.
Era solo una noche.
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El calor que hacía era insoportable, como se notaba que el verano ya había llegado. La cobija que había sacado de mi habitación para dormir era demasiado caliente y era mejor verla tirada en el piso. Estire tentativamente mi mano buscando mi celular en la mesa junto al sillón.
Eran las 10:30am. Me levante lentamente. Me asomé en mi habitación y en mi cama, boca abajo se encontraba plácidamente dormido Noah, tenía una cara llena paz y me fue imposible despertarlo.
Cuando se despertara el solo, se podría ir.
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Drunk.
Teen FictionUsualmente es igual siempre, la universidad en las mañanas, tareas por las tardes y trabajo por las noches. Pero un hecho singular en un evento usual, puede dar un giro completo a la rutina. Cuando Brooklyn Jones trata de ayudar a su tío un día, su...