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Era la primera vez que Cry Baby se enamoraba.

Había visto a un chico mayor que ella que, a sus ojos de niña de 9 años, era el más guapo del mundo.
Empezó a hablar con él y, como era de esperar, el chico se aburría con las conversaciones de la niña, lo que era normal debido a la diferencia de edad.
A pesar de ello, Cry Baby no perdía la esperanza, y siguió hasta ser su amiga. Entonces, le pidió salir.
—Sí, claro —dijo el chico—. Será divertido.
Cry Baby no sabía qué quería decir con aquello, pero estaba tan feliz por su respuesta afirmativa, que le daba igual.
Se lo fue a comentar al único amigo que le quedaba entonces, ya que todos la habían dejado de lado por sus constantes lloros, un amigo al que le había puesto el mote de Clown. Este tenía su misma edad pero era mucho más listo y avispado que Cry Baby, sabía y se enteraba de todo.
—Pero, ¿cómo se te ha ocurrido? —dijo su amigo—. Ese chico tiene fama de utilizar a sus novias como de usar y tirar. Cambia más de pareja que de calcetines. Tienes que alejarte de él antes de que te haga daño.
—Me da igual —respondió la niña—. Yo le amo y él también me ama a mí. Algún día nos casaremos.
—Creo que te estás equivocando... Además, ¿no eres muy pequeña para salir con él?
—Clown, esto es como una atracción y yo ya he comprado el tícket, así que no me queda otra que montarme.
—Tú dices que es como una atracción ¿no? Pues, igual que en las atracciones, necesitas una altura mínima para subir. Eres muy pequeña.

Pero, tal como decía su amigo, tan solo dos días después de que empezaran a "salir", Cry Baby observó como "su" chico besaba a otras. ¡Incluso les metía las manos por debajo de la camiseta!
La niña lo pasó muy mal. Era su primer desamor. Era demasiado pequeña para el desamor, no estaba preparada.
Aunque, de todas formas, ¿quién lo está?
Lloraba más de lo habitual. Solo habían durado dos días, ¿por qué le dolía tanto?
Quizás no fuese la ruptura en sí. Quizás estaba triste por ser precisamente Cry Baby.
Era todo tan confuso... Como si la culpa fuera de ella misma, por querer, y no del otro, por fallar.

En cualquier caso, Clown tenía razón: se había montado en una atracción. Un carrusel de caballitos: desde fuera parece genial pero, cuando estás dentro, te mareas y quieres bajar, aunque no puedas.


Cry BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora