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Louis

Samantha no paraba de hablar de Sara, no es que me moleste escuchar a mi esposa hablar sino que me molesta escucharla hablar de Sara. Esa mujer es un dolor de cabeza, siempre que viene se me insinúa. Una vez trató de besarme, no sé por qué Samantha sigue siendo su amiga.

—¡Louis!—el grito de Samantha y su golpe en mi frente hacen que deje de pensar—¿Por qué no me escuchas?—mi mano vuela a mi frente y miro a mi esposa con el celo fruncido.

—No tenias porque hacer eso, es grosero e infantil.

—Tú señor seriedad—ella bufa y camina hasta mi, se sienta en mi regazo y pasa sus brazos por mis hombros mientras sonríe—¿por qué odias tanto a Sara, bebé?—hace un lindo puchero, el cual beso, mientras mis manos se dirigen a su cadera—ella es mi mejor amiga, amor. Me apoya en todo, con lo de los bebés...—la interrumpo

—Samantha, si te hubiera apoyado no te hubiera dicho que no cuando le dijiste que si prestaba su vientre, el que si es tu amigo es Harry.

—¡Ella es modelo, amor, tiene que cuidarse!, y Harry...bueno, solo lo hice porque me gustan sus ojos. Además si tú supieras lo que me hizo en la preparatoria—la vista de Samantha se queda en mi boca pero ella ya no dice nada.

—Él era tu mejor amigo, recuerdo que todo lo hacían juntos, ¿qué pasó?—ellos siempre eran muy pegados, parecía que tenían un imán entre ellos, donde estaba Samantha aparecía Harry y viceversa.

—Algún día te contaré, Lou—ella nunca me había dicho así y se escucha tan diferente...en Harry se oye tan...no debo de pensar así.

El timbre hace que Samantha suelte un grito y salga de mi regazo. Corre hacia afuera y escucho como baja las escaleras, después abre la puerta y empieza a gritar junto a...Sara. Me levanto resignado y camino a la puerta, veo que tres cuerpos están viendo por las escaleras, las amigas de Harry y él quien parece que se da cuenta de mi mirada porque voltea y me da una pequeña sonrisa tímida, lo he tratado mal y él no tiene la culpa de lo que mi mente piense, él solo nos está ayudando a mi y a Samantha. Le devuelvo la sonrisa y caminó hacia ellos. Ahora los otros dos pares de ojos me miran. Hay una chica nueva, sus ojos son verdes pero no se parecen a los de Harry.

—Hola, Louis—la voz de Ana es cortante y me confunde un poco pues con la única que es así es con Samantha.

—¿Este es el tal Louis?—la otra chica tiene una voz ronca, Ana asiente y hace una mueca muy graciosa con sus labios—tienes un aura muy agradable Louis, no sé porque no te das cuenta—ella y Ana caminan de regreso al cuarto y solo quedamos Harry y yo.

—Bueno...¿cómo va el bebé?—pregunto demasiado incómodo. Es estúpido que trate de evitar a Harry pues el lleva a mi hijo en su vientre.

—Bien, aún no tengo vómitos ni mareos, aunque si he tenido antojos—y suelta una risita tímida

—¿Y por qué no me lo habías dicho?, mi sueño siempre fue cumplir los antojos de Samantha cuando ella estuviera embarazada—él baja la mirada y me doy cuenta de lo que dije—cuando los tengas dímelo ¿si?, no quiero que mi bebé salga con cara de comida—camino hasta el y pongo mis manos en su vientre pero las quito de inmediato—¿puedo, Harry?—el se sonroja y asiente.

Me pongo en mis rodillas y levanto un poco su playera, su estomago aun es plano.

—Hola, bebé. Soy papá—se siente tan irreal, es una sensación hermosa. Aunque mi hijo no me escuche siento que lo hace—me alegra que no le des tantos problemas a Harry, amor. Eso significa que seras un buen niño...o niña, y que dejaras dormir en la noche—Harry suelta una risita y lo miro, sus ojos están aguados y me pierdo un momento en ellos, le sonrío y sigue hablando con mi hijo—si eres niño te enseñaré a jugar fútbol, te llevaré al parque y le ganaremos a todos los demás niños. Si eres nena serás mi mariposa, el princesa está muy usado—Harry vuelve a soltar una risa y yo también—ya quiero que nazcas, no sabes cuanto deseo tenerte conmigo, contarte cuentos, malcriarte, llevarte a comer helado o al parque, a donde tu quieras, mi vida—no sé por qué pero por mi mente pasa una imagen mía y de Harry con el bebé, niego con la cabeza y doy un pequeño beso arriba del ombligo, siento que Harry detiene su respiración pero a los segundos vuelve a ser normal—te amo, bebé.

¿Me prestas tu vientre?|Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora