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Miguel observaba el lugar desde su posición no decía nada, no quería perder ningún detalle de lo que aquel hombre indicaba, sus ojos se movían de un lado a otro sin perder el hilo.

-Y por aquí queridos y nuevos integrantes, se ubica la biblioteca.- el hombre señaló el salón.- Recuerden; no hablar tan alto la señorita Morgan realmente es una obsesionada con el silencio.-Miguel sonrió. No sería una gran problema.- Seguimos.

Rubén abrió la puerta de entrada del instituto, todas las miradas se posaron en él, como siempre el castaño lindo ojiverde ignoró a todas esas chicas de primero que estaban completamente locas por él. Su sonrisa deslumbrante apareció al ver a sus dos mejores amigos Samuel y Luzu, ambos corrieron hacia él y rodearon al castaño.

-¡Amigo!- exclamó Samuel apartándose de él-Creí que no te vería jamás.-Rubén sonrió.

-¿Quiénes son esos?.- preguntó, cuando su mirada se perdió en el montón de chicos que seguían al decano.

-Los nuevos ingresados.- explicó Luzu.-Nada de qué preocuparnos.-

Miguel llegó a su salón de clase, éste estaba aún vacío pero no importó, tomó asiento en el penúltimo puesto impaciente.

-Yo no creo que sea buena idea sentarse allí.- una voz recién llegada hizo fruncir el ceño del moreno.

-¿Disculpa?.-

-Es el puesto de Rubén, no te gustará verlo enojado.

-¿Rubén?. Claramente no veo su nombre en este asiento así que.-Miguel encogió sus hombros restándole importancia.

-Bien.- la chica suspiró.-Yo sólo te advertí, por cierto soy Lana.-

-Miguel.-

El timbre sonó y con eso el aula comenzó a llenarse de personas desconocidas ante él.

Una figura masculina se posó frente a él, sus brazos estaban cruzados y sus ojos muy abiertos, tras él, dos chicos permanecían de la misma posición, Miguel bufó.

-¿Necesitas algo?.- dijo con simpleza hacia el castaño.

-Sí, mi asiento, levante. ¡ Ahora!.-

Lana miraba la escena desde su asiento algo temida.

-Okey. ¿Me podrías indicar dónde está tu nombre en él?.- Rubén descruzó sus manos y apretó sus puños.

-Mira niño...-

-No, no, no. Mira tú, de este puesto no me voy a levantar. ¿Te quedo claro?.-Miguel fulminó con la mirada a Rubén.

-Bien clases, tomen asiento.- dijo la profesora al llegar.

Rubén respiró hondo.- tenemos una cuenta pendiente.-Musitó hacia Miguel. Este sonrió con malicia alzando una ceja.

-Sí, como sea, ahora retírate no veo nada.-

El castaño abrió sus ojos como platos preguntándose; ¿Qué se creería ese chico nuevo? Para hablarle así.

Enojado se sentó atrás de Miguel observando cada movimiento del chico nuevo.

Luzu y Samuel se sentaron a ambos lados ya que Miguel les había robado su puesto.

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El timbre para el recreo sonó, Miguel se levantó y salió del aula dejando a un Rubén sin quitarle los ojos de encima.

-Maldito niño ¿qué se cree para venir a hablarme así?.- escupió al notarlo salir.-Se las va a ver. –Luzu y Samuel rieron por la actitud de su amigo.- ¿Y ustedes? No le veo nada gracioso.

-Em, sí. Un niño estúpido te ha quitado tu asiento y no has hecho nada.-Rubén los observó.

-Tienen razón, pero ya va a ver que con Rubén Doblas nadie se mete.- Sin más salió en busca del pelinegro dejando a Luzu y a Samuel riendo a carcajadas.

Miguel hacía la fila para el almuerzo, en sus manos tenía su bandeja esperando a que la fila avanzara.

-Hola, fue grandioso como le hablaste a Rubén.-La misma voz vecina hizo a Miguel girar.

-No es nada, Rubén es un tonto que cree que con su actitud de ''Chico malo''. Debería todo el mundo asustarse al verlo.-Los ojos de Lana se fijaron tras Miguel donde permanecía Rubén observando con odio a Miguel.-¿Está de tras de mí, no es así?.-Lana asintió, este se giró enfrentándolo.

- Pero ¿Qué demonios te crees para hablar así a mis espaldas?.-Rubén comenzó a acerarse peligrosamente a Miguel.- Nadie al parecer te ha dado una paliza como te lo mereces, maldito mocoso.-Apretó sus puños.

-Pero...No he dicho nada más que la verdad.-Las manos de Rubén se aproximaron hacia el cuello de la camisa de Miguel a trayéndolo a él.

Todas las miradas se posaron en ellos

.-Sigues hablando y te romperé toda tu maldita cara.- lo estrujó.

-Uuh, pero que miedo.- retó Miguel a Rubén.

Sin más, el castaño molesto de la actitud pesada del moreno plantó su puño en el ojo izquierdo de este.

-¡Joven Doblas, a mi oficina!...¡AHORA!.-




Seria lindo que me regalaras un voto y un lindo comentario sobre que te ha parecido este capítulo.




Miguel; El chico nuevo ↬ Rubelangel (Pronto corregida y culminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora