Capítulo 14.

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15 de abril.

El pelirrojo llevaba unos jeans decolorados, de diseñador, que abrazaban su trasero y resaltaban grácilmente los muslos de chica que tenía; como siempre, vestía uno de sus tantos suéteres, aunque éste era negro y bastante ligero. Nathan sí que sabía de moda, sus combinaciones eran sencillas pero muy elegantes, y resaltaban sus más destacables rasgos: el cabello rojo brillante y los ojos color zafiro. Se le formó un hoyuelo en la mejilla cuando me sonrió a modo de saludo, era un chico muy alegre y agradable; colocó dos montones de carpetas marrones sobre el escritorio de Samuel y me miró, expectante. Suspiré, rastrillando mi cabello con los dedos, deseando que el día se acabara de una vez por todas para volver a casa, cenar y hacer algo romántico con Fer; quizá viéramos una película romántica y luego de una cena ligera nos quedáramos un rato en el jacuzzi, contándonos como fue nuestro día mientras compartimos champán.

-Nate, explícame esto porque no tengo ni idea y sinceramente no estoy de humor para adivinanzas -dije, observando como su sonrisa mermaba pero no desaparecía, y su ceño se arrugaba.

-Las solicitudes de aquellos aspirantes para becario aquí en Millerstone&Company Publishing. Se suponía que esperaría el regreso del señor Millerstone para que tomara la decisión, pero prometimos que publicaríamos a los elegidos a mitad de abril, y la gente está comenzando a mosquearse. Estamos sobre la fecha, así que necesita hacerse ahora. -Soltó él, acercándose a la mesa con un profesionalismo increíble para su edad, y señalando los montones alternativamente. -Las carpetas marrones son aquellos que Rose y yo hemos evaluado previamente y no nos parecen adecuados, y las carpetas beige los que pensamos serían los mejores candidatos.

- ¿Qué se supone que haga con todo esto?

Nate bufó, y varios rizos naranjas le cayeron sobre la frente, haciéndolo ver adorable.

-Leerlos. Luego elegir los cuatro mejores, y después dos de ellos, quienes vendrían a ser los ganadores del.trabajo. Esperaré por tu decisión afuera, si tienes alguna duda me llamas. -Sonrió una vez más, agitando sus rizos salvajes al salir.

Suspiré, abriendo la primera carpeta color marrón, en donde salía una solicitud de un joven chico que no había dejado la adolescencia atrás del todo aún; según el papeleo, se había graduado en el 2016 apenas, con buenas notas pero no excelentes. La segunda carpeta era un caso totalmente contrario al anterior, una mujer graduada varias décadas atrás, con notas muy buenas pero malas referencias de las empresas en las que había trabajado.

Efectivamente, Rose y Nathan habían hecho un buen trabajo identificando a los mejores candidatos, ya que todas y cada una de las carpetas color beige contenían currículums asombrosos: notas excelentes, universidades prestigiosas a nivel nacional e internacional, graduados con honores, pero ninguno me terminaba de convencer. Aunque sí había una chica, española pero residenciada en Manchester desde hacía algunos años, que me había llamado bastante la atención; notas muy buenas, mejor promedio de su universidad y estudiada en la universidad más prestigiosa del norte de Madrid, hablaba español (su lengua natal) e inglés (su lengua paterna) con fluidez. Estaba seguro de que Sam estaría contento, ya que le encantaban las personas que sabían varios idiomas, pero luego no encontraba un segundo candidato que me encantara del todo; me parecía que debería elegir alguno del montón "bueno", pero la empresa era mundialmente reconocida por su versatilidad,. tolerancia y comprensión, y habían una gran variedad de genios incomprendidos allí fuera. Quizá fuera mi trabajo encontrarlos y darles una oportunidad de hacerse valer.

Con esto en mente, tiré al piso las carpetas beige, (salvando la de aquella chica), y comencé a buscar a mi genio incomprendido entre el mediocre montón de los marginados en que seguramente había sido injustamente calificado.


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