Una semana después.
–¡Lui! –Gritaba Abby desde el baño. –¿Dónde has dejado las "Sellas" la última vez?
–En la gaveta izquierda del botiquín. –Dije mientras terminaba de arreglarme el cabello.
Abby dejo de gritar por lo que deduje que había encontrado las toallas. Así es, cada tres días del mes mi hermana es insoportable. Todos los meses. Y ya me esperaba una buena dosis de la alterada, tierna, furioso y amorosa Abby Popper.
Aquel día llevaba unos short de jeans que llegaban a media pierna, un blusón sin mangas blanco que caía hasta mis caderas, y me quedaba un poco anchos y una americana negra de cierre, pero se lo dejaba abierto. Unos converse negros y la tobillera que Abby me había reglado tiempo atrás. Mi cabello estaba recogido en una coleta alta. Tome el bolso que estaba de un lado del tocador caminé hacia el estante lleno de libros que teníamos en la recamara y tome mis libros. Y luego los de Abby dejándolos en el tocador, empaque los míos y tiré el bolso en la cama, por ultimo me coloque las gafas y salí de la habitación. Caminé por el pasillo y observe que en la sala estaba una amiga de mi madre. "¿Tan temprano?" quise decir pero me abstuve.
Baje las escaleras deprisa, mi padre no estaba en la mesa y mi hermano tampoco. Bueno, me figuro a mí, representar a la descendencia. La mirada de la joven mujer se posó en mí no pude evitar soltar una sonrisa nerviosa. Me acerque a mi madre quien me recibió con una grata sonrisa de "Me has salvado la mañana" la mujer desconocida, ocupaba el fabuloso puesto de nada más ni nada menos que la hoy amorosa y repelente: Abby Popper, que no demoraba en hacer presencia.
–¡Luh! –chilló mi madre. –¿Recuerdas a Sally?
Esto no me puede estar pasando a mí. Mire a mi madre, esta vez sin sentimiento alguno. Ella parpadeo y lo único que pude hacer fue mirara a la mujer que estaba enfrente de mí.
– ¡Ah! Recuerdo que cuando te vio eras solo un bebé. –Sí claro, ahora arreglaras Kate. La mujer soltó una delicada carcajada y me miro.
–Sí, eras un hermoso bebé.
"Desde luego, ¿No dirás que me tengo un gran parecido con Kate?".
–Eres igual que tu padre. –¿Te has jodido la cabeza? –Esos labios. –Un brillo recorrió sus ojos y su mirada se volvió pasiva, como si estuviera recordado algo.
En ese momento entro Margarita con un azafate en la mano, al verme sonrió. Le devolví la sonrisa haciendo caso omiso a los temas de conversación de Sally y mi madre.
Margarita, coloco los platos de comida en cada puesto y como perros que tienen hambre fueron bajando uno a uno los Popper que faltaban. El primero fue mi padre, quien a ver a Sally, se sorprendió y su gesto fue un disgusto. Mientras mi madre era toda sonrisa. Luego Abby, quien al ver a la susodicha en su puesto, se encrespo tanto que quiso pararla pero no dijo absolutamente nada. Pasó de un lado, y se sentó junto a mí.
–¿Qué haces por estos lugares? Yo te hacía en París, China, Japón. –Los ojos de mi padre, no mostraban emoción alguna como lo hacía creer sus palabras.
Sally ignoró aquel comentario, que de hecho muy mala educación y miro a mi hermana hasta sentarse. –¿Abby? ¿La famosa Abby Popper?
Mi hermana miro a mi padre y luego a Sally. Lanzo un suspiro y su mejor sonrisa salió a la luz. Mi madre intervino he hizo el comentario casual de lo orgullosa que estaba de tener unas hijas como nosotras, y a Nass. Que venía bajando las escaleras. Al ver aquella mujer, su rostro se escandalizo y se detuvo.
–Buenos días. –Pronunció y se sentó en su respectivo puesto.
–Es que han sido rápidos. –Sus ojos pasearon por los rostros de mis padres los cuales se tornaban un poco carmesí en sus mejillas. –Los felicito. Tienen unos hijos hermosos.
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Algún día...
Teen FictionElla, fuente del destino. Él, minúscula parte del mundo escondida tras el polvo. Ellos, La mejor alquimia que pudo salir de la nada. Un nuevo Big Ban. Un nuevo grito. Una nueva mona-lisa. Un nuevo Beethoven. Una obra de arte, esculpida en p...