Capítulo 1.

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INVIERNO.

02 de enero.

Era un lunes como cualquier otro. Yo no era de esas personas ridículas a las que los lunes les parecían días del demonio o algo así; para mí todos los días de la semana eran iguales. Despertaba entre finas sábanas, desayunaba deliciosos platos preparados por mi chef personal y hacía cuarenta minutos de ejercicio en mi gimnasio privado despertar. Después de una revitalizante ducha de agua fría me metía en un costoso traje hecho a la medida y partía hacia la oficina. Almorzaba exquisiteces, volvía al trabajo y de nuevo a hacer ejercicio tras una cena ligera y balanceada. Me daba igual que día fuera, todos y cada uno de ellos hacía las mismas cosas; podría decirse que esa era mi rutina. Sin embargo, algunos sábados al salir de la oficina, e incluso algunos viernes, me pasaba por el club al que solía salir con mis amigos; bebía, reía, bailaba y follaba. Me comportaba como un hombre normal de veintiséis años, por tres horas, luego volvía en mis cabales.

Me encontraba chequeando un par de documentos sobre las jugosas ganancias que había dejado una de las novelas más recientes, el libro de mi cliente se encontraba entre los mejores dramas policiales según el New York Times, de hecho, en el puesto número uno de los best-sellers. Más de un billón de copias vendidas tan sólo en el continente norteamericano, lo que era, en otras palabras, Canadá y Estados Unidos; pero ya había negociado con el agente de Jessie y habíamos acordado comenzar la distribución en Gran Bretaña dentro de nada, lo cuál me daría un margen de ganancia de casi el doble que el de las copias vendidas en América.

"Estoy orgulloso de mi trabajo." Pensé con sorna, riendo para mis adentros mientras sorbía mi té de menta poco a poco, estaba delicioso.

Como siempre, no podría importarme menos, la mujer de ojos rasgados en las esquinas peleaba frente a mí, y yo tan sólo me dedicaba a ignorarla, esperando a que terminara de exigir para hablar. Imaginaba la expresión facial de mi madre al ver el nuevo yate de lujo que nombraría en su honor; por quinta vez consecutiva. Ya podía verlo flotando majestuosamente sobre el maravilloso océano pacífico, el Allison V. Ni siquiera tenía un gusto específico por los barcos,  o los aviones o los coches de colección, las cosas materiales eran sólo eso: cosas, y aunque venían arraigadas a mi vida de dinero y lujos, no dejaban de serlo.

Jessie estaba soñando que conseguiría el setenta por ciento, ni en sueños se lo iba a dejar. Le lancé una mirada impasible que la acalló por unos momentos, lo suficiente para darme tiempo de hablar a mí.

—Cuarenta y dos por ciento más el veinticinco de las ediciones de lujo —solté, cruzando mis manos sobre el escritorio, sin dejar de mirarla directamente a los ojos oscuros, como el carbón.

El contacto visual era indispensable en una negociación seria, lo empleaba siempre que una persona se hacía la dura conmigo, justo como lo estaba haciendo la morena ahora. Puras patrañas, eso es lo que era. Ella alzó una ceja, pensándoselo de seguro, era un muy buen trato. Aún así me miró desafiante, replicando.

—El cincuenta por ciento de ambas.

Reí para mis adentros, ni en un millón de años iba a obtenerlo.

—El cincuenta por ciento y el quince de las ediciones de lujo, eso o nada. Piénsatelo, Jessie, es mi última oferta, y la mejor que te daré, de lo contrario, que tu abogado concrete una cita con el mío.

Mientras ella se debatía en sus adentros, volví a centrar mi atención en los papeles que tenía en las manos, tenía ya preparadas varias opciones así que cogí la correcta y se la tendí.

—Tienes cuatro días, abajo están algunos de mis consejeros personales, siéntete libre de formular las preguntas que quieras; ellos aclararán tus dudas si así lo requieres.

Meant to be truly love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora