¿Me prestas tu vientre?|Larry|

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Harry

Iba caminando apurado hacia las canchas de fútbol, Samantha habí­a llegado desde hace 10 minutos y ella odia esperar. Al llegar a las gradas busqué entre todas las personas a Sam, la encontré platicando con el capitán del equipo, Louis Tomlinson. Fue un poco raro pero no le di importancia, al llegar me senté a un lado de mi peliroja amiga y saludé a Louis.

—Yo...uhm...bueno, Sam...¿crees que el miércoles podamos ir al cine?—Louis habló nervioso y rascando su nuca.

Mis ojos se abrieron lo más que les fue posible y sentí­ un dolor en el estómago que viajó rápidamente hacia todo mi cuerpo.
Samantha me miró con una sonrisa y después miró a Louis.

—Claro que sí­, Louis.

Louis me gustaba desde hace 6 meses, el problema no fue que la haya invitado a salir sino que Samantha sabía lo que yo sentía.

Al terminar las pruebas y que las de enfermedades dieran negativo, fue el turno de Louis.

—Amor, si quieres yo podría ayudarte...ya sabes...con Louisito—hice una cara de repulsión ante la propuesta y el apodo que le dio al pene de Louis.

El dí­a que Samantha aceptó esa cita empezó mi infierno, dos meses después de eso ellos fueron novios. Ella se "excusó" diciendo que "el amor llega sin darte cuenta, no escogemos a quién amar". Fue realmente estúpido, ni siquiera sé por qué seguí hablando con ella. Nuestra amistad se deterioro, sí mantuvimos contacto pero nunca como antes. Cuando me pidió que le prestara el vientre...usó chantaje y yo lo supe.

Louis se habí­a ido de la habitación y Samantha se limpió las lágrimas. Caminó hasta el sofá donde yo estaba sentado y me tomó las manos de una manera brusca.

—Mira, Harry. No sé por qué no quieres aceptar. Se supone que tú "amabas" a Louis—dijo sarcástica—por ese amor que tuviste, acepta. Tener un hijo es el mayor sueño de Louis. Si no pudiste hacer algo para que te prefiriera a ti, pues al menos trata de hacerlo feliz.

De mis ojos empezaron a salir lágrimas, yo amaba a Louis, aunque hayan pasado seis años de que empezara a salir con Samantha, mi corazón siempre le pertenecerá a él.

—Y-yo...acepto

—Perfecto—Samantha aplaudía y se formó una gran sonrisa en su rostro—¡pero!...una cosa es segura. Si la fecundación es efectiva tú saldrás de nuestras vidas, no quiero que mi hijo piense que no estuvo en mi vientre.